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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1938.


 
Contestación al embajador de Portugal en la presentación de credenciales.

Burgos, 24 de junio de 1938.

Señor Embajador:

Me es muy grato recibir a V. E. investido de la categoría de Embajador Plenipotenciario y Extraordinario de Su Excelencia el General Carmona, Presidente de la República Portuguesa, según acreditan las cartas que acabáis de entregarme, que consagran la reanudación de la normalidad de relaciones diplomáticas entre los dos países hermanos.

España y Portugal, Señor Embajador, unidos en el transcurso de su gloriosa Historia por un destino semejante, ya que españoles y portugueses tuvieron como escenario de sus memorables actividades, mares remotos  continentes inexplorados, los que llevaron las esencias de la civilización occidental y de la cultura cristiana, saben, mejor que ningún otro pueblo, la importancia que tiene para su subsistencia como naciones libres e independientes, y para la continuidad de su destino a través de los tiempos la defensa de esos principios contra las. hordas que tratan de subvertirlos, aunque para ello sea menester apelar a los más heroicos sacrificios.

Portugal, siempre adalid de la hidalguía, ha comprendido tan cabalmente toda la dimensión y profundidad de la guerra de España, y por eso en Portugal hemos encontrado desde los comienzos de nuestra Cruzada, aquella inolvidable atmósfera de simpatía que fué lenitivo para el dolor y estímulo para el coraje.

En la capacidad de comprensión del pueblo lusitano, en la gratitud del pueblo español, están las más seguras prendas de que, en el futuro, la amistad que tradicionalmente uniera a los dos países, se verá superada por los más vivos y emocionados sentimientos de fraternidad, por las más provechosas consecuencias.

Las especiales condiciones de talento que concurren en la persona de V. E. y vuestro bien demostrado amor a las cosas de España, donde supisteis captaros en anteriores ocasiones, generales simpatías, han de contribuir eficazmente al logro de tan altos y nobles propósitos. Podéis estar seguro, Señor Embajador, que en el Gobierno de la España nacional, y en mí, personalmente, habréis de encontrar cuantas facilidades necesitáis para el desempeño de vuestro cometido.

Ruego transmitáis a S. E. el General Carmona, mis solemnes votos en este día por la eterna prosperidad del pueblo portugués y por la personal ventura de su más alto magistrado, que con sus excepcionales condiciones personales y la eficacísima y patriótica cooperación del gran estadista Oliveira Sala zar que preside su Gobierno ha logrado elevar a su nación a su actual estado de grandeza.


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