11 de
              octubre de 1954.
              
                Antes
                de abandonar el portaaviones «Coral Sea»,
                después de presenciar las maniobras. Su Excelencia el Jefe del
                Estado dirigió a la dotación del buque la siguiente alocución:
              
              «¡Tripulantes de este portaaviones y
              marinos todos de la flota mediterránea!: Os está hablando un
              soldado que, por razón de serlo, puede apreciar perfectamente
              todo el mérito que tienen los ejercicios que habéis desarrollado
              y las horas de entrenamiento y de sacrificio que representan para
              llegar a la perfección y preparación con que la Flota americana
              se ofrece hoy en aguas del Mediterráneo. No importa cuál sea la
              categoría; todos vosotros formáis esa unidad, lo mismo desde el
              almirante que hasta el último de los soldados, porque todos sois
              importantes en la preparación militar. Lo mismo depende el éxito
              de la técnica de los que han concedido estos barcos y las máquinas
              de guerra que empleáis, que de los hombres que han de tripularlos
              y ejecutar las órdenes. Todos sois importantes en la guerra, y en
              ésta la preparación es trascendente para la suerte de los
              pueblos.
              Vosotros respaldáis la buena voluntad de la
              nación americana. Vosotros estáis haciendo historia. Por
              vuestras victorias de ayer y por vuestros méritos habéis
              alcanzado un puesto rector en el concierto del mundo, y hoy estáis
              con vuestros ejercicios sirviendo esta misión que ha tocado en
              suerte desempeñar a los Estados Unidos en esta etapa de la
              Historia. Estoy convencido de que el pueblo americano sabe
              apreciar todos los esfuerzos vuestros y el mundo los de la nación
              que representáis en el mejor servicio a la paz, pues los que
              amenazan hoy con la guerra, los que parecen provocar al mundo, no
              conocen más razones que las de la potencia, y en ese orden
              vosotros vais muchos años por delante, con una técnica
              maravillosa y perfecta que no podrá ser alcanzada por ellos, si
              continúan vuestra preparación y los esfuerzos de vuestros
              Estados Mayores, de vuestro Gobierno.
              Yo, en nombre de mi Nación, de una Nación
              amiga vuestra, y como soldado, os felicito, felicito a la Flota
              americana y felicito a la nación que tiene estas máquinas y
              estos hombres. Yo deseo que la lealtad con que España sirve a la
              amistad entre los pueblos y a la palabra empeñada sea un vínculo
              de amor, de fraternidad entre nuestras naciones y de una camaradería
              entre nuestros Ejércitos. ¡Arriba los Estados Unidos!»