FRAGA «EXCOMULGA» A TEJERO


Las «ausencias» de Fraga, los «silencios» de Fraga, el «ego» de Fraga..., las incongruencias de Fraga, los «esotéricos» misterios de Fraga. ..Lo veníamos comentando mis amigas y yo con Sol Jaúdenes cuando regresábamos de Campamento... Ir «allí» era emocionante y problemático, pero el regreso deparaba la sorpresa de un nuevo conocimiento. Nunca sabias con quién te tocaría volver en el «reparto» de coches; personas a las que no habías visto nunca y de pronto se te convertían en amigos de toda la vida, sólo por el. hecho de encontrarlos «allí»... Era como un lenguaje en clave, con silencios, o con palabras, o con miradas, que son todo un tratado de solidaridad, de sentimientos comunes en circunstancias adversas... Era que a todos nos dolía y nos duele España y el drama de los amigos entrañables del 23-F y unos encontrábamos como en las catacumbas los antiguos cristianos, con alegría, esperanza y fe.

Lo veníamos comentando. Fraga ha deshecho sistemáticamente toda posibilidad de un frente común contra el marxismo. El juego del liberalismo, desde sus tiempos de bombín y bastón británicos y sus «contactos» londinenses, le ha enloquecido... No es nueva esta metamorfosis... Los grandes ambiciosos, los afectados de megalomanía, suelen ser los más grandes ciegos, los más estrepitosamente fracasados... Siempre se quedan a las puertas del poder; aunque se cojan del brazo de la revolución, siempre acaban siendo sus victimas. Ya dijo Tejero la noche del 23-F que «Fraga era peor que Carrillo».

Fraga ha estado en Murcia. Y ha roto su silencio. No quiso decir nada sobre «la sentencia». Pero ha «excomulgado» a Tejero. Lo ha arrojado de su «Iglesia» a las llamas del infierno sin Fraga... «Desmiento rotundamente que en las tertulias de militantes de Alianza Popular se haya «piropeado» a Tejero porque el que lo hiciera seria automáticamente expulsado...» Gracias por su claridad. Yo ya lo sabía hace mucho tiempo. Desde sus primeros pasos en la carrera del poder. En Murcia nos dio una imagen muy gráfica de sí mismo por aquellos sus fulgurantes años de ministro de Información y Turismo. Sube la rampa de la catedral a paso de gimnasta. La comitiva asciende todavía con la lengua fuera cuando él baja como un ciclón. Devora los tres platos del banquete cuando los comensales van por los aperitivos. Los deja sin comer. Derriba de una patada la puerta de la garita del aterrado guardaagujas del paso a nivel de San Javier a La Manga que se atrevió a poner la cadena cinco minutos antes de la hora, sin adivinar que el ministro tenía que pasar... Cuando su eclipse del 69 se queda aparentemente «dormido»... Ya entonces, y antes, en el Instituto de Cultura era «esotérico»... Empieza a conspirar en la sombra... En 1973 «sabe» que va a ocurrir algo que cambiará la Historia y se va a Londres...; es su etapa de «britanización», su etapa de «contactos», su «prebildergerización»... Regresa cuando todo está ya consumado y obtiene su «premio», corto premio por el que pagará la factura de la presentación de Carrillo en el Club Siglo XXI... «Yo siempre le llamo don Santiago», dijo recientemente. Ni siquiera estas asombrosas veleidades le procuran otra tajada del poder. Está perpetuamente relamiéndose ante la tarta, mendigando a las puertas de la Moncloa, mandando recaditos a Santa Engracia. Le distraen, le entretienen, le prometen, pero la tarta siguen comiéndosela los otros: el tándem Leopoldo-Felipe y compañía. Y llega lo de Galicia. y ocurre lo de Andalucía. La gente que no quiere que le pille el toro y al final la cornada va a ser mortal. Y ya se cree un profeta. Fraga tronando su cólera, Dios en su sinaí de soberbia, relampaguea de ira: «¿Tejero?, la duda ofende», parece clamar con su mirada frenética, sus ojos vueltos; y desde su vanidad, miedo a que se le escape el poder por «sospecha de adhesión» a «los del 23-F», arroja a Tejero a las calderas hirvientes de su infierno particular e intransferible: Le excomulga.

Me alegro por muchos militares que aún siguen creyendo en el Milagro Fraga. Ese es el Fraga que yo conozco. El único Fraga. Fraga sólo sirve a Fraga. y a su inmensa megalomanía. Se aliará con el demonio si cree que esa alianza le puede procurar la Moncloa. Fraga invitado a la Bildeberg, Fraga «esotérico» no vacilará en ser Kerenski por un retazo efímero de poder. Conviene que no lo olvide ese Ejército que ha encajado «tan serenamente, según ver- Conviene que no lo olvide ese Ejército que pudo ser proclive a las «invitaciones» de Armada. Ese Ejército que ha encajado «tan serenamente», según versión del banquero-ministro, la sentencia del 23-F, la que rebaja 24 años a Armada, «machaca» a Miláns del Bosch y a Tejero, y pone en libertad a Cortina, dejando en el aire los flecos de las implicaciones del CESID... La sentencia que ha soliviantado por «las otras libertades» por lo que estiman su blandura al «patio» cuyos careos tienen a veces ecos de graznidos de cuervos... Hay que reformar urgentemente el Código castrense, reponer los suprimidos juicios sumarísimos... Ay, si se pudiera reponer también la pena máxima sin escandalizar a Sor Intrépida y los famosos derechos humanos... Las bocas democráticas lanzan espumarajos de rabia...

Vergüenzas ajenas cotidianas nos están quitando la capacidad del sonrojo. Una ve tanto, oye tanto, se asombra tanto, ante esta España mugrienta utilizada como prenda en los cambalacheos de tos mercaderes con siglas de poder, que una no puede evitar traer a la memoria a Spengler y su mensaje de esperanza. Pero una voz lejana que me llega desde Madrid, la voz de esa española del carlismo que es Maria Teresa Aubá, añeja de experiencias, de saberes, de estar de vuelta de tantas cosas, me echa un jarro de agua fría: «No te hagas ilusiones, me dice yo he estado cada día en la escena de Campamento... y he visto y escuchado tantas cosas que sonrojan, que avergüenzan... tantas dejaciones, tantas negaciones... que estoy convencida que en Alcalá queda el último reducto de aquella España viril, valiente y heroica que venció al comunismo...»

 

Herminia C. DE VILLENA.

Fuerza Nueva. Nº 807 Del 26 de Junio al 3 de Julio de 1982.

 


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