Conversaciones con mi mujer sobre el Rey.


Por Pablo Gasco de la Rocha. 21/11/2007.  


Y dijo Dios, "no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada" E hizo a la mujer. Entonces el hombre exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne".

Anda mi mujer dándome la lata referente al Rey, es su gran hora, y la aprovecha, hasta el punto que me ha llamado traidor a Franco, y de memoria me ha recitado lo que, entre otras cosas, el Caudillo nos mando respetar y acatar: "Por el amor que siento por nuestra Patria, os pido... que rodeéis al futuro Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido."

Y sin darme tiempo a reaccionar, pues quien da primero, da dos veces, me ha soltado toda una reflexión que entiendo es bastante práctica...

Yo no digo que no tengas parte de razón –me ha dicho-, pero tú, como todos los que han pensado como tú, sois incapaces de comprender cuál ha sido y es la auténtica realidad de España. Y la realidad, nos guste o no, se quiera o no admitir, es sobre la que se fundamenta todo. Pues sin ella no existe nada. Por eso, aun, admitiendo cierta frivolidad en el Rey (los borbones siempre han sido frívolos, sin ir más lejos fíjate en todos los hijos de Don Alfonso XIII), no es menos cierto que al Rey le hubieran votado de España de no haber sido frívolo y, por tanto, de no haberse plegado a todo lo que se ha plegado. Es decir, sino hubiera admitido ciertas cosas, que sin duda han perjudicado a España. Pero es que España es ingobernable. Acuérdate –me ha vuelto a recordar a Franco- que ya lo dijo el Caudillo. Por eso escogió al Rey, porque dentro de lo malo, Franco sabía que era lo mejor.

Y como yo sigo callado, mi mujer se ha crecido, y ahora me hace una serie de preguntas que sin duda no sé como contestar...

Quién que no sea el Rey mantendría la unidad de España. Acaso el Ejército que te enseño una serie de valores que es incapaz ahora de reivindicar. O es que piensas en el Poder Judicial, incapaz de mantener su independencia como correspondería a un Estado de Derecho. Y qué dices de los Partidos Políticos, incluso los tuyos, esas poderosas superestructuras que no pagan sus créditos y que ahogan la verdadera representación real de los ciudadanos.

El rey es –me ha seguido diciendo-, dejaros ya de milongas y convenceros de una vez, la única pieza institucional del Estado que garantiza la unidad de la Nación, y sin él todo se vendría abajo. Pero, ¡ojo! –me ha dicho muy seria-, yo me refiero al Rey, no a su familia. Por eso, cuando el Rey muera o se marche, que todo sucederá cuando Dios quiera, ya no habrá forma de parar la desmembración de España, y vuestras grandes palabras... "Si España quiere suicidarse, nosotros se lo impediremos", quedarán huecas de sentido, pues, por encima de la realidad, habéis estado empantanados en quimeras. Sin duda, como decía el Caudillo, "no se nos puede dejar solos".

Ante tal avalancha de razones debo confesar que me pliego, y de alguna forma me arrepiento de todo lo que he venido manifestando y opinando sobre Su Majestad don Juan Carlos, "sucesor de Franco a título de Rey". Pero, claro, ella también ha tenido que comprender, que la situación de España es muy grave, y que aunque se ha notado una cierta mejoría respecto a los dos últimos acontecimientos que ha protagonizado don Juan Carlos, tampoco la cosa es para lanzar campanas al vuelo y pensar que todo va a resolverse satisfactoriamente por impulso real. Pues, al margen de los poderes que no tiene el Rey, él también tendrá que salirse por la tangente, como tan magníficamente ha hecho en la Cumbre Iberoamericana poniendo en su sitio al patán del mono Chavez.

Y es que, mi mujer, que no es monárquica ni de las JONS, cree sólo en don Juan Carlos porque le puso Franco, y piensa que el Caudillo no se equivocó jamás, y tampoco en esto. Pues, a pesar de todo lo que ha acontecido, incluso a la actuación del propio monarca en el devenir de la España que hoy tenemos, ella siempre ha pensado que es lo único que nos ha salvado de la quiebra absoluta y lo que nos sigue salvando por más pomposas manifestaciones que hagamos sobre el estado de democracia que tenemos. Incluso, cuando se apela a nuestro Estado de Derecho. Y no digamos nada cuando a alguien se le ocurre mentar al Ejército como salvaguardia de la Patria o cuando ve todas esa manifestaciones de camisas azules divididas y en permanente pugna desde hace treinta años.  

 

 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com