18 DE JULIO: DÍA DEL VALOR

 

Institución del día del “Día del Valor”

El día 20 de febrero de 1943, la Delegación Nacional del Frente de Juventudes ordenó que el 18 de Julio de cada año se celebrase por el Frente de Juventudes en toda España el “Día del Valor”.

Dos fines principales se propuso conseguir el Frente de Juventudes con la celebración de esta solemnidad: 1º, exaltar la importancia y la excelsitud del valor al servicio de la Patria y de los grandes ideales y, 2º, fomentar la admiración y el amor de nuestros jóvenes hacia el Glorioso Ejército Español, despertando en ellos la ilusión por formar en nuestras instituciones armadas, en cuyas filas se rinde el mejor servicio a la Patria, especialmente en momentos de peligro para su independencia y para su existencia.

El valor al servicio de la Patria

En la vida de las personas y en la de los pueblos hay momentos difíciles en que es necesario actuar valientemente, bien para defenderse de enemigos o vicios interiores, bien para derrotar a los que atacan desde el exterior.

En la Historia de España estudiamos situaciones y momentos en los que el pueblo español se defendió muy valerosamente de quienes quisieron sojuzgarle. Orisón, Indortes e Istolacio, Sagunto, Viriato y sus hombres, Numancia y la lucha de los cántabros y astures contra Roma, son magníficos ejemplos del valor de nuestros antepasados en la Edad Antigua.

En la Edad Media, también son muestras del valor de nuestros gloriosos predecesores, las gestas gloriosas de la Reconquista, entre las que se hallan tantos y tantos hechos que, por su grandiosidad, más bien parecen fruto de la fantasía y de la leyenda que acontecimientos realizados por hombres de carne y hueso. En la Edad Moderna, últimas guerras con el moro, descubrimiento y colonización de América, expediciones africanas, viaje alrededor del mundo, hazañas del Gran Capitán, de los grandes conquistadores y las luchas de Carlos I y Felipe II contra los enemigos de España y de la Religión Católica.

También el valor de los españoles se mostró en la Edad Contemporánea, guerras de la Independencia, carlistas, de África, Cuba y Filipinas y, últimamente, la gran gesta de nuestra Guerra de Liberación, en todas las cuales, por defender la integridad, el honor de la Patria, o los altos ideales que caracterizan nuestra personalidad como nación, se arrostraron las mayores dificultades y se realizaron los mayores sacrificios. Por todos estos hechos maravillosos y otros muchos que no precisa reseñar y que fueron producto del valor de los hijos de España, pudimos, en unas ocasiones lograr el respeto y la consideración de nuestros poderoso enemigos, y, en otras, mantener nuestra independencia y salvar a la Iglesia Católica y a España de los ataques brutales de quienes la quisieron derrotar y hacer desaparecer.

El Glorioso Alzamiento Nacional y el valor de los españoles

No es una mera coincidencia el que el “Día del valor” se celebre en el aniversario del Glorioso Alzamiento Nacional, porque éste fue, verdaderamente, una gran explosión de entusiasmo y de valor para salvar a España de los tremendos males en que la habían sumido sus enemigos, tanto los internos –los malos españoles –, como los externos –masonería, comunismo y otros –.

La iniciación del Alzamiento estaba rodeada de grandes dificultades: por lo perseguidos que estaban muchos de los españoles decididos a llevarlo a cabo; por haber apartado del Ejército o aislado a lugares de difícil comunicación a numerosos Jefes y Oficiales de los más capacitados y amantes de España; y por el desarme paulatino, pero continuo, a que se sometió al propio Ejército, al mismo tiempo que se permitía y aun se cuidaba desde el Gobierno que las organizaciones obreras y políticas extremistas se armaran hasta los dientes.

Era difícil, también, llevar a cabo el Alzamiento porque mientras se permitía y ayudaba a las organizaciones rojas que se organizaban y adiestraban para la guerra, a muchos de los miembros de Falange –entre ellos José Antonio y los principales mandos–, y de otras organizaciones políticas anti-marxistas se les detenía y encarcelaba, clausurando sus centros de reunión y desarticulando, en cuanto fue posible, su contacto y comunicación.

Pero aún había más. Desde el extranjero los rojos recibían ayuda de sus correligionarios, particularmente de Rusia y Francia.

Para enfrentarse con todo este estado de cosas hacía falta tener mucho valor, ser muy valientes. Y los españoles lo fueron, siendo una vez más dignos sucesores de aquellos compatriotas de antaño que con su valentía y espíritu de sacrificio admiraron y admirarán todas las generaciones.

