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                    | Desde el 2 de 
enero de 1902 se publicaba en Cataluña el semanario satírico “¡Cu-Cut!”, 
fundado por elementos del periódico “La Veu de Catalunya”, escrito en 
lengua catalana y afín a la Lliga Regionalista. Sus principales dibujantes eran 
Cayetano Cornet, Joan Junceda, Opisso, Feliu Elías, Apa, Ismael Smith y Bagaría.
 En el número 
del 23 de noviembre de 1905 apareció una 
caricatura de Joan Junceda que ofendió 
gravemente al Ejército. Barcelona vivía unas jornadas de euforia nacionalista 
tras el triunfo conseguido por la Lliga en las elecciones municipales celebradas 
recientemente. Como una muestra de satisfacción el “¡Cu-Cut!” publicó la 
caricatura que representaba a dos personajes en actitud dialogante ante la 
puerta del frontón Condal, donde se celebraba el banquete organizado por la 
Lliga para festejar el resultado electoral. Uno de los personajes iba de 
uniforme. El diálogo era así: 
	–«¿Qué se 
	celebra aquí, que hay tanta gente? –El 
	banquete de la victoria. –¿De qué 
	victoria? Ah, vaya, serán paisanos». El dibujo era 
una clara alusión a la derrota sufrida por el Ejército en Cuba y Filipinas. Sin 
embargo, no era la primera vez que este semanario utilizaba el mismo tema para 
sus críticas humorísticas. La caricatura en sí misma carecía de importancia; 
ahora bien, su aparición en plena exaltación nacionalista hizo de ella el 
desencadenante de la protesta militar   Gran número de 
oficiales agraviados se reunieron en número de más de 200 en la barcelonesa 
Plaza Real, todos de uniforme. Comenzaron a dar vivas a España y marcharon por 
la calle de la Leona a la imprenta del “¡Cu-Cut!” situada en la calle de 
Aviñó. Armados de hachas, hundieron la puerta y una vez dentro, destrozaron 
máquinas, cajas de imprenta y papel.  
Sobre el incidente del “¡Cu-Cut!”, escribía “El 
Imparcial”, el 27 de noviembre de 1905, la siguiente nota: 
	
	«Anoche, a primera hora, gran número de oficiales del 
	ejército, molestados por las caricaturas y artículos que publicaba la prensa 
	catalana, se reunieron en número de más de 200 en la Plaza Real. Comenzaron 
	a dar vivas a España y desde allí marcharon a la imprenta del semanario 
	catalanista “¡Cu-Cut!”[…] 
	Luego por la calle del cardenal Casañas, donde se encuentra 
	la redacción del mismo periódico renovaron la escena sacando los muebles y 
	prendiéndoles fuego, apaleando a los que encontraban dentro y obligándoles a 
	gritar ¡Viva España! 
	Los oficiales marcharon después a las Ramblas de las Flores, 
	donde se encuentra el periódico de “La Veu”. Entraron también en la 
	redacción, sacaron gran cantidad de muebles y de prensa, prendiéndoles fuego 
	igualmente. En la redacción dieron varios sablazos, obligando a los que allí 
	estaban a gritar ¡”Viva España”! Lo destrozaron todo respetando sólo el 
	escudo de Cataluña, diciendo que Cataluña era una provincia española. 
	De resulta de los sablazos que dieron hay varios heridos. 
	Uno de ellos, grave. El gobernador militar, capitán general interino, acudió 
	ante la redacción de “La Veu”, dirigióse a los militares y les obligó a que 
	se retirasen al Gobierno Militar. Se ha mandado instruir sumario, habiéndose 
	nombrado juez especial al comandante señor Gotarredona Mencheta». 
Este suceso de Barcelona fue interpretado por la Prensa 
madrileña como un claro gesto independentista y esta opinión se propagó a otras 
provincias. A partir de entonces, toda reivindicación catalanista fue calificada 
de separatista y antiespañola. En esta línea se halla el editorial que “El 
Heraldo de Madrid” publicaba el día 27 de noviembre de 1905, en el que decía 
lo siguiente: 
	
	
	«Repetimos hoy lo dicho ayer. Es de una extraordinaria gravedad lo que está 
	sucediendo en Barcelona, donde existe un Partido, envalentonado con la 
	impunidad que abiertamente predica la separación de España y encierra sus 
	aspiraciones, en el grito de ¡Viva Cataluña libre!, que es de guerra 
	declarada contra el Estado y la Nación. El escándalo y la amargura que 
	produjeron los sucesos del banquete catalanista en el frontón Condal, 
	todavía ha de aumentarse con los episodios lamentables de anteanoche y de 
	ayer, en que, a la indignación de los oficiales del Ejército, contestaron 
	los catalanistas redoblando sus ataques a España, escribiendo rótulos de 
	franco separatismo, lanzándose a toda clase de locura parricida…» 
ARRIBA      
 
