Biografía de Francisco Franco (4º parte)

La Guerra Civil Española (II)

Por Eduardo Palomar Baró. 04/05/2006.

 

Mola muere en plena ofensiva del Norte

El 3 de junio de 1937, el general Mola fallece cuando se dirigía en avión de Vitoria a Valladolid, al chocar a causa de la niebla, contra un cerro en las proximidades de Alcocero. La noticia conmueve a toda España y se convierte en titular de primera página en la Prensa mundial. Mola, organizador del Movimiento del 18 de julio, rodeado de una aureola extraordinaria, muere en plena ofensiva. Franco asume personalmente el mando del Ejército del Norte y nombra a su colaborador el general Dávila como sustituto de Mola. No hay interrupción en las operaciones.

El 8 de junio, las tropas de Franco conquistan el Sollube y cuatro días más tarde asaltan el cinturón de Hierro que defiende Bilbao, a la altura de Gastelumendi, a cargo del batallón Argel. Por la brecha abierta, penetran de 12 a 16 batallones que hacen saltar en pedazos la línea fortificada. Es de señalar que el ingeniero autor de estas defensas, Alejandro Goicoechea Omar, se pasó poco antes a las filas de Franco y en la posguerra construyó, con gran éxito, el tren Talgo (Tren articulado ligero Goicoechea Oriol). La resistencia es fuerte, pero va desmoronándose. El 15 de junio, es conquistada Peña Lemona y el 18 las tropas de Franco entran en Bilbao. Dos semanas más tarde es ocupada toda Vizcaya. Sin tregua, el 15 de agosto comienza la ofensiva sobre Santander, que es liberada el 26 de agosto, después de 11 días de avance, y el 1º de septiembre, desde el este y el sur, se inicia la última etapa de la campaña del Norte, Asturias, donde terminan las operaciones a gran escala el 21 de octubre con la conquista de Gijón. Ese día, el parte de guerra de Franco anuncia: “El frente Norte de España ha desaparecido”.

La campaña tiene una importancia extraordinaria, por cuanto supone la eliminación de efectivos militares que se calculan en más de 50.000 hombres y, sobre todo, la conquista de la zona industrial más importante de España, lo que será decisivo para el desenlace de la guerra.

 

Reacciones republicanas

El 6 de julio de 1937, el ejército republicano inicia la ofensiva de Brunete en este frente, sectores de Navalagamella y Villanueva del Pardillo. A los pocos días conquistan Brunete y amenazan Quijorna y Villanueva de la Cañada. El avance apunta a Navalcarnero, en plena retaguardia de los nacionales. Pero la reacción de Franco no se hace esperar. Varela asume el mando con las columnas de Asensio, Barrón y Sáenz de Buruaga, más las Brigadas Navarras de Alonso Vega y Juan Bautista Sánchez, que han sido retiradas del frente Norte. El día 18, la situación se ha estabilizado; comienza el contraataque y el 26 es recuperado Brunete. En los primeros días de agosto, la ofensiva republicana puede considerarse totalmente rechazada. El ejército republicano ha quedado deshecho. Varela propone entonces continuar la contraofensiva y liberar toda la bolsa del noroeste de Madrid, que tiene por centro El Escorial, pero Franco no vacila: hay que volver al Norte, para liquidar este frente antes de la llegada del invierno. Y la ofensiva de Santander continúa.

La otra reacción republicana se produce en el frente aragonés de Belchite, el 24 de agosto de 1937, dos días antes de caer Santander. Todo el ejército republicano del este se lanza al ataque con el objetivo de ocupar Zaragoza, en poder de los nacionales desde el comienzo de la contienda. La resistencia de Zuera, Quinto y Belchite, permiten la reacción del mando nacional. La ofensiva termina el 11 de octubre, sin haber logrado el bando rojo el objetivo señalado ni siquiera el retraso de las operaciones en el Norte. El fracaso de la ofensiva suscitó una irritada controversia entre Indalecio Prieto y el general Pozas. Belchite y las restantes aldeas habían sido defendidas por los carlistas y falangistas con gran arrojo. Se emplearon por parte del Ejército Nacional los cazas Fiat dirigidos por Joaquín García Morato, el as de la aviación. El comunista Enrique Líster utilizó los nuevos tanques rusos TB-5.

