A los 66 años de una gran fecha


 

Liberación de Barcelona

En la vísperas del día 26, por la noches se empezaron a oír los estampidos de la artillería nacional con una gran claridad. El dispositivo para liberar Barcelona estaba previsto de la siguiente forma: el Cuerpo de Tropas Voluntarias, mayoritariamente italianas, con sus columnas motorizadas cerrarían el paso por detrás del Tibidabo hacia el río Besós y parte descendería por Collserola. La mitad del Cuerpo del Ejército de Navarra, mandado por el general José Solchaga, bajaría por Vallvidrera, y la otra mitad, por el llano del río Llobregat, que enlazaría con el Cuerpo de Ejército Marroquí, mandado por el general Juan Yagüe, que cubriría el frente de ataque hasta el mar.  

Las vanguardias de los cuerpos de ejército de Navarra y Marroquí entran hermanadas en la Gran Vía Diagonal, camino del puerto.

A las 10 de la mañana del 26 de enero de 1939, fuerzas de la 5ª Brigada de Navarra, apoyadas por los carros de combate de la 4ª Compañía entran en Vallvidrera. Comienza el descenso hacia Pedralbes. Hacia las once empieza la penetración por las calles del casco urbano de Espulgas de Llobregat, apareciendo los primeros vecinos que corren al encuentro de los soldados, a los que abrazan y aclaman, asegurándoles que no hay resistencia en Barcelona. Las columnas formadas en Hospitalet empiezan a tomar posiciones.

 Sin contratiempo alguno se despliegan por Collblanch, la Torrasa y la Bordeta hacia Sans y Hostrafranchs. La única resistencia del enemigo corre a cargo de unas secciones de máquinas del 125 batallón de ametralladoras, quedando todo el material en poder de los nacionales. A las doce y media, los carros legionarios, sostenidos por la infantería, empiezan a entrar en las primeras calles de Barcelona. A la entrada de la Bonanova cuatro carros de combate rusos y dos blindados hacen su aparición. Se traba combate y en pocos momentos quedan incendiados unos tanques, mientras los demás huyen precipitadamente hacia el este de la ciudad.

En “Terminus” -puesto de mando avanzado del Cuartel General de Franco- el Caudillo va dando órdenes: “Siga su curso la acción general. Las tropas que puedan, entren para defender a los vecinos contra los rojos.” Hay una llamada de Antonio Barroso dando la noticia de que las tropas “han llegado a Montjuich y al Tibidabo, por lo que la ciudad está a punto de ser totalmente envuelta. En las afueras se oye algún tiroteo. Nos disponemos a vencer las alturas y a penetrar en Barcelona.” Del Cuartel General sale el primer parte precursor: “En estos momentos se está terminando de rodear Barcelona, habiéndose ocupado la Rabassada, el Tibidabo, Vallvidrera, Montjuich. Nuestras tropas están empezando a entrar en la población.”

Por la carretera del Port huyen grupos de hombres armados que al pie del Castillo de Montjuich intentan levantar barricadas. Por la derecha, la Legión y elementos de la 105 División del Cuerpo de Ejército Marroquí inician el asalto del monte, previos unos cañonazos conminatorios que dan en pleno recinto y obligan a la guarnición, con su coronel jefe de la Prisión, a abandonar el Castillo. En lo alto de la muralla aparece una bandera blanca, que la habían colocado los presos al creerse libres.

Los soldados nacionales empiezan a escalar la montaña, ocupando el cementerio sin resistencia. Por Lengua de Sierpe, el camino más vulnerable para el asalto del Castillo, llegan sin disparar un tiro, los soldados de una sección de gallegos con un sargento y un cabo.

Toda Barcelona con el Ejército del Norte, según diría el General Rojo:

"Toda Cataluña deseaba ya a Franco".

Entre aclamaciones y lágrimas quedaban libertados 1.200 cautivos y es izada la Bandera Nacional. Eran las tres de la tarde, cuando empiezan también a divisarse las banderas victoriosas en la cumbre del Tibidabo, ocupado sin dificultad alguna por fuerzas de la 5ª División Navarra mandada por el general Juan Bautista Sánchez.