 Nació el 21 de 
septiembre de 1859 en Villanueva y Geltrú (Barcelona). A los quince años ingresa 
en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. Una vez terminada la 
carrera pasa destinado como teniente a Madrid en la sección de telegrafía. En 
1882 es destinado a Sevilla con el grado de capitán y después a Lérida, donde 
llegó a teniente coronel. Como 
consecuencia de los incidentes del “¡Cu-Cut”! surge la coalición 
Solidaritat Catalana, proyecto ideado e impulsado por la Lliga Regionalista 
y que también incluía a los carlistas, federales, Unió Nacional y parte de Unión 
Republicana. La Solidaritat Catalana intentó aparecer como representante 
de los intereses generales de Cataluña frente al centralismo estatal. A ella 
sólo se opuso el Partido Radical, del demagogo anticlerical Alejandro Lerroux; 
mientras que los partidos dinásticos estatales, conservadores y liberales, 
apenas tenían fuerza en Cataluña.  Macià militó en 
la Lliga Regionalista, y en 1907 es elegido diputado por esta formación por 
Borjas Blancas (Lérida) y Barcelona, renunciando a esta segunda circunscripción. Más tarde, el 
Ministerio de Guerra le asciende a Coronel y lo destina a Santoña, pero el 
recelo del ejército hacia Solidaritat Catalana, considerada como 
separatista, y a la condena que hizo del ataque de oficiales al semanario 
“¡Cu-Cut!” y al periódico “La Veu”, le impulsa a pedir la baja del 
ejército en favor de una prometedora carrera política.  Las divisiones 
internas de Solidaritat Catalana y su derrota frente a los candidatos 
lerrouxistas en las elecciones parciales de 1909, provocaron la disolución de 
esta coalición. Macià se retira del Parlamento, al que considera un instrumento 
inútil al servicio de la oligarquía dominante. Durante la I Guerra Mundial, 
visita a los voluntarios catalanes en el frente francés, buscando apoyo para su 
tarea de conseguir la emancipación de Cataluña. Los años entre el fracaso de 
Solidaritat Catalana y su vuelta al Parlamento en 1917, atestiguan su viraje 
ideológico hacia el independentismo de izquierdas.  Durante la 
Asamblea de Parlamentarios de julio de 1917, donde se reúnen grupos políticos 
excluidos del turno de partidos, Macià destaca por su radicalismo rupturista y 
sus argumentos de llamar al pueblo a las armas.  En 1919, tras 
el fracaso de la Asamblea y totalmente alejado de la política estatal, Macià 
funda la Federació Democràtica Nacionalista. Este grupo adoptó una clara 
actitud independentista, aunque tenía voluntad de integración en una futura 
confederación ibérica.  En julio de 
1922, Macià logra el apoyo de las Juventudes disidentes de la Lliga,  
 integradas en el grupo Acció Catalana y crea el partido Estat Català, 
creado con la idea de formar un partido de unificación de los nacionalistas 
radicales opuestos a la Lliga.  La 
historiografía nunca ha sabido como clasificar a este partido, que bien podría 
definirse como una especie de “fascio a lo catalán”. Indudablemente la base del 
partido era burguesa y se caracterizó por sus milicias armadas, los 
“escamots” (pelotones), que eran conocidas como “El fascio de Macià”. De 
hecho el Estat Català mantuvo cierta vinculación con el fascismo 
italiano. En septiembre 
de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, se 
subleva contra el Gobierno legítimo. Su golpe de estado triunfa debido al 
silencio y al apoyo de Alfonso XIII, que encargará al militar formar gobierno.
 Macià marcha al 
exilio, instalándose en un hotelito de la periferia parisina, donde era visitado 
por conspiradores de diversos matices, principalmente catalanistas de izquierda 
y sindicalistas. Empezó a trabajar febrilmente en la organización de un 
movimiento que diese la independencia a Cataluña.  ARRIBA      
 
 El 3 de mayo de 1925 surge en el seno del
Estat Català el grupo terrorista Bandera Negra. Sus miembros se 
reunían en el Café “Petit Versalles”, ubicado en la Plaza de la Universidad de 
Barcelona. Entre sus integrantes estaban los hermanos Badía, Jaume Compte, 
Marcel.lí Perelló Domingo, Josep Garriga, Jaume Macià y Artur Gassó, entre 
otros.  Tres días 
después de la constitución de Bandera Negra, se anunciaba la visita del 
rey Alfonso XIII a Cataluña, que llegaría el día 26 del mismo mes. Los 
activistas de este grupo colocaron una bomba que estallaría al paso del tren del 
monarca, cuando éste pasara por un túnel situado entre Garraf y Castelldefels.
 Pero el complot 
fracasó por completo, y el número de apresados se elevó a diecisiete. Los 
terroristas Jaume Compte, Jaume Julià, Marcel.lí Perelló y Josep Garriga fueron 
condenados a cadena perpetua. 
                   |  |    
				