 

Verano 1937: la Iglesia apoya al Bando Nacional

El 1º de julio de 1937, el Episcopado español, exceptuando el arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal y Barraquer y el obispo de Vitoria, Mateo Múgica, dieron a la publicidad una Carta Pastoral conjunta dirigida a los obispos de todo el mundo, en el que calificaban de “Cruzada”, el conflicto armado que se ventilaba en España, denunciando la situación existente en el país al producirse el Movimiento y apoyaban abiertamente al Bando Nacional, al mismo tiempo que reprobaban la postura de un sector del clero vasco, por no haber escuchado “la voz de la Iglesia”. Puntualizaban también que serían los primeros en lamentar que la irresponsable autocracia del Parlamento pudiera ser reemplazada por la más terrible de las dictaduras: la comunista.

 

El documento tuvo gran efecto. El 28 de agosto, la Santa Sede reconoció a las ‘autoridades de Burgos’ como Gobierno oficial español, con el envío de un representante diplomático.

 

La batalla de Teruel

Es el 7 de enero de 1938, Teruel cae en manos del ejército republicano. La noche anterior, Franco daba una recepción en honor del cuerpo diplomático en la capital burgalesa –había sido reconocido por varias naciones, entre ellas, Guatemala, Portugal, Alemania, Italia, Santa Sede y otros-, cuando recibió noticias de Teruel. Aquella misma noche salió para el frente. La contraofensiva no se hizo esperar. Fue una batalla de desgaste, con temperaturas de hasta 20º bajo cero, que duraría hasta el 22 de febrero, en que las tropas de Franco volvieron a conquistar la capital turolense, destruida prácticamente en su totalidad. Esta batalla costó cuantísimas pérdidas a los dos bandos contendientes. Una buena parte del ejército republicano había quedado diezmado. Según el general Díez de Villegas, las bajas del bando rojo ascendieron a unos 70.000, de los cuales unos 20.000 fueron hechos prisioneros.

 

Enero 1938: Primer Gobierno de Franco

Once ministros forman el primer Gobierno de Franco, constituido en Burgos el 30 de enero de 1938. Se trata de 3 militares, 2 técnicos, 2 monárquicos alfonsinos, 2 neo-falangistas, 1 falangista y 1 tradicionalista. El Gobierno estaba presidido por Franco. Asuntos Exteriores: Francisco Gómez-Jordana y Sousa, conde de Jordana. Justicia: Tomás Domínguez Arévalo, conde de Rodezno. Defensa Nacional: Fidel Dávila Arrondo. Orden Público: Severiano Martínez Anido. Interior: Ramón Serrano Suñer. Hacienda: Andrés Amado. Industria-Comercio: Juan Antonio Suanzes Fernández. Agricultura: Raimundo Fernández Cuesta. Educación Nacional: Pedro Sáinz Rodríguez. Obras Públicas: Alfonso Peña Boeuf. Acción Sindical: Pedro González Bueno.

Sólo unos días antes se constituye el primer Consejo Nacional de FET y de las JONS, cuya misión es hacerse eco de las aspiraciones políticas del país, canalizadas a través del Movimiento. Forman parte hombres de todas las tendencias que han apoyado la unificación. La jura de los consejeros se celebra solemnemente en el monasterio de Las Huelgas, próximo a Burgos.

Como primer acto político del nuevo Estado, figura la promulgación del Fuero del Trabajo, el 9 de marzo de 1938, especie de tabla de derechos y deberes de los ‘productores’ que sienta las bases del sindicalismo vertical.

