Frente masónico-izquierdista contra España.


-Franco siempre tuvo razón. Toda la razón -

Por Pablo Gasco de la Rocha. 30/05/2007.  

La "Ley de la Memoria Histórica", la "Ley para la Educación de la Ciudadanía" y, ahora también, la petición de la "Apertura del proceso para declarar venerable al cardenal de la transición" ni son actos pueriles, antes al contrario, ni aislados entre sí, pues son piezas del mismo puzzle que se quiere montar.

Con insistente frecuencia solemos recelar de quienes sostienen que la Historia está penetrada, o mejor dicho, imbricada de lo que damos en llamar la "teoría de la conspiración". Y sin caer en la paranoia, pues también la vida es impredecible y casual, debemos darnos cuenta que todo la Historia del hombre sobre la tierra no es otra cosa que lucha. Una lucha agónica que sostiene en primer lugar la criatura, el hombre, que se debate entre la obediencia a Dios y la desobediencia, y también una lucha que se declara en lo social, pues también es titánica la resistencia a conformar el Mundo a imagen y semejanza de su Creador. Una lucha que está en el principio de la creación entre Dios y Luzbel, aquél ángel soberbio y díscolo que se rebela contra su Señor y Creador. Una rebelión que se multiplica a lo largo de los tiempos, y de la que nos da cuenta el mismo Jesucristo, advirtiéndonos de cuál es su origen y su causa: "Si no hubiera hecho ante ellos obras que nadie ha hecho, no tendrían culpa. Pero han visto esas obras y, a pesar de todo, me odian a mí y a mi Padre. Pero para que se cumpla lo que está escrito en su ley: Me han odiado sin motivo ". (Jn. 15 22-25).

Desglosemos ahora estas tres acciones que nos ocupan, y consideremos que no son otra cosa, que el paradigma de la subversión cíclica del frente masónico-izquierdista contra España que siempre ha trabajado a modo de topo, y que cava y cava   a la espera de que llegue el momento de ocupar su lugar en la Historia, asomando a la superficie en el momento en que su lucha encuentra las condiciones para manifestarse abiertamente, como es el tiempo que nos ocupa. Un tiempo del que, por otra parte, ya nos advirtió el Caudillo con palabras de autoridad incuestionable desde los umbrales de su muerte: "No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal" . (Testamento de Franco).

La Ley de la Memoria Histórica no es, como supone la amable, complaciente y anaranjada derecha española (PP), una simple cortina de humo para camuflar las penurias del Gobierno Zapatero ni carece de mayor utilidad que dar satisfacción a sus socios comunistas (IU) y separatistas (CiU & ERC, PNV & HB, BNG y demás ralea) para que engorden sus arcas mediante unas segundas compensaciones económicas sin pruebas documentales por sus supuestos bienes incautados, sino la intencionalidad manifiesta de falsificar la Historia y cambiar el significado-significante de lo que fue la reacción de España contra la invasión roja y el separatismo en una acción de subversión violenta contra la legalidad del régimen político constituido, la II República. Con lo que la Historia de España de estos últimos años será completamente distinta, pese a su verdadera apariencia: los buenos serán los malos y los malos, incluidos los "comisarios políticos" bolcheviques llegados para planificar la invasión de Europa por detrás, por la Península Ibérica, los buenos.

En cuanto a la Ley para la Educación de la Ciudadanía, una ley que ha sido y esta siendo mayoritariamente recurrida por diferentes sectores, y cuya mayoritaria contestación obligaría a cualquier Gobierno ha retirarla, es uno de los vectores más potentes para la subversión de la sociedad tradicional-cristiana. Pues, dejando a las futuras generaciones desposeídas del bagaje moral necesario para su quehacer en la Historia, se conforman las mentalidades a una moral sincretista por el poder de una elite que se erige, sin legitimidad, en ideólogos de la forma de pensar.

Finalmente, y por lo que respecta al tercer ataque, el ataque a la Iglesia Católica, se lleva a cabo a través de los llamados "tontos útiles" como es el caso de la propuesta presentada por el cura Ángel García –Presidente de Mensajeros de la Paz y asiduo asistente a los actos que el PCE convoca todos los años en el aniversario de aquel "oscuro" asunto, causa de su legalización, que fue la matanza de los abogados de la calle Atocha- y otros tantos "tontos" de su talante y hasta calaña, a la diócesis de Madrid y Oviedo tendente abrir un proceso para declarar venerable, primer paso para su  beatificación y segundo para declararle santo, al cardenal Vicente Enrique y Tarancón que encarno desde el liderazgo de la convulsa Iglesia española el espíritu de la transición, que tan perversos réditos nos ha dado y nos está dando, pues su máxima fue "legalizar todo lo que estuviera en la calle" (tesis pro puesta y aplicada por quienes pilotaron y se convirtieron en el motor de aquella etapa trágica de nuestra Historia) Cuya propuesta no sólo trata de dividir a la Iglesia, sino contrarrestar el impulso que desde el Pontificado de Su Santidad Juan Pablo II se ha venido dando en cuanto al honor debido a los miles de compatriotas nuestros, mártires por la fe, durante una de las tres mayores persecuciones contra la fe de Cristo en la Historia, la persecución roja contra la Iglesia Católica durante nuestra guerra de Liberación Nacional de 1936-39. Una auténtica Cruzada contra los enemigos de Dios y de España.    

A tenor, pues, del desglose de este Frente abierto contra España por quienes siempre han sido sus enemigos, ya no es necesario ni más explicaciones ni que tratemos de respondernos a qué viene dividir a la sociedad española, pues la subversión cíclica del frente masónico-izquierdista contra España, que siempre ha trabajado a modo de topo a la espera de que llegase el momento de ocupar su lugar en la Historia, ya asoma a la superficie para manifestarse abiertamente. Y no deja de ser paradójico que este tiempo haya necesitado incluso de la desaparición de las estatuas que todavía quedaban de Franco. Incluso de la retirada más sangrante, la de la Academia de Zaragoza que los militares han consentido. Toda una prueba del estado de auténtica putrefacción en que se encuentra España.    

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com