				ARRIBA      
 
 
				Mientras tanto, Francesc Macià desde el exilio, buscaba provocar 
				un levantamiento de carácter general en toda España que acabara 
				con la Dictadura y concediese la autodeterminación a Cataluña; 
				pero ante la imposibilidad de esta empresa, se acordó provocar 
				el levantamiento sólo en territorio catalán.  
				Para financiar esta empresa, Macià lanzó el 23 de abril de 1925 
				el empréstito denominado “Pau Claris”, cuya 1ª emisión 
				llegó a la suma de 8.750.000 pesetas, en títulos de 25, 50, 100, 
				500 y 1.000 pesetas. Estos fondos pasaron a constituir el tesoro 
				de guerra de Estat Català. Con el dinero obtenido, y el 
				aportado por Macià, organizó el “Exèrcit Català” 
				compuesto por “escamots” (pelotones) de 18 hombres, a 
				imitación de las escuadras mussolinianas.  
				
				Pero no recolectó lo suficiente, por lo que en octubre y 
				noviembre de 1926, viajó a Moscú con el dirigente comunista José 
				Bullejos, para recabar apoyo de la Komintern.    ARRIBA      
 
 
				El gran periodista e historiador Emilio Romero reveló en octubre 
				de 1990, en  la revista “Época” dirigida por Jaime 
				Campmany, una inestimable documentación a través de una carta de 
				Francesc Macià a un amigo suyo en la que le cuenta el viaje a 
				Moscú en 1926 para pedir el apoyo de los comunistas estalinianos 
				para la independencia de Cataluña, y le explica además un 
				fantástico entramado de rebelión y de maquinaciones. Veamos la 
				mencionada carta: 
					
