Por un patriotismo unido, sereno y sensato


Por Pablo Gasco de la Rocha. 10/12/2012.


De la Plaza de Oriente a la de la Marina Española y en el centro Colón... Por un patriotismo unido, sereno y sensato

Si es verdad que en algunas ocasiones los extremos se tocan, creo que en este caso, y sea dicho con el debido respeto a los más cercanos, podemos establecer una relación de coincidencia entre los de la Plaza de Oriente y los de la Plaza de la Marina Española por cuanto abocada España a la ruina, y en el contexto de un mundo que está transitando por profundos e importantes cambios, siguen aferrados a sus quimeras entre lo de "Vuelva General" y el considerar a la Constitución como "una balsa en el epicentro de la tormenta". Frente a ellos, y porque no hay dos sin tres, reconozco que en la plaza de Colón, con todos los peros que convenga hacer, se ofreció un digno espectáculo. Aunque algunos sigan sin enterarse de nada. Por eso tengo a bien ilustrar este artículo con la viñeta de Caín (La Razón, 6 de diciembre de 2012) por estar plenamente de acuerdo con los dos enunciados. Con todo, no seré yo quien mande callar a nadie, le expulse de ningún sitio o simplemente le llame diletante porque no se avenga a actuar o pensar como yo.

Un digno espectáculo, digo, porque desde las convocatorias de Blas Piñar en 34 años no se había visto nada igual. Los españoles saliendo a la calle en defensa de España. Un digno espectáculo que en cálculos aproximados se puede cifrar en cerca de 7.000 personas, sólo en Madrid, a los que habría que sumar las que se concentraron en Cataluña (Barcelona, principalmente) y en otros lugares de España.

No estuve en la plaza de Oriente, porque pliego mi gusto o criterio sobre máximos irreales (El Rey, que ha tomado todos los poderes del Estado y a decretado la ley marcial en todo el territorio nacional, mantiene la firme promesa de derogar la Constitución, mientras el Ejército, cuando caía la noche, sellaba con metros de alambrada de púas y carros blindado el Congreso de los Diputados) a procurar, serena y sensatamente, lo que mejor convenga a la patria.

Serena y sensatamente porque debemos partir de la realidad, no para asimilarla sino para transformarla. De lo que se infiere, se impone la construcción de un marco institucional reducido y eficaz, apostar por un ética que acabe con la corrupción en el ámbito público, potenciar un sistema económico justo y solidario de libre mercado que evite el paro, el desahucio y la pobreza, e impulsar una política a favor de la familia constituida por un hombre, una mujer y unos hijos como célula primaria que es de la sociedad. Y junto a estas grandes reformas, también tendremos que dar respuesta a la inmigración como problema fundamental que es, por cuanto desestructura y en la situación actual termina con la identidad nacional.

En este sentido, y frente a la "marca España" que no deja de ser un producto enlatado de marketing más en línea de política de ventas que de calidad, quiero destacar, y de paso traer al conocimiento de quienes lo desconozcan, el artículo de don Javier Ruperez en la Tercera de ABC (28 de julio de 2011), por cuanto entiendo está en la línea de este momento histórico. Un momento que tiene que venir marcado por una discursiva política donde se rebasen los límites del género político, con una estructura ordenada y medida. Por eso José Antonio sigue siendo un reclamo porque tiene algo de prodigio inacabado. Un creador del que aún queda por descubrir toda su energía en este tiempos de ruinas.

El desencanto no es consecuencia de que no se consiga el fin, porque siempre hubo derrotados, sino de la ineficacia en la lucha. Hay que apostar por una unidad amplia y sin concesiones a los principios básicos. Quien no está en contra, está a favor. Estamos donde estamos y hay que apostar por el porvenir de todos. Me niego de momento, y como patriota, a ser un superviviente de un naufragio, soldado derrotado de un ejército invencible.

Que la Santísima Virgen María, que llevo en sus purísimas entrañas al Verbo de Dios, confirme plenamente su Patronato en toda España porque sin Él no podemos hacer nada.


 

Artículo de opinión extraído de la página: www.generalisimofranco.com