Por el mucho valor derrochado para iniciar el Alzamiento Nacional; por la valentía de los buenos españoles durante toda la Guerra de Liberación; y por la decisión heroica que nos anima desde los primeros tiempos de nuestra difícil paz hasta el momento actual, hemos conseguido, en primer lugar, el respeto de los demás pueblos que no comparten nuestra manera de pensar en relación con el gobierno de las naciones, y, en segundo, la admiración hacia nuestra manera de ser, tan gallarda, noble y digna.

El Frente de Juventudes y el Ejército en el “Día del Valor”

Uno de los fines principales que se propone conseguir el Frente de Juventudes al celebrar el “Día del Valor”, es el fomentar la admiración y el amor de los españoles hacia nuestro glorioso Ejército, verdadera reserva armada de la Patria.

El servir a la Patria es, después del servicio ofrecido a Dios, la más grande y noble de nuestras ocupaciones. Y de los trabajos ofrecidos a nuestra Patria el de más valor, humanamente hablando, es el de luchar, sufrir y hasta morir por ella, si es necesario, con el fin de que la Patria se salve, y sobreviva.

El Ejército –las armas– es el que en cada situación difícil para los pueblos o para la civilización dice la última palabra. “A última hora –ha dicho Spengler–, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”. De ahí la tremenda responsabilidad y la gran gloria que tienen quienes forman en las filas del Ejército. Y sobre todo de un Ejército como el nuestro, que, en todos los tiempos y en todos los lugares en que actuó, asombró al mundo con sus proezas únicas.

Y también en nuestra Guerra de Liberación, el Ejército español, capitaneado por el más invicto y valiente de los Capitanes, Francisco Franco, se cubrió de gloria prestando a España uno de los mayores servicios de su Historia, al lograr derrotar totalmente a los ejércitos comunistas, no obstante ser éstos superiores en número, en armas y en riqueza, con los que podían adquirir lo necesario para llevar a buen fin la contienda.

Nuestros soldados consiguieron la victoria porque su valor se cimentaba en la razón la moral y la justicia

Cuando empezó la Guerra de Liberación eran muy desiguales los dos bandos en lucha.

Los rojos poseían las riendas del Gobierno, el oro de España, la mayoría del armamento, tanto del ejército de Tierra, como de los de Mar y Aire, ya que en su poder quedaron la casi totalidad de nuestros barcos de guerra, entre ellos las más poderosas unidades de nuestra Marina, y también la mayor parte de los aviones que entonces tenía la Aviación Militar Española. Igualmente, los mejores puertos, las zonas industriales y las más ricas agrícolamente, estaban en poder de los marxistas.

Pero lo que no poseían en tan alto grado como las fuerzas nacionales era el valor. Y no nos referimos aquí al valor físico –al que nace del temperamento, del carácter decidido y audaz–, a la confianza en la propia fuerza física, sino al valor que tiene como fuente y animador constante el corazón, la conciencia limpia y serena, la idea del servicio a los altos ideales: Dios, la Patria, el bien del prójimo, la justicia, la moral...

Ganaron la guerra quienes cimentaron su valor en los mejores y más puros ideales, y la perdieron los que, aunque poseídos de un gran valor físico, de una gran decisión, luchaban cada vez más convencidos de que sus jefes les habían engañado y de que los objetivos que perseguían no eran justos, ni morales, ni apoyados en la razón.

De todo lo expuesto queremos sacar la enseñanza de que el valor que se fundamenta en la fuerza bruta y en falsos ideales es pura barbarie y, como tal, hemos de desecharlo, mientras que el que se afirma y sostiene en los más puros ideales, como son el amor a Dios, a la Patria y al prójimo, no es sólo el verdadero valor, sino que nos lleva al heroísmo, que es como la antesala de la mayor de todas las valentías: la santidad.

Y esto precisamente quiere el Frente de Juventudes y su Jefe supremo, el Caudillo Franco, para todos los muchachos españoles: que procuren cada día, cada hora, cada momento, ser mejores servidores del prójimo, de la Patria y de Dios, pues en esto consiste el máximo valor, el mayor heroísmo, la verdadera santidad.

El 18 de Julio es una fecha de eterna recordación

Para todo español digno de tal nombre, la fecha del 18 de Julio debe ser una de las más cordialmente recordadas. Ella significa el renacer de España; el día grande en que el pueblo español, capitaneado por Franco, irrumpió de nuevo en el camino de la Historia para volver a ser Una, Grande y Libre, servidora de Dios y cooperadora magnífica en la obra ingente de la restauración del mundo.


PÁGINA PRINCIPAL

VOLVER