					Sr. J. Conangla. Habana. 
					Estimado amigo:  
					No sabía como expresarte mi agradecimiento 
					por el discurso que hicisteis el 11 de septiembre en el 
					Casal Català. No sólo por agradecimiento personal os doy las 
					gracias, sino también por agradecimiento del patriota que 
					prescindiendo del yo personal, cree que se ha de ventilar 
					todo aquello que representa ante el pueblo, el sentimiento 
					noble y santo de la patria. 
					Vuestro discurso ha sido también para mí un 
					nuevo estímulo en estos momentos en los que he sufrido 
					tantas amarguras de toda clase. Y digo de toda clase porque 
					hasta de los mismos catalanes hemos sufrido ataques viles y 
					groseros y difamaciones y calumnias. No quiero sin embargo, 
					rebajarme hablando de esas cosas porque la vida austera que 
					siempre he llevado me da derecho a menospreciarlas, y han 
					afirmado más todavía mi serenidad y fortaleza de alma. De 
					todos modos quiero hablaros de mi viaje a Rusia y de las 
					razones que lo motivaron. 
					Como ya veríais por el informe, con la poca 
					gente que habríamos podido armar, con todo, y haber podido 
					hacer un gesto de dignidad, corríamos el riesgo de llegar a 
					una cosa un poco mejor que la de Vera, pero que rápidamente 
					hubiese ido al fracaso considerando las fuerzas que tiene 
					España en las fronteras, que son de 4.000 hombres, la mayor 
					parte de la Guardia Civil. Así y todo me lancé a la 
					preparación de eso, habiendo comenzado ya una movilización 
					lenta de gente de Cataluña que hemos ido situando en 
					diferentes lugares de la frontera, habiendo alquilado 
					algunas fincas y simulado la explotación de minas y otra 
					clase de trabajos en los diferentes puntos de la frontera, 
					que se habían de utilizar para el traspaso de armas y 
					concentraciones de la gente que tenía que venir, y 
					constituyendo los comités que habían de actuar de Gobierno 
					provisional en los lugares que fuésemos conquistando. Este 
					montaje persiste todavía y no sabe Vd. los sacrificios 
					económicos que nos cuesta, y los personales. Hay jóvenes que 
					han demostrado y demuestran todavía un temple de verdaderos 
					y abnegados patriotas. 
					Cuando ya teníamos eso medio preparado, se 
					me acercaron los comunistas ofreciéndome ir de acuerdo con 
					nosotros y complementarnos en todos los medios que nos 
					faltase para llevar adelante la revolución, en una especie 
					de alianza ocasional con ellos, junto naturalmente con los 
					otros elementos que, como ya sabe Vd., eran nuestros 
					aliados, como son los de Euzkadi, los gallegos y los de la 
					Confederación Nacional del Trabajo. Para realizarlo me 
					pidieron que yo fuese a Rusia para ponerme de acuerdo con 
					los elementos directivos de la III Internacional. Antes de 
					emprender el viaje pensé mucho y lo consulté con los 
					elementos que había en París y con el Directorio de 
					Barcelona y de París, considerando todos juntos: 1.º, que 
					con los escasos medios que había dado el empréstito no 
					podíamos ir más que al sacrificio dignificador. 2.º, que con 
					lo que nos ofrecían podíamos ir a un fuerte movimiento 
					general en toda España que aseguraba no solamente la 
					dignificación de Cataluña sino la libertad definitiva, por 
					lo que acordamos emprender este viaje. 
					*     *     *     *      
					En Rusia, después de muchas conferencias 
					entre las cuales una con Bukharin y otra con Zinoviev, 
					llegamos al acuerdo de que ellos se comprometían a avalar 
					económicamente todos los gastos de organización, preparación 
					y propaganda para la revolución en Cataluña y en toda España 
					y después dar lo que fuese preciso para armar a la gente. 
					La consigna era: 
					a)     
					Derribar el Directorio militar y la Monarquía. 
					b)     
					Abandono de Marruecos y reconocimiento de la 
					República del Rif. 
					c)     
					Amnistía total para los delitos políticos y sociales. 
					d)     
					Proclamación en España de la República Federativa 
					Popular. 
					e)     
					Expropiación de los grandes latifundios hoy dedicados 
					a los placeres de la caza y que no son cultivados, 
					repartiéndolos entre los campesinos.   
					f)       
					Libertad completa de asociación y propaganda. 
					Esta fue la consigna, con la condición de 
					que al día siguiente de su triunfo cada  uno quedaba 
					desligado para seguir el camino de los propios ideales. 
					Ya puede Vd. suponer que a nosotros, 
					mientras salvásemos la independencia de  Cataluña, poco nos 
					había de interesar que ellos instaurasen la República, no 
					importa con qué carácter, en el resto de España. 
					De acuerdo con estos extremos (después de 
					mes y medio) regresé a Francia para constituir ya el Comité 
					definitivo revolucionario y ejecutivo de todos estos 
					acuerdos. 
					Estando todavía allí, adiviné cierta 
					discrepancia entre Bukharin y Zinoviev, sobre todo con 
					relación a las campañas y ayudas que ellos pudiesen dar a la 
					organización de la revolución internacional y de otros 
					movimientos revolucionarios parciales que pudiesen 
					producirse fuera de Rusia. 
					Cuando ya estaban ultimados los trabajos 
					para la constitución de este Comité ejecutivo y teníamos 
					redactado el Manifiesto que se había de dar al pueblo, tuvo 
					lugar el Congreso Comunista en Rusia que ha hecho caer a los 
					elementos de Zinoviev que nos eran más favorables. Y digo 
					eso porque Zinoviev en persona, al despedirse, me dijo: 
					«Diga a los catalanes que los partidarios más fervientes de 
					su independencia somos nosotros». 
					Es más de agradecer esta simpatía que él 
					manifestó porque ellos ya están convencidos que en Cataluña, 
					en concreto, dado el carácter catalán, no tienen nada que 
