Franco ... ¡Socorro! (12)


Por Jaime Miguel Tur, antiguo Sargento Legionario, 07/04/2008.  


¡Querido Paco!, habrás visto que retiraron de la Plaza de San Juan de la Cruz de Madrid la estatua ecuestre que te representaba porque según el inútil ZP,  ningún dictador puede ser recordado.

Bien, te adelanto que no soy franquista ni antifranquista, politicamente hablando; por la sencilla razón de que paso de todos los "istas". Soy de pensamiento libre y tan soberbio que sólo me guía mi verdad, dictada por mi razón plena de sentido común, justicia, honradez, bondad y lógica; conceptos, unos innatos y otros adquiridos a lo largo de mi vida y que anidan en mi mente y en mi corazón muy a mi placer.

Para mí, sólo fuiste siempre un ídolo militar por tu valor, honradez, amor a nuestra Nación e inigualables dotes de mando; y te digo que sólo  fuiste, porque ahora que conozco la basura política -no hubo posibilidad de conocerla bajo tu mandato-, he sumado a esa admiración por ti, el saber que nunca fuiste político.

La prueba evidente de lo que digo, la verdad de lo que expreso  -independientemente de la respuesta que diste al Ministro  Martín Artajo-,  la tengo en que gobernaste España durante cuatro décadas y no robaste ni un solo céntimo. Cuando sólo cobrabas de paga mensual unos mil euros de los de ahora.

De ahí, el que me repateara las tripas que un don nadie; un ablanda brevas; un calamidad; un cantamañanas; un inútil integral, un político fulañí convertido en presidente de gobierno por mor de una democracia de saldo, se  tomara  la libertad de menospreciarte, cuando como persona no te serviría ni para limpiarte las botas.

Lo sé todo. Estoy enterado, querido Paco, de que en 1907, a los 14 años de edad, ingresaste en la Academia de Infantería; y que en 1910, a los 17 años de edad ya eras alférez.

Que dos años más tarde, en 1912 cuando contabas 19 años de edad, recibiste el bautismo de fuego en Marruecos, en el que ganaste la Cruz Roja al Mérito Militar y el ascenso a teniente por méritos de guerra.

En 1915, cuando tenías 22 años ascendiste a capitán por méritos de guerra.

En 1916, a los 23 años, fuiste herido de gravedad, pero como no dejaste el combate hasta lograr la victoria; te concedieron la Cruz María Cristina, la medalla de Sufrimientos por la Patria, ascendiste a comandante y te propusieron para la Laureada de San Fernando.

En 1920 fuiste el primer comandante fundador de la Legión cuando tenías 27 años.

Ganaste la Medalla Militar Individual en 1921 con sólo 28 años y ya estabas destinado a ser el Jefe de la Legión.

En 1923, a los 30 años de edad ascendiste a teniente coronel y fuiste nombrado Gentil Hombre de Cámara.

A los 32 años ascendiste a coronel por méritos de guerra y a los 34 años llegaste a general por los mismos méritos.

Resumiendo, te pasaste toda tu juventud -17 años de tu vida hasta el ascenso a General- en el campo de batalla y durmiendo en el duro suelo bajo una tienda de campaña; tuviste que aplazar dos veces tus esponsales por irte voluntario a luchar en el frente y resulta que el quita estatuas ZP, lo más importante que ha hecho en su vida, a parte de llevar 30 años sentado en uno de los mullidos escaños del Parlamento, desde los que silenció toda la corrupción de mentiras y latrocinio sin par de los trece años del felipismo, no va más allá de la valía intelectual del bla, bla, bla.

Y no sólo ZP, sino cualquiera de los políticos que hemos tenido, tenemos y tendremos no llegan ni llegarán a la categoría personal de limpiarte las botas.

Ten presente que  el quitar tu estatua vino acompañado de un doloroso acto de maldad y mala baba. Y es que la retirada fue anunciada por la representante del Planeta de los Simios que tenemos en el gobierno como vicepresidenta Dña. María Teresa Fernández de la Vega

Hija de Wenceslao Fernández de la Vega, falangista de Girón en el Ministerio de Trabajo, el más falangista de los ministerios de Franco. Que estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y en 1974 sacó plaza como secretaria judicial cuando todavía vivía Franco; según leemos en la Memoria Histórica de esta importantísima Página dedicada al recuerdo de tu nombre.

Anuncio que hizo la susodicha ministra desde un hotel durante una cena homenaje a Santiago Carrillo -asesino de los 5.000 fusilados, niños incluidos, en Paracuellos del Jarama-, apostillando que la orden fue dictada por el Ministerio de Fomento. Pero como el Ministerio no habla, tuvo que dar la orden la gaditana ministra Dña. Magdalena Álvarez Arza. ¡Pilili!

Que por cierto, aprovechando que retiraron tu estatua ecuestre de la plaza de San Juan de la Cruz, es curioso que no haya habido  algún comunista, socialista o de idéntico pelaje, que haya ordenado retirar, igualmente,  las dos pagas extraordinarias que autorizaste tú. Y que como muy bien sabes, la que se cobra ahora en Junio -para despistar-, es la misma que creaste en memoria del Alzamiento Nacional, que fue el día 18 de Julio.

Ni tu Seguridad Social, la mejor atención médica de todo el mundo. Ni la ONCE que tantísimo ayudó a los invidentes. Más otras muchas ayudas beneficiosas para los españoles, que en otro momento recordaremos. Sistemas, digo, de los que se aprovechan y  disfrutan muy a su placer la gentuza indeseable que te sigue menospreciando e insultando ferozmente.

¡Paco!, no hay solución. Tú sabes que los humanos  somos los seres más desconocidos, imprevisibles, despreciables, egoístas y dañinos de la creación. El único Dios que interesa a la gran mayoría de los hombres es la Riqueza con el implícito Poder que conlleva. ¡Punto!

El resto del discurso –incluidas las religiones existentes con sus diferentes dioses- son  sibilinas invenciones, en busca de ese Poder y Riqueza, rociadas de fachendas, fantochadas, embelecos, añagazas, ratoneras… algo que tú conoces ahora bastante bien.

En fin, por la retirada de tu estatua remití al Jefe del Estado –alias el mudo- un escrito que leerás en otra ocasión.

Sigue gozando de tu estancia celestial –bien merecida- y como siempre recibe un eterno: ¡A tus órdenes!                                                                                         


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com