«« Anterior  

 Siguiente »»
 

CAZA y PESCA:

DOS AFICIONES

MUY QUERIDAS

DEL CAUDILLO

Francisco Franco amaba la vida al aire libre. En contacto con la Naturaleza encontraba la paz y la serenidad que le compensaban de sus largas horas de abnegada entrega en el cumplimiento de su misión como primer magistrado del país. Siempre prefirió los espacios abiertos y el techo del cielo. Incluso en sus primeros años de soldado eligió las tierras africanas, y no la vida más cómoda y cerrada en cuarteles de la Península. Es perfectamente explicable que sus dos aficiones más queridas fuesen la caza y la pesca. Fue un magnífico cazador y un consumado pescador. En cuanto disponía de un fin de semana que se presentaba tranquilo, Franco se marchaba a cazar, acompañado por amigos o familiares. Y en sus vacaciones de Semana Santa y de verano, dedicaba horas y horas a practicar el paciente deporte de la pesca en los ríos salmoneros del Norte. No pocas veces aprovecharía esas jornadas de paz y descanso para madurar un proyecto o estudiar una situación delicada. Franco siempre tuvo un fiel y noble aliado; la Naturaleza.





PÁGINA PRINCIPAL

SIGUIENTE