					hacer, porque no tienen ninguna fuerza. Naturalmente ellos 
					comprenden que la cooperación que diesen a este movimiento 
					revolucionario en España, aunque no les permitiese 
					instaurar, ni mucho menos, sus ideales, les daría prestigio 
					en otros lugares del mundo.  
					*     *     *     * 
					El resultado del Congreso comunista de Moscú 
					me ha intranquilizado a pesar de que sus representantes de 
					aquí dicen que solamente lo retardará algún tiempo: de todas 
					maneras el retraso es evidente y ahora estamos pendientes de 
					la resolución definitiva. 
					Este viaje, si todo se resuelve bien, ya ve 
					Vd. la enorme trascendencia que tendría para Cataluña. Si se 
					resolviese negativamente, moralmente nos daría la 
					tranquilidad de espíritu de no haber ahorrado medios ni 
					sacrificios para obtener la libertad de Cataluña: 
					materialmente habría retrasado nuestros planes y nuestras 
					posibilidades, como ya podrá Vd. comprender por los gastos 
					enormes que ocasiona haber tenido que esperar cuatro o cinco 
					meses más, aguantando toda la organización con el montaje 
					que ya os he explicado, lo que supone viajes, servicios de 
					espionaje en la frontera, para estar en condiciones de saber 
					en todo momento el estado de las fuerzas enemigas, 
					constitución de comités, alquileres para depósitos, 
					simulación de trabajos, mantenimiento de los movilizados y 
					demás. En este compás de espera se encuentra ahora nuestra 
					organización y no tardaremos en tomar las resoluciones 
					definitivas que naturalmente estarán de acuerdo con los 
					medios que se recogen, durante este tiempo, del empréstito. 
					A mí me hace sufrir, sin embargo, la lentitud, natural hasta 
					cierto punto, del empréstito, porque como puede Vd. suponer 
					la espera significa alargar los gastos a los cuales me he 
					referido y que son imprescindibles. Recibir rápidamente y 
					todo de una vez los medios del empréstito sería como si los 
					recibiésemos duplicados, porque se ahorrarían todos estos 
					gastos de entretenimiento. 
					Yo, sin embargo, aparte de los comunistas, 
					he conservado las alianzas que ya teníamos hechas y he 
					procurado atraer los partidos revolucionarios de España, 
					porque en el caso de romper con los comunistas pudiésemos 
					también ir a un movimiento general de toda España. Uno de 
					los éxitos mejores que yo creo hemos dado a nuestro partido 
					separatista es que hoy no hay partido revolucionario en 
					España que no se haya tenido que acercar a nosotros y 
					pedirnos colaboración, y no hay ninguno que ya no admita el 
					referéndum para Cataluña para que escoja su forma de 
					gobierno. Lástima que estos no tengan bastante organización 
					y que se encuentren como nosotros, sin medios combativos. De 
					no ser así, la revolución no se haría esperar y la libertad 
					de Cataluña sería un hecho. 
					Ahora, sin embargo, dentro de pocos días 
					hemos de parlamentar con elementos militares, los cuales, 
					como es natural, tienen una cosa y otra. Estos elementos 
					militares de España que actualmente están de acuerdo con la 
					Confederación General del Trabajo, son partidarios de la 
					República Federal y están naturalmente contra los generales 
					y el Directorio de España. Si ellos concediesen un 
					referéndum a Cataluña, para escogerse la forma de gobierno, 
					nosotros iríamos al movimiento de acuerdo con ellos, porque 
					en este caso nos darían las armas y los medios como lo han 
					prometido los de la Confederación Nacional del Trabajo, 
					aliados nuestros. Si ellos no concediesen este derecho a 
					Cataluña, nosotros también iríamos al movimiento 
					aprovechando nuestras organizaciones y nuestros medios que 
					tendremos en aquel momento, para no dejar escapar el momento 
					propicio, para nosotros, del desorden que reinará en España, 
					y trataríamos de instaurar la República Catalana.  
					*     *     *     * 
					En este caso nos mezclaríamos con los 
					elementos de la Confederación Nacional del Trabajo que nos 
					ayudarían, completando nuestros medios, dándonos armas. 
					También es probable que las armas fuesen entregadas en 
					Barcelona, que es donde las tienen en depósito el Ejército, 
					cosa que motivaría habernos de trasladar con una gran parte 
					de las organizaciones que actualmente tenemos en la 
					frontera. 
					Ya habréis visto la posición de algunos 
					elementos de otros partidos nacionalistas, especialmente la 
					de Cambó, el más visible, que en los momentos como los que 
					pasa Cataluña, los más cruentos de represión en todos los 
					sentidos, cuando hay tantos hermanos nuestros sufriendo en 
					las prisiones de España, y esperando algunos de ellos la 
					condena de muerte, él se entretiene dialogando con tanta 
					osadía con la Dictadura, que es causa de tantos 
					sufrimientos. En este diálogo, amigos y enemigos han visto 
					una colaboración o al menos una oferta de colaboración a 
					este gobierno que es el que ha sumido a Cataluña en el 
					vilipendio. 
					Antes de acabar me place confesaros que, por 
					encima de todas las amarguras, trabas y oposiciones, mis 
					esperanzas y mi fe absoluta en Cataluña cada día son más 
					fuertes. 
					Esta carta en la cual os explico cosas que 
					solamente saben los más precisos, como es esto de última 
					hora referente a los militares, os ruego que la leáis al 
					doctor Murillo y a Arana a los que saludaréis muy 
					afectuosamente de mi parte. Y vosotros juntos, dado el 
					carácter que tiene, ya veréis el uso discrecional que tenéis 
					que hacer y a quien la podáis enseñar. 
					Recibid, amigos míos, el afecto sincero y 
					afectuoso de vuestro compatriota. Por Cataluña. 
					Francisco Macià. 
					Bois-Colombes, 15 de enero de 1926 ARRIBA      
 