 

“Terminus” envía a toda España el parte de la victoria: “Las Tropas Nacionales terminan de rodear la ciudad de Barcelona, ocupando Montjuich y el Tibidabo. A las 12 comienzan las Tropas Nacionales a entrar. Las fuerzas que penetran en Barcelona son el Cuerpo de Ejército Marroquí, el Cuerpo de Ejército de Navarra y una fracción perteneciente al Cuerpo de Ejército de Flechas.”  

El gran desfile del Ejército Nacional en Barcelona. Era ya virtualmente el final de la guerra.

En Montjuich se fueron concentrando más elementos de la 105 División y a las 16:30 inician la bajada a la ciudad. Muchos presos reclaman armas y acompañan a sus salvadores hasta el puerto. Del Tibidabo y Vallvidrera empiezan a bajar las divisiones de Navarra. De algunas terrazas se oyen los restallidos de los últimos pacos o de alguna ametralladora, mientras grupos de rojos tiran sus fusiles y huyen a ocultarse. La ocupación de San Gervasio y Gracia es completada por las fuerzas motorizadas de las tropas Legionarias mixtas que entran en Barcelona por Vallcarca y los Penitentes desfilando por la calle de Salmerón. Las tropas de Yagüe ocupan Sans.Por Las Corts se abre la Gran Vía Diagonal. Es el camino del triunfo por donde a las 17 horas empiezan a bajar ordenadamente los carros de combate seguidos del grueso de la fuerza. El pueblo empieza a salir a las calles y estallan las primeras aclamaciones. 

Cuando llegan al convento de Pompeya, convertido en policlínica, les saluda la primera Bandera Nacional que se iza en Barcelona tremolada por una enfermera.

El falangista Pedro Terol se personó en la Radio Asociación de Cataluña, situada en La Rambla de los Estudios, y tras detener al técnico y a la locutora que daban aún las consignas para proseguir la resistencia, puso en marcha la emisora lanzando al espacio, el soldado José García Juncal, la noticia del triunfo: “Españoles: Hace una hora que ha entrado en Barcelona el segundo Regimiento de la 105 División del Cuerpo del Ejército Marroquí al mando del general Yagüe.”

El General Juan Yagüe, acompañado por el General habilitado Barrón y el Teniente Coronel Mariano Alonso.

En una alocución radiada a las 19 horas por el general Juan Bautista Sánchez, se dirigió a la población en éstos términos:

«¡Catalanes! Hace pocos momentos que el glorioso ejército español comenzó a entrar en la ciudad de Barcelona. Tomada ya totalmente la población, las fuerzas desfilan tranquilamente por las calles levantando indescriptible entusiasmo. La muchedumbre vitorea a los soldados. Ciudadanos, ¡engalanad vuestros balcones!»

Y tras una pausa prosiguió:

«Os diré en primer lugar a los barceloneses, a los catalanes, que os agradezco con toda el alma el recibimiento entusiástico que habéis hecho a nuestras Fuerzas Armadas. También digo al resto de españoles que era un gran error eso de que Cataluña era separatista, de que era antiespañola.

«¡Debo decir que nos han hecho el recibimiento más entusiasta que yo he visto! ¡Y cuidado que he tenido el honor y la gloria, a pesar de ser un soldado desconocido, que no otra cosa que un soldado desconocido soy yo, un soldado del Caudillo, el último soldado del Cuerpo de Navarra, de asistir a actos semejantes!

«He asistido a la conquista de las cuatro provincias del Norte; he paseado la Bandera Nacional y el Escudo de Navarra por Aragón, por Castellón, por todas partes y en ningún sitio, os digo, en ningún sitio nos han recibido con el entusiasmo y la cordialidad que en Barcelona.

«Era el corazón de españoles que se les salía del pecho, era el alma, era el dolor de España que tenían dentro lo que saltaba para decir: ¡Soldados españoles, os queremos con toda el alma, porque somos españoles como vosotros!.

«En nombre del Caudillo -y que me perdone si me tomo la libertad de pronunciar su nombre en este momento- en nombre del Caudillo Franco, en nombre del general Dávila, en nombre del general Solchaga, yo correspondo con todo el alma a ese saludo y os doy las gracias en nombre de ellos.

«¡Viva España! ¡Viva el Generalísimo Franco! ¡Viva Cataluña Española!»

  © Generalísimo Francisco Franco.


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