FRANCISCO FRANCO “EL ÚNICO”

 

Por Argos

 

Desgranar elogios a la hora de la muerte -sea cual fuere la grandeza o la pequeñez del protagonista- es tarea fácil y casi rutinaria. En cambio, lo difícil es no caer en los tópicos que caracterizan los adjetivos de siempre. Y ante la desaparición terrena de Franco -porque su memoria perdurará mucho tiempo- lo que resulta cierto es que ha sido «único», y es «único», con mayúscula, hasta la fecha en las páginas de la Historia de España. Nunca hubo un General tan joven. Nunca un Caudillo tan completo. Nunca un Poder en plenitud tan eficaz en la paz. Pese a discrepancias superficiales o de fondo con la política de Francisco Franco, ningún español de los que estuvieron en  los frentes de guerra nacionales, o sufrimos el horror de las cárceles republicanas, puede olvidar que soñó tantas veces con el Generalísimo en los años angustiosos en que la muerte nos acechó de día y de noche. Personalmente tres veces tuve el honor de ser recibido en audiencia privada por Franco, con afectuosa simpatía, porque no en vano nos comunicamos a “distancia” en la época de la República. Y recuerdo que en la primera audiencia, en febrero de 1948 de dos horas de duración, se despidió de mí hablándome con emocionada esperanza de un muchacho de doce años que acababa de llegar a Madrid y que se llamaba “Don Juanito”, porque ya desde mañana se va a llamar Su Majestad Católica el Rey Don Juan Carlos I de España, al que Dios guarde.

 


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