 
				A lo largo de 1926 culminó la preparación del “Exércit Català”, 
				con el objeto de invadir militarmente Cataluña, desde Francia. 
				El proyecto consistía en la penetración de dos columnas –una 
				desde Saint-Laurent-de-Cerdans y la otra desde el Coll d’Ares– 
				que habían de ocupar Olot, y proclamar la República Catalana. 
				Dicho objetivo se conoció como el “Complot de Prats de Molló” 
				por el topónimo en catalán de la localidad del Rosellón francés 
				Prats-de-Mollo-la-Preste.  
				El plan del ataque consistía en crear dos columnas armadas que, 
				de madrugada, atravesarían la frontera y se adentrarían por 
				caminos de montaña hasta las inmediaciones de Olot, donde se les 
				unirían varios grupos más. 
				Una vez reunidos, la estrategia consistía en caer por sorpresa 
				sobre la capital de la comarca de La Garrocha, Olot, y atacar 
				los cuarteles de la Guardia Civil y de los Carabineros. En este 
				momento, aprovecharían la acción para difundir la noticia de la 
				proclamación de la República Catalana mediante una emisora que 
				ellos mismos transportarían. Se esperaba que, al recibir la 
				noticia de la actuación, el pueblo catalán se sublevaría. 
				Posteriormente, se marcharía hacia Las Guillerias donde se 
				instalaría el campamento base y se proseguirían las operaciones. 
				Macià nombró como lugartenientes a Josep Bordas de Cuesta para 
				las cuestiones políticas; Josep Carner y Ventura Gassol para las 
				de propaganda; Josep Rovira, Martí Vilanova, los hermanos 
				Morella, Joaquim Carrió, Roc Boronat y Ferran Arqués para las 
				militares. En el interior se encargaban de captar voluntarios 
				Jaume Aiguader y Amadeu Bernadó. 
				El ejército catalanista estaba a punto, y Estat Català 
				juzgó útil alistar en su milicia un determinado número de 
				combatientes profesionales, tomando a su servicio algunos 
				anarquistas e italianos antifascistas, mandados por Ricciotti 
				Garibaldi, nieto del famoso político y guerrero. En total, unos 
				500 hombres. 
				El 30 de octubre de 1926 Macià dio orden de movilización y 
				empezaron el entrenamiento militar en la población de 
				Saint-Laurent-de-Cerdans, dónde estaban enterradas las 
				armas.          
				Ricciotti Garibaldi resultó ser un confidente de los servicios 
				secretos de Benito Mussolini y advirtió de las intenciones de 
				los dirigentes del Estat Català a las autoridades 
				españolas, las cuales avisaron a las francesas. Éstas, el 4 de 
				noviembre de 1926 abortaron el intento, deteniendo en Estagel a 
				los grupos que, procedentes de París y de Toulouse, se dirigían 
				a Saint-Laurent-de-Cerdans, mientras que en Villa Denise 
				(Prats-de-Mollo-la-Preste) eran detenidos Macià y su Estado 
				Mayor. 
				El 15 de noviembre de 1926, unos 86 reclutados fueron deportados 
				a Bélgica y 42 más fueron detenidos para ser juzgados, de los 
				que nueve eran italianos. Finalmente, sólo 17 fueron llevados a 
				París para ser juzgados, entre ellos el propio Macià, el cual se 
				declaró único responsable e hizo una declaración de principios 
				en nombre de todos, basada en los principios de independencia, 
				democracia y revolución. Esto dio al proceso mucha repercusión, 
				de forma que hizo conocer en Europa la cuestión catalana y la 
				figura de Francesc Macià, quien lograría el liderazgo del 
				nacionalismo catalán.  
				Macià fue condenado a dos meses de prisión, ya cumplidos, y a 
				100 francos de multa. Los arrestados por la policía francesa 
				gozaron de amplias libertades. Macià, pudo visitarlos, y 
				arengarlos así:  
				«¡Catalanes! hemos luchado por una grande, por 
				una noble causa que ha fracasado. Pero volveremos. Juremos sobre 
				la bandera que lucharemos hasta la muerte». 
				Pero ni habían luchado, ni lucharían.  
				Posteriormente Macià fue expulsado a Bruselas, donde estuvo 
				varios meses, de donde marchó a Hispanoamérica, entrando 
				clandestinamente a Argentina, donde residió más de medio año.
				 
