Admiradores de Franco. Siglo XXI.


Por Francisco Avalon (Administrador y redactor "La Tribuna de España"), 20/11/2007.  


Son muchos los que se preguntan cómo se puede ser admirador de Francisco Franco siendo joven y no habiendo vivido, que no conocido, el período histórico que abarca su Régimen de Gobierno de España.  La explicación, aunque necesaria, se nos antoja ilógica porque sin embargo nadie cuestiona a quien tenga afinidad por la biografía, historia u obras de: Alejandro Magno, Cervantes, Napoleón, Aristóteles o Manolete, personajes todos por poner un ejemplo, que han ido aportando páginas a la Historia de la Humanidad y que sin embargo hace más o menos tiempo que también abandonaron esta vida.

Retornando a la cuestión de que “no he conocido en primera persona” sus decisiones y dotes de Gobierno, es indudable que hay que darles la razón hasta cierto punto, pero que por el contrario no impide que uno se haya preocupado en documentarse, leer y visionar todo volumen y documental que cayendo entre mis manos y siendo más o menos objetivo colabore en formar ese propio criterio de opinión que nos concede la inteligencia por encima de ideologías y prejuicios.

La cuestión es la siguiente: ¿qué mueve a un joven español del siglo XXI a interesarse por el citado personaje histórico en cuestión?. Para encontrar la respuesta no hay que irse muy lejos, cualquier medio de comunicación, escritor, contertulio o político, sabe que el simple hecho de mencionar ese nombre, el de “FRANCO”, ya le garantiza un nivel inusitado de atención por parte de los españoles, que por sus propios medios o virtudes sería incapaz de obtener, y claro, una vez obtenida la audiencia, llega el turno de despotricar sumándose a la leyenda negra que cual bola de nieve que se precipita ladera abajo, va creciendo sin límites, dado que el hablar con un mínimo de cordura y veracidad histórica, cualquier insignificante gesto o guiño que suscite simpatía o reconocimiento hacia su figura y obras, conllevaría el inmediato rechazo en forma de censura y opresión, amén del consiguiente linchamiento público, tanto en lo personal como en lo profesional de quien ose manifestar semejante despropósito.

Tampoco hay que olvidar un fenómeno que se viene produciendo como consecuencia de la lucidez de la Razón humana, actitud que ha ido apareciendo a lo largo de la Historia en innumerables ocasiones, y no es otro que el de posicionarse del lado del oprimido enfrentándose activamente contra la Injusticia, máxime si se trata de una incongruencia Histórica en forma de tergiversación.  Y es que les guste o no, cada vez más de los que somos afines a la figura del Caudillo de España, nos hemos declarado como tales gracias a la mano y acción de los “anti-Franquistas”.  Porque tras escuchar sus falacias y calumnias, existen dos alternativas como sucede muchas veces en esta vida, la salida fácil y el camino difícil: la opción fácil es la de sin tener conocimiento, darles la razón y manifestar cual loros una y otra vez las mismas mentiras, mientras que la opción más arriesgada es la de no emitir juicio alguno hasta que uno no tenga la total certeza de tener las ideas claras sobre el tema que ha de pronunciarse, y para ello no hay otro método que el de documentarse, aprender y que cada individuo saque sus propias conclusiones.

Puede que lo que resulte de semejante interés nos acerque o distancie a la figura del Generalísimo, pero por lo menos seremos libres de poder opinar con la total convicción de que realmente creemos en lo que decimos, otra cosa es que estemos en lo cierto o equivocados.

En lo relativo a que nos alineemos del lado del oprimido, por supuesto que nada más lejos de mi intención que denominar así al considerado como “La Espada más limpia de Europa”, un prodigio militar de ingenio juvenil y arrojo sobradamente demostrado en la acción y la batalla, a la par que Gobernante activo, comprometido y astuto, pero sin embargo desgraciadamente en esta época en la que vivimos los ingenuos superan en número a los que hacen gala de la lucidez de ideas y pensamiento.

Gran parte de culpa de los falsos estereotipos que circulan sobre la figura del insigne General, parte de esos inútiles de la nefasta producción de libros provenientes de la cultura anglosajona yankee, los cuales creyéndose conocedores y capacitados para darnos lecciones de Historia a los españolitos van engordando la caótica mentalidad popular con argumentos infundados que no se sostienen ante un objetivo y documentado análisis de la realidad de los hechos. Sirvan para ellos toda nuestra lástima, más que desprecio.

No me considero Franquista porque considero que para serlo hay que cumplir con el mínimo de haber vivido toda una vida o desde el comienzo el Régimen de Gobierno del Caudillo, y como es lógico compartir la ideología y medidas políticas y sociales que durante él se llevaron a cabo.  Pero sin embargo, sabiendo perfectamente que la Historia es un espejo que no engaña cuando se cumple con la objetividad a la hora de engrosarla y pienso que con la biografía del Generalísimo se da semejante principio, además de conocer todas las realidades que se dieron durante su mandato en forma de mejoras y avances en los campos: social, económico, de vivienda, infraestructuras, etc.

Pero lo que está bien claro es que su figura merece el respeto de un portento militar, un abnegado Gobernante y un español honorable y honrado, dado que todavía no he conocido al crítico con sus actos, aptitudes y capacidades que merezca más atención  que la necesaria para desarmarlo de sus falsos argumentos mediante pedagógica lección, ni creo que lo encuentre en mi vida, porque el ciclo se repite una y otra vez escuchando siempre los mismos prejuicios infundados, y lo que no deja de ser menos cierto, que para borrar su recuerdo habría que superar sus méritos, y hasta la presente, nadie, absolutamente nadie ha logrado semejantes hazañas.

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com