 

Llegada al Mediterráneo

Desde la batalla de Teruel, nadie duda de que Franco tiene ganada la guerra. El 3 de abril de 1938, las tropas de Franco conquistan Lérida. Por el sur, las fuerzas de Alonso Vega, la IV Brigada de Navarra, avanza hacia el Mediterráneo y ocupa Vinaroz el 15 de abril. La zona republicana ha quedado dividida en dos. La guerra está decidida. El bloqueo de los puertos republicanos se acentúa. En una de estas operaciones navales, el crucero “Baleares” es alcanzado y hundido, cuando protegía un convoy. Muere el almirante Manuel Vierna Belando, el capitán de Navío, Isidro Fontela y 741 hombres de su dotación, formada por voluntarios. Un grupo de tripulantes se hundió cantando, brazo en alto, el himno de la Falange.

El 31 de mayo, las aguas de Vinaroz serán escenario de la primera gran revista naval, que preside Franco. En ella participan prácticamente todos los buques de la escuadra que se ha podido formar durante la guerra.

El 18 de julio de 1938, el Generalísimo Franco es ascendido a capitán general.

El 28 de octubre de 1938, en operación de guerra entre Palma de Mallorca y la Península, muere Ramón Franco, el héroe del “Plus Ultra”, al caer su hidroavión ‘Cant Z 506’, en aguas del Mediterráneo, por causas que todavía se ignoran.

 

La última batalla: la del Ebro

A las 0 horas, 15 minutos, del 25 de julio de 1938, el ejército republicano, atacando por sorpresa, consiguió cruzar el río Ebro entre Mequinenza (Zaragoza) y Cherta (Tarragona), iniciándose la batalla que decidiría el final de la guerra. Diez divisiones con un total de más de 100.000 hombres forman el ejército atacante. La lucha se prolongaría durante 115 días y la intensidad de la misma, por la importancia de los contingentes humanos y el material empleado, adquiriría las proporciones de las grandes batallas de la Primera Guerra Mundial.

Franco ordena la suspensión del avance hacia Valencia y concentra sus efectivos en el Ebro. Considera que el ejército republicano, si es contenido, no podrá retroceder porque a sus espaldas tiene el río. Es la gran ocasión de alcanzar allí la victoria definitiva. Cientos de aviones, cañones, carros de combate y divisiones enteras participan en la lucha de desgaste que se prolonga todo el verano. Ya a mediados de agosto se perfila que el avance republicano es imposible. Se trata ahora de machacar literalmente a las unidades atacantes. Franco instala su cuartel general en Alcañiz y el 24 de octubre ordena la contraofensiva, que culmina a mediados de noviembre con la derrota del adversario. El día 18 de noviembre, Yagüe entra en Ribarroja, última cabeza de puente de los rojos. En total, hasta 18 divisiones republicanas han combatido en el Ebro y se han dejado allí hasta el 50 y, en algunos casos, el 80 por ciento de sus efectivos. Un total de 217 aviones han sido derribados. Se han registrado de promedio más de 13.500 cañonazos diarios. Probablemente hubo más de 50.000 o 60.000 bajas en cada bando, siendo 6.500 el número de muertos en el bando Nacional y seguramente entre 10.000 y 15.000 en el republicano.

 

La conquista de Cataluña. Liberación de Barcelona

Merced a esta victoria, Franco puede iniciar la campaña de Cataluña, el 23 de diciembre y terminarla antes de dos meses. Ese día, más de 300.000 hombres se lanzan al ataque desde cuatro puntos. Sin interrupción, el avance se desarrolla en todas direcciones y el 26 de enero de 1939 entran las tropas Nacionales en Barcelona.

