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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1938.


 
Contestación al Nuncio de su Santidad en la presentación de cartas credenciales.

24 de junio de 1938.

EXCELENCIA Reverendísima:

Nada más grato para mí, y para la España nacional entera, que recibir de vuestras manos las cartas que os acreditan en esta nación; tan sincera y profundamente católica, como Nuncio Apostólico de la Augusta Santidad de Pío XI, Vicario de Cristo en la tierra, y Padre Común de los Fieles.

Con honda emoción y gratitud he oído, Excelencia Reverendísima, en momentos de gloriosa epopeya; una vez más la voluntad de Dios ha querido poner a prueba la fortaleza de nuestra fe y el vigor de nuestro sacrificio. Los soldados que hoy luchan, no sólo por la independencia y unidad de su Patria, sino por todo lo que representa la cultura cristiana occidental, tan seriamente amenazada, mueren con los nombres de Dios y de Españoles labios, y confirman así, una vez más, con su sangre de mártires y de héroes, ese carácter esencial que en transcurso de toda la vida de España, desde sus comienzos en la Historia del Mundo, ha tenido el sentimiento católico.

La Religión Católica ha sido crisol de nuestra propia nacionalidad; en sus misterios y sus dogmas se inspiraron en los siglos más gloriosos de nuestra Historia el talento especulativo de nuestros filósofos, el genio lírico y dramático de nuestros poetas, la emoción artística de nuestros grandes pintores; y esas obras simbólicas incorporadas ya al pensamiento universal, que coronan las más altas serranías del genio español, todas ellas son esencialmente cristianas y católicas.

Pero España también ha sido misionera, y como muy oportuna y elocuentemente lo ha señalado V. E. Reverendísima hay veinte naciones independientes, pero vinculadas por lazos de orígenes que llenan todo un continente que  son la más firme esperanza de la continuidad de nuestra; cultura y que confiesan y alaban a Dios en nuestro idioma. Por eso, Excelencia Reverendísima, podéis decir al Santo Padre que no es España ni son verdaderos españoles los que obedeciendo consignas extranjeras, quemaron los templos del Señor; martirizaron a sus ministros y destruyeron, implacablemente con saña sin ejemplo, todo lo que en nuestra Patria significaba, al mismo tiempo que manifestación de cultura, expresión de fe católica.

El Gobierno nacional, interpretando el auténtico sentir de su pueblo sin necesidad de estímulos ni requerimientos, ha sabido contrarrestar esa obra que por ser, anticatólica es antiespañola, y al propio tiempo desvirtuar en gran parte la legislación que encontró vigente incubando en el seno de un sistema imbuido de doctrinas disolventes. Buena prueba de ello constituye: la devolución del crucifijo a las escuelas; la derogación de la ley de divorcio; la restauración de la Compañía de Jesús y el espíritu profundamente cristiano y por lo tanto, humano que informa el Fuero del Trabajo.

Muy de corazón agradezco y agradece España entera los votos que tan sinceramente formuláis, interpretando los deseos del Augusto Pontífice para que, pasada la hora angustiosa de hoy, retorne España a la senda de su tradición, continuando el camino que la Providencia le tiene reservado. Os ruego, Excelencia Reverendísima, transmitáis al Beatísimo Padre nuestra gratitud por sus fervorosas plegarias, y al propio tiempo le ofrezcáis los votos que formulo por la gloria de la Iglesia Católica y por la preciosísima vida del Pontífice que felizmente reina; suplicándoos, en cambio, le pidáis la gracia de su bendición apostólica para toda la nación española, tanto para los que de este lado luchan por los más nobles ideales y como  premio a su meritísimo esfuerzo, como para los que sufren cautiverio en poder del enemigo y, también, para los muchos españoles que bárbaramente coaccionados  por un régimen de terror tienen que luchar contra nosotros, para que Dios les ayude a una rápida liberación. tardéis estar seguro, Excelencia Reverendísima, que habéis de encontrar tanto en mI Gobierno como en mí,  personalmente, cuantas facilidades necesitéis para el cumplimiento de vuestra alta y noble misión.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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