La Guardia Civil muere, pero no se rinde.

01/08/2009.

El miércoles día 29 de julio explotaba una furgoneta bomba con más de 200 kilos de explosivos a las cuatro de la mañana en la Casa Cuartel de Burgos, buscando asesinar a mujeres y niños de los Guardias Civiles, gracias a Dios, sólo se quedó en una imagen dantesca de grandes destrozos.

El jueves día 30 de julio explotaba en Calviá (Mallorca) una bomba lapa en los bajos de un coche oficial de la Guardia Civil, segando vilmente las vidas de dos jóvenes Guardias Civiles: Carlos Sáenz de Tejada García (natural de Burgos, 28 años) y Diego Salvá Lezaun (natural de Pamplona, 27 años).

Una vez más los asesinos de la ETA, nos demuestran su lenguaje, bombas y sangre o tiros en la nuca y muertos; éste es el lenguaje de las ratas de cloaca, que ponen una bomba y salen corriendo a su escondijo, porque son simples cobardes que no saben dar la cara por sus acciones y su única manera de demostrar su valentía, es defecarse y orinarse encima, cuando un Guardia Civil les planta cara y los mira a los ojos.

En manadas se envalentonan, como los animales depredadores, caras de odio, chillidos de rata para manifestar sus inseguridades innatas, su hedor anuncia su llegada, saborean la sangre caliente de sus víctimas, gozan con el sufrimiento de los inocentes, machacan y someten a los que no se unen a su manada o se apartan de su presencia pestilente.

Hace poco los jaleaba y amamantaba el PNV, no hace más, el PSOE les alimentaba y cuidaba con esmero, hasta el punto de estrechar sus manos, para mañana con esas mismas manos manchadas de sangre, estrechar las manos de sus víctimas. La izquierda los tenía o los tiene como sus mascotas, son de los suyos. Las ratas muerden a sus víctimas hasta la muerte, ellos recogen el fruto de sus salvajes acciones, unos siembran el dolor y el terror y los otros corren a beneficiarse de sus macabras acciones.

Para la Guardia Civil su divisa es el honor, defienden la ley y el orden de los españoles; para las ratas de alcantarilla su honor es la muerte y el terror, toda una muestra de lo que son y lo que a muchos les gusta que sean. Sus padres salen a la calle orgullosos de los crímenes de sus engendros, pidiendo libertad para ellos y exigiendo se les escuche, todo ello con la complacencia y el beneplácito de ciertos jueces.

La Guardia Civil muere, pero no se rinde. Son víctimas del odio de las ratas de cloaca, mientras los políticos descargan su conciencia con palabras de condena, las que se lleva el viento al día siguiente; su seguridad y la de sus familiares es vilipendiada para luego cuando son asesinados imponer medallas sobre sus cuerpos fríos, ocultando su desprecio; ante los medios de información muestran “aparente” dolor y luego huyen a sus casitas de confort para no asistir a los funerales de cuerpo presente. Saben que la Guardia Civil con medios o sin ellos, con seguridad o sin ella, siempre defenderán la ley y el orden, en una España que los políticos administran a su antojo, preocupándose de tener llenos sus bolsillos y una buena poltrona donde colocar sus sucias posaderas.

Pero gracias a la valentía de los Guardias Civiles cualquier español, tendrá un amigo dónde poder acudir, un protector que salga en su defensa, un auxilio en el camino, … por eso dónde esté un español, siempre habrá un corazón agradecido a la Benemérita.


 

Noticia extraída de: http://www.generalísimofranco.com