				Entre 1927 y 1928, Maciá,  acompañado por su secretario, el 
				poeta Ventura Gassol, visitó a los núcleos de catalanes 
				separatistas de Argentina, Uruguay y Cuba, con objeto de recoger 
				fondos y aunar voluntades.  
				En La Habana fundó el “Partido Separatista Revolucionario de 
				Cataluña”, del cual fue presidente y en el que estudió, por 
				primera vez, la posibilidad de constituir una República 
				Catalana.  
				Todas las ideas políticas de Macià se reducían a la liberación 
				de Cataluña, aceptando incluso la sovietización. Pero tenía 
				facilidad para frases sugestivas:  
					
					“No habrá paz internacional mientras haya 
					naciones esclavas”. “Nuestro ideal democrático y de libertad 
					no se aviene con el de la España atrasada, que durante la 
					guerra mundial soñaba con la victoria de los enemigos del 
					derecho y la justicia”.  
				
				La gesta de Macià fue mirada en Cataluña como un episodio 
				grotesco, pero esa impresión cambió con el tiempo, siendo 
				enaltecido como figura heroica en amplios medios nacionalistas. 
				Con todo para sus enemigos, empezando por Cambó, no pasó de ser 
				un desequilibrado de pocas luces y con fijaciones mesiánicas.
				   
				
				ARRIBA      
 
 
				Tras la caída de Primo de Rivera, regresará a Cataluña el 22 de 
				febrero de 1931. En marzo de ese mismo año, tiene lugar en 
				Barcelona la “Conferencia d´Esquerres”, que une a Estat 
				Catalá al Partit Republicà Català (más nacionalista 
				que republicano, dirigido por Lluís Compayns i Jover) y al grupo 
				del periódico L´Opinió (dirigido por Lluhí Vallescá), 
				naciendo así una nueva organización: Esquerra Republicana de
				Catalunya (ERC), que empieza con unos 17.000 
				afiliados, pero pronto tendrá una amplia base social a través 
				incluso de otras organizaciones, como la Lliga de 
				Rabassaires (su filial rural) y el CADCI (Centre 
				Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria). 
				A pesar de todo, Estat Catalá seguirá constituyendo un 
				partido autónomo dentro de la misma Esquerra, siendo su ala 
				extremista y separatista.  
				
				Esquerra Republicana de Catalunya 
				es un partido con una historia tortuosa y complicada. Desde la 
				primera militancia burguesa y filofascista proveniente del 
				Estat Català, hasta las últimas incorporaciones de los 
				grupúsculos  ARRIBA      
 
 
				En las elecciones municipales del 14 de abril de 1931, 
				Esquerra Republicana de Catalunya arrasa contra todo 
				pronóstico, y Macià, desde el balcón del Palacio de la 
				Generalitat de Cataluña, proclama la “República Catalana 
				dentro de la Federación 
				Ibérica”, con el siguiente discurso: 
					
					«Catalanes: 
					Interpretando el sentimiento y los anhelos 
					del pueblo que nos acaba de dar su sufragio, proclamo la 
					República Catalana como estado integrado en la Federación 
					Ibérica. 
					De acuerdo con el presidente de la República 
					Federal española Niceto Alcalá Zamora, con el cual hemos 
					ratificado los acuerdos del pacto de San Sebastián, me hago 
					cargo provisionalmente de las funciones del Gobierno de 
					Cataluña, esperando que los pueblos español y catalán 
					expresarán cual es en estos momentos su voluntad. 
					Haciendo esta proclamación, con el corazón 
					abierto a todas las esperanzas, nos conjuramos y pedimos a 
					todos los ciudadanos de Cataluña que se conjuren con 
					nosotros para hacerla prevalecer por los medios que sean, 
					incluso si fuera necesario sacrificar la vida. 
					Rogamos que cada catalán, así como cada 
					residente en Cataluña, se haga cargo de la enorme 
					responsabilidad que en estos momentos pesa sobre todos 
					nosotros. 
					Todo aquel pues, que perturbe el orden del 
					nacimiento de la República Catalana será considerado un 
					agente provocador y un traidor a la patria. 
					Esperamos que todos sabréis haceros dignos 
					de la libertad que nos hemos dado y de la justicia que, con 
					la ayuda de todos, vamos a establecer. Nos apoyamos sobre 
					cosas inmortales como son los derechos de los hombres y los 
					pueblos, que ni muriendo perderíamos. 
					En proclamar nuestra República, hacemos 
					llegar nuestra voz a todos los pueblos de España y del 
					mundo, pidiéndoles que espiritualmente estén de nuestro lado 
					y en contra de la monarquía borbónica que nos venció, y les 
					ofrecemos aportar todo nuestro esfuerzo y toda la ilusión de 
					nuestro pueblo renaciente para asegurar la paz 
					internacional. 
					Por Cataluña, por los otros pueblos hermanos 
					de España, por la fraternidad de todos los hombres y todos 
					los pueblos, Catalanes, sabed haceros dignos de Cataluña». 
					El President, 
					Francesc Macià                                             
					 Barcelona, 14 de abril de 1931 ARRIBA      
 