El avance no se detuvo y el 3 de febrero era liberada Gerona y el día 10, toda la frontera con Francia, desde Puigcerdá hasta Port-Bou estaba en manos de las tropas de Franco. La guerra en Cataluña había terminado. El presidente de la República, Manuel Azaña Díaz, abandona el país, cruzando la frontera francesa el 14 de febrero. Le acompaña el presidente del Gobierno, Juan Negrín López, el cual vuelve a España, tratando de resistir o conseguir una “paz honrosa”. Asegura que dispone de 10.000 ametralladoras, 600 aviones y 500 cañones que están bloqueados en Francia, pero el Gobierno Daladier como el Gobierno inglés, han reconocido ya a Franco, así como también lo hacen Irlanda, Suiza, Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Turquía, Holanda, Bolivia, Yugoslavia y Grecia.

Negrín dice que cuenta con seiscientos mil hombres, pero algunos jefes militares del bando republicano consideran que son ellos los que pueden lograr esa paz honrosa y no los políticos. El coronel Segismundo Casado López forma una Junta de Defensa el 5 de marzo de 1939, con Julián Besteiro Fernández para dejar el puesto de presidente a José Miaja Menant, y se rebela contra Negrín, a quien considera que ya no representa a nadie desde el momento que no hay presidente de la República. Entre los días 5 y 12 de marzo luchan casadistas y negrinistas, apoyados estos últimos por los comunistas. El 23 de marzo, el teniente coronel Antonio Garijo y el comandante Leopoldo Ortega se trasladaban a Burgos en avión para pedir una paz que permita la expatriación de quien lo desee y la garantía de que no habrá represalias. La contestación que dan los coroneles nacionales, José Ungría Jiménez y Luis Gonzalo Victoria, en el mismo aeródromo de Gamonal, es escueta: “Sólo admitimos la rendición sin condiciones”. Y para que no haya dudas, el 26 de marzo empieza una ofensiva que ya se convierte en un paseo militar. Ese medio millón de hombres, integrados en siete cuerpos de ejército, se lanza al ataque desde el centro (frente de Toledo), y Andalucía (Peñarroya). No hay resistencia. El 28 de marzo, sin disparar un tiro, las tropas de Franco entran en Madrid, el 29 en Jaén, Ciudad Real, Albacete, Cuenca y Sagunto. El día 30 en Valencia y el 31 en Almería, Murcia, Cartagena y Alicante.

Franco, en su cuartel general de Burgos guarda cama aquejado de gripe. Continuamente le van pasando los partes con las últimas novedades. Entre los últimos, Alicante. El entonces teniente coronel Barroso, jefe de operaciones del cuartel general, le da la novedad con los ojos empañados en lágrimas. Franco le aprieta fuertemente la mano y solamente le dice: “Gracias”.

 

“La guerra ha terminado”

El día 1º de abril de 1939, Franco, de su puño y letra, redacta el histórico parte de guerra, fechado en Burgos:

“En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Burgos 1º de abril de 1939. Año de la Victoria. El Generalísimo.

Tres días más tarde, muere en accidente en el aeródromo de Griñón (Madrid), durante una exhibición aérea, el héroe y as de la aviación nacional, el comandante Joaquín García Morato, que estaba en posesión de la Cruz Laureada de San Fernando por su actuación en la contienda.

El 19 de mayo de 1939, en el Paseo de la Castellana de Madrid, el Generalísimo Franco recibe las insignias de la Gran Cruz Laureada de San Fernando, de manos del general bilaureado, José Enrique Varela Iglesias. En presencia del Gobierno, de todos los generales del ejército, del cuerpo diplomático, se celebra el más grandioso desfile que registra la historia de España. Cien mil hombres dotados del más moderno material de guerra, y que representan al ejército de Franco que ha logrado la victoria.

Al día siguiente, Franco asiste en la iglesia de Santa Bárbara a un “Te deum” de acción de gracias, y en donde ofreció su espada victoriosa al Cardenal Isidro Goma y Tomás, mientras que en el resto de España se celebran desfiles y manifestaciones para festejar la paz.

 

Biografía extraída de: http://www.generalisimofranco.com