INICIO

LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado.


 
Discurso en Huesca.

23 de junio de 1953.

Oscenses y aragoneses todos, aquí congregados: Ansiaba hace mucho tiempo venir a vuestra ciudad, poderme encontrar entre vosotros y rememorar aquellos años del Movimiento en que Huesca, lo mismo que Teruel, estuvieron grabados durante. dos años en mí pensamiento. No en vano estabais en la propia brecha y vuestros muros eran el fuerte valladar contra la invasión roja. Muchas noches, en la paz de los campamentos o de los puestos de mando, me llegaban las noticias de vuestro frente, muestras de vuestro sacrificio, de vuestro heroísmo, de cómo la canalla roja mordía poco a poco el área de vuestros caminos y amenazaba a la capital con la totalidad del cerco. Muchas fueron las providencias y las instrucciones que habíais de tomar para evitar a toda costa vuestro cerco, y con vuestros pechos y vuestro valor lo logramos y tuvimos el tiempo y espacio para vencer en el Norte y para volver nuestras huestes contra el Sur y proseguir la campaña victoriosa hacía Levante y Cataluña, y coronar con la Victoria nuestra Guerra de Liberación. El mismo honor alcanzaba a aquellas banderas, tambores y batallones gloriosos de nuestros avances a los pechos aragoneses que aquí aguantaron y nos concedieron el tiempo y espacio necesario en la guerra, indispensables para mantener la iniciativa y llevar la batalla a donde nos convenía.

Mucho tiempo hace que quería venir a visitaros y, sin embargo, me pedían que esperase a que la reconstrucción fuese un hecho, a que las huellas de la guerra reparadas y a que los nuevos edificios y construcciones reemplazasen a los que habían caído bajo la metralla. Este es el motivo de encontrarme hoy entre vosotros y os expreso con mi cariño y afecto mi gratitud por el honor que vuestras autoridades y corporaciones me han hecho de nombrarme hijo adoptivo de vuestra provincia y de vuestra ciudad, que me honra grandemente. No en vano Huesca, a través de la Historia, tiene gloriosa ejecutoria modernamente renovada: y que ya registraban desde la antigüedad las monedas de la estampa romana que reflejan el carácter de los pueblos conquistados, y así, mientras los más fácilmente incorporados ostentaron monedas con los distintivos de la agricultura, el arado y los peces, los pueblos guerreros, que les opusieron seria resistencia durante años, tuvieron en sus monedas el bizarro guerrero a caballo, la misma efigie que en nuestra Guerra de Liberación dimios a nuestras monedas nacionales. Y si tanto sacrificamos al Movimiento Nacional, no podía quedar éste sin contenido; tenia que entrañar una revolución en nosotros mismos, en nuestras costumbres, en nuestra manera de obrar; porque si no fuésemos a ella fieles volveríamos a la situación anterior y tendríamos abiertas de nuevo nuestras fronteras a la ¡invasión roja, y nuestros jóvenes, nuestras mujeres, y nuestros hijos padecerían lo que padecisteis en la Guerra de Liberación, y, lo que e es peor, lo que padecen hoy muchos pueblos de Europa. Solamente cuando se pasa por el comunismo y el marxismo y se sufre una tiranía se puede concebir lo que representa. ¿Cuántos pueblos católicos como el nuestro padecen en Europa cautividad? Entre ellos se encuentra la católica Polonia. ¡Enorme paradoja! Entregada y cautiva aquella nación por quien se promovió la guerra universal, hoy sacrificada y entregada a la barbarie comunista. y el comunismo no es sólo la falta de libertad; es la negación de todos los humanos, la extirpación de los ideales, las fosas de Katin, la deportación a los campos de muerte de Siberia; la negación de la fe, de todo lo espiritual, unciendo a los trabajadores como bestias al carro triste del estado omnipotente, y si meditamos en ello ha de parecemos poco lo que demos. Por ello la nueva España que creamos tiene que ser una España sincera, sacrificándole lo que pueda dividirnos o debilitarnos. Hemos de redimiros de los viejos vicios y que sean una realidad nuestros organismos, nuestras Hermandades de Labradores, nuestros Sindicatos, Ayuntamientos, y que podáis alzar vuestras voces, vuestra critica constructiva, que aquí estamos nosotros para servir al pueblo y para hacer una España mejor, como estaba en el pensamiento de los que murieron en la lucha. Postulados todos que sostiene con mano firme el Gobierno de Nación.

En este breve viaje por tierras de Aragón he cruzado vuestros páramos de Molina, he llegado a Teruel, he bajado por Montalbán y Escatrón y he subido por Fraga, atravesando Los Monegros para llegar al alto Pirineo, y he sentido la soledad de estas etapas, de las montañas descarnadas, la tristeza del páramo que lleva siglos pidiendo repoblación yagua; por ello todo eso que reza en vuestros carteles y banderas, todas esas ilusiones que son el ansia ardiente de los pueblos durante generaciones, tendrán una verdadera realidad, yo os prometo que en plazo breve; que no hemos de desperdiciar nada para que se realicen, como ya se están realizando en estas tierras, ayer campos de cardos, de maleza, y hoy sonrientes al pasar el agua, todavía, por desgracia, escasa, pero en la que se darán a través de vuestras tierras un abrazo el Cinca, por un lado, y el Alagón, por otro. 

¡Arriba España!


   ATRÁS   



© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

E-mail: generalisimoffranco@hotmail.com