Don Juan Carlos I de Borbón, el rey de las encuestas ... Un señor encantado de haberse conocido


Por Pablo Gasco de la Rocha. 18/01/2012.


Ni los más optimistas del lugar daban más de veinticinco años de vida a la Corona que sostiene. Juan Carlos "el breve", como le llamó su amigo "la rata de Pontejos", "don Santiago" como le llama Su Majestad, el Rey de todos los españoles. Ese sería su tiempo, tiempo efímero y consentido antes de disfrutar de una saneada y feliz jubilación, con o sin la reina.

Pero no ha sido así. Y hoy don Juan Carlos I dos veces consecutivas Borbón es un rey encantado de conocerse, cuyo estatus y el de sus hijos no ve peligrar gracias a dos razones: En primer lugar, por haber estado empecinadamente y tener la firme voluntad de seguir estándolo al servicio del sistema, lo que explica que recientemente recibiera la que ha sido la segunda gran ovación de su vida, después de la que le dispensaron los procuradores de las Cortes de Franco como "sucesor del Caudillo a título de Rey". Y en segundo lugar, por mor del adocenamiento y mansedumbre del pueblo español, pues no otra cosa es lo que nos revelan los datos de la encuesta Sigma-Dos para el diario El Mundo sobre la valoración que los ciudadanos españoles tienen sobre el rey, que según los datos publicados llega hasta el 76% de aceptación. Algo increíble que trasluce no sólo la naturaleza "superviviente" de los Borbones, como tan lúcidamente nos hizo ver el bufón mayor de la corte: Luís María Ansón, Antoñito el Inglés, Canelo o simplemente Ñoño, sino el adocenamiento sin paliativos de un pueblo que en la hora actual, justo cuando valora tan positivamente al Rey, apenas puede sobrevivir viviendo de prestado.

Astuto como el que más de su dinastía, a la que creíamos superada, flexible cuan junco y callado hasta el punto de habérsele llamado "mudito", ha pasado como de puntillas oyendo a todos pero haciendo siempre lo que mejor ha convenido en cada momento a la Corona y a quien la retiene. Así, de esta forma y manera, y sin casi darnos cuenta, Su Majestad ha pasado de "Príncipe de España" (de los franquistas) a "Rey del 23-F" (de los socialistas). Con lo que la tesis va a terminar por ser cierta: que fue Franco y han sido después los socialistas los que han terminado por implantar y reconocer la forma de Estado monárquica como la quintaesencia de nuestra democracia, y hasta de nuestro porvenir. Lo que no quiere decir que el Rey no haya respondido desde su más tierna infancia.

Sobre todo con paciencia. Con mucha paciencia, pues sobre todo y ante todo es un animal político con pedigrí y de casta le viene.... Un animal político que desde joven se desenganchó de la conspiración monárquica dirigida por ese fabulador profesional que fue Pedro Sainz Rodríguez y de todos esos frustrados y acomplejados que terminaron por arruinar las opciones de su padre, consciente, como lo fue siempre, que "lo de Estoril" no era nada y de que Franco tenía toda la razón, como le hace advertir a José Luís de Vilallonga: "A usted, Alteza, lo que más le conviene es que le vean, salga y entre, que le vean".

Pertenezco a esa minoría de españoles que sin género de duda razonable sostiene, que la noche del 23-F el Rey, -al margen de lo que hiciera o dejase de hacer, que en esto hay opiniones muy encontradas- ni se ganó ni perdió la Corona porque ya la tenía desde el 20 de noviembre de 1975. Digo esto a tenor del argumento que ha consolidado a la institución monárquica, haciendo por otra parte inviable el debate a favor de la República Nacional, que en nada tiene que parecerse a la Segunda República, de naturaleza social-comunista y modo de proceder criminal.

El Rey pues tiene motivos sobrados y suficientes para estar contento. Contento, digo, porque los españoles ni leemos ni retenemos en la mente lo que otros nos dicen, que además a poco que contravenga nuestras cortas entendederas no creemos. Por eso ahora tampoco tendrá que preocuparse por el caso de su yerno, el "Duque de Palma", aunque supiera de las andanzas del chico desde   2006, que es por lo que le mandó a EEUU con un contrato millonario como empleado de Telefónica. Desde donde el duque ha seguido trincando y llevándoselo todo con apetito "voraz" (en expresión del juez instructor),  según todas las investigaciones efectuadas.

No sabemos si su hijo y heredero, el príncipe Felipe, reinara o no (Dios no lo quiera por el bien de España y los españoles se lo impidamos, legalmente, claro), lo que sí es cierto es que entraremos en una nueva época. Sobre todo porque los socialistas no aman la monarquía, aunque tengan olvidada la República, y porque se acerca la hora que en la Jefatura del Estado ya no se podrá estar por sentimientos.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com