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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Discurso en la Inauguración de casas Baratas en Granada.

13 de octubre de 1952.

Granadinos y camaradas de la Falange: 

Hacemos este alto en la fiesta que celebra Granada con motivo del quinto centenario del nacimiento de los gloriosos Reyes Católicos. Y lo hacemos con esta magnífica demostración de la inquietud social de nuestra época. El Estado español es un Estado social. Así lo definimos cuando «estaba el toro en la plaza». Cuando había que perder, cuando levantábamos nuestras banderas y nuestros pendones y velábamos las armas en lucha por una España mejor. Y éstas son las constantes demostraciones como las cuentas de un rosario, que se van esparciendo por los pueblos, lugares y capitales, porque la inquietud del Estado hace que lleve a sus hombres, a sus jerarquías, a sus técnicos a cambiar la suerte y el porvenir de España, haciendo lo que llamarnos nosotros la revolución nacional, esa revolución nacional que cantaban y soñaban nuestras juventudes y por la que murieron nuestros mejores hombres, nuestros más bravos camaradas, nuestros mejores muchachos.

Esta realidad española la vemos en cada momento, pero esta realidad no podría tener lugar ni podríamos concretar todas estas concepciones si antes en nosotros no existiera esa unidad, la unidad aquella del yugo y de las flechas, aquella mano apretada, aquel puño que sujetaban las riendas del caballo bravo de nuestra nación, que en manos de los Reyes Católicos fueron el siglo de oro de nuestra Historia, y que hoy hemos de renovar si tenemos fe y la constancia de seguir los dictados de nuestro Movimiento.

La Falange es necesaria a la vida de España, la Falange tiene abiertos todos los brazos a toda España, pero la Falange es aquella minoría inaccesible que cuenta con los hombres que quieren luchar por esa España mejor, los que quieren convertirse en sus soldados los que poseen la ilusión en el corazón y el temple en su ánimo para llevar a cabo nuestra revolución nacional y que la segunda Guerra de la Independencia no se pierda, como perdimos la primera, por la inercia, por la torpeza, por la cobardía, porque las plantas extrañas enraizadas en nuestra tierra vinieron minando nuestra unidad y nos enfrentaron a españoles contra españoles, ,destruyendo nuestras ilusiones. Así ocurrió en el siglo XIX con aquellas gentes que aspiraban a que España se rompiese en pedazos.

Nosotros queremos borrar la miseria de esas cuevas que hoy venimos a redimir modestamente con estas viviendas, fruto del esfuerzo de nuestras autoridades y de la inquietud de nuestros camaradas, de nuestros gobernadores, que van de rincón en rincón, con un nuevo estilo, buscando las necesidades de los pueblos de España para satisfacerlas, con el estilo de nuestros técnicos, que no se conforman con la burocracia de sus despachos, sino que se esparcen por España para crear riquezas que afloren a la superficie. Y, así, esta riqueza que acabamos de ver en nuestros montes, para que no vuelvan a arrastrar las tierras que inundan las vegas, esa riqueza de repoblación que va a lograrse por el esfuerzo de vuestro trabajo, por el esfuerzo fecundo de la repoblación forestal. Qué hará que Se conviertan en otros horizontes más dilatados y bellos, con penachos verdes en los montes con ríos plácidos en las vegas y con vegas nuevamente regadas, fértiles, que repartiremos entre nuestros campesinos. Mas para realizarse toda esta obra, para resolver todos estos problemas, para llevar a cabo todas estas ilusiones que en unos y en otros rincones de España se esperaban durante siglos en medio de la miseria, es necesario que todos trabajemos, es necesario que toldos arrimemos el hombro, es necesario producir. Hoy la renta de España repartida entre todos sus hombres seria una miseria. Y nosotros queremos que los hombres vivan mejor. Para eso tenemos que aumentar nuestra renta nacional, y ello sólo se conseguirá con la producción de nuestros campos, de nuestras fábricas, con el trabajo de todos los hombres, tanto obreros como técnicos. Hoy el avance de la ciencia permite que el hombre, con el mínimo esfuerzo, rinda mucho más y eleve su nivel de vida. No puede ello hacerse en un día, pero lo conseguiremos siguiendo un camino firme si vosotros mantenéis esa ilusión de unidad; porque a mí me sobran energía y bríos para dar cima a. la empresa; para dar cima a la empresa, repito, bajo la protección de Dios, y lograr aquella España que soñamos todos, la Grande, la Libre, la Inmensa. Y nada más, camaradas, que devolveros a todos un abrazo estrecho, en el que van los latidos más grandes de mi corazón. 

¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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