 
				Tres días más tarde Macià se pliega a las izquierdas españolas y 
				“renegocia” la República catalana por una “Autonomía”. Así pues, 
				ante la visita realizada por los ministros republicanos 
				Marcelino Domingo (Instrucción Pública y Bellas Artes) y Nicolau 
				D´Olwer (Economía), ambos catalanes, el anciano líder de ERC 
				depone su actitud. A cambio, se restablece la Generalitat, a la 
				que se traspasan las competencias de las diputaciones 
				provinciales.  
				Josep Tarradellas confiesa en una carta dirigida a Frederic 
				Escofet que: “Macià ante un grupo de personas nos dijo que 
				ése era el día más triste de su vida, no porque había renunciado 
				a la República catalana, sino porque, y eso era exacto, tenía 
				plena conciencia de ello, Cataluña no la quería. Su decepción 
				era producida porque creyó que al anunciar a la multitud que 
				estaba en la plaza San Jaume la renuncia a la República catalana 
				y la aceptación de la Generalitat, se habría producido protestas 
				y alborotos, y fue todo lo contrario, pues nuestro pueblo tenía 
				plena conciencia de que estaba bien que el presidente Macià 
				hubiese proclamado la República catalana y que aún estaba mejor 
				que hubiese renunciado a ella”. 
				La Generalitat elaborará el “Estatuto de Autonomía de Cataluña”, 
				redactado en base al derecho de autodeterminación de este 
				territorio y a la restauración de su unidad histórica como 
				consecuencia de la proclamación de la República.  
				El 6 de mayo de 1932 se iniciaban los debates parlamentarios 
				sobre su aplicación. El Estatuto debía amoldarse a la 
				Constitución, que descartaba la opción federal para las 
				autonomías. Finalmente, se aprobaba el 9 de septiembre de 1932, 
				con la cerrada oposición de la derecha.  ARRIBA      
 
 
				La firma del Pacto de San Sebastián entre republicanos, 
				socialistas y catalanistas de izquierdas, en agosto de 1930, 
				preveía atender las reivindicaciones nacionalistas, pero sin 
				proponer un calendario concreto. Tras la abdicación del rey 
				Alfonso XIII, en abril de 1931, tal como hemos mencionado más 
				arriba, Esquerra Republicana de Catalunya dirigida por 
				Francesc Macià, proclamó la República Catalana, el 15 de abril 
				de 1931. El jefe del Gobierno provisional, Niceto Alcalá-Zamora, 
				acudió a Barcelona y consiguió que Macià reconsiderase la 
				proclamación, a la espera de la aprobación de la Constitución. 
				Mientras tanto, se recuperó el viejo nombre de Generalitat, para 
				designar el sistema institucional autónomo catalán. 
				Sin embargo, la Generalidad preparó un proyecto de Estatuto, el 
				conocido como Estatut de Núria, que fue plebiscitado por 
				los ciudadanos catalanes el 2 de agosto de 1931. Con un 75% de 
				participación, el proyecto de Estatuto obtuvo una aprobación del 
				99.45% de los votantes. 
				El proyecto fue discutido en las Cortes en mayo de 1932. El 
				fallido golpe de estado protagonizado por el general Sanjurjo 
				aceleró el debate y la aprobación del proyecto el 9 de 
				septiembre de 1932. Tras la aplicación de una serie de 
				enmiendas, que dejaron los 52 artículos originarios en 18, el 
				Estatuto de Cataluña fue aprobado por amplia mayoría: 314 votos 
				afirmativos frente a 24 negativos. 
				El Estatuto aprobado rebajaba las pretensiones originales del 
				proyecto. Mientras en el proyecto se afirmaba que «Cataluña 
				era un Estado autónomo dentro de la
				República española», el texto final fijaba –de 
				acuerdo con la Constitución Republicana que definía a España 
				como «un Estado integral, compatible con la autonomía de los
				municipios y las regiones»– que «Cataluña se 
				constituye en región autónoma dentro del Estado español». 
				Otros aspectos sustanciales también fueron modificados. Por 
				ejemplo, de la propuesta oficialidad única del catalán se pasó a 
				la co-oficialidad de catalán y castellano. 
				Sin embargo, a pesar de los recortes, el Estatuto confería una 
				sustancial autonomía a Cataluña: la Generalidad pasaba a estar 
				compuesta de un Parlamento, un Presidente y un Consejo 
				Ejecutivo. También obtenía competencias en ámbitos como orden 
				público y justicia.   
				
				ARRIBA      
 
 
				En noviembre se celebraron las elecciones a la Generalitat, que 
				convirtieron a Maciá en el primer presidente constitucional de 
				Cataluña. Por poco tiempo, pues fallece el 25 de diciembre de 
				1933. Su familia quiso celebrar un funeral católico, pero la 
				Generalitat impuso un entierro laico y pomposo. 
				Fue sustituido al frente de la Generalitat de Catalunya por 
				Lluís Companys. ARRIBA        
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