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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1955.


 
Discurso en el acto de la jura de los nuevos Consejeros Nacionales de F.E.T. y de las J.O.N.S.

15 de mayo de 1955.

«Solamente unas palabras para felicitaros por haber obtenido la confianza y representación de la Falange en las distintas provincias españolas. Es para mí una satisfacción el que, en la comunidad del Jefe con la Falange, el Consejo Nacional se vea reforzado con la presencia de éstos, en gran parte viejos veteranos de nuestras luchas por la grandeza de la Patria, que vienen a remozarnos para las tareas futuras.

Sabéis que la Falange es un Movimiento, que no es un partido, y que por ser un Movimiento al servicio de la Patria aspira a la unidad de los hombres y de las tierras de España. No constituirnos una Organización hermética; somos una comunidad en espíritu de servicio, con las puertas abiertas a la colaboración de los españoles, con los corazones dispuestos a acoger en ella todas las inquietudes de la Patria, todas las ansias de nuestros hermanos, los anhelos de los que sufren y de los que padecen hambre o sed de justicia. Somos la proyección en el tiempo de una Revolución; no de una revolución que pasa, sino de una Revolución que perdura y que marcha. Para que esta Revolución no pueda malograrse y pueda llenar nuestra misión, tenemos que mantener siempre el espíritu tenso y ser lo que con frase feliz concibió José Antonio: «Mitad monjes y mitad soldados». Y esto no quiere decir el vestirnos con un uniforme o un ropaje determinado, sino que hay que tener la sobriedad y la renunciación del monje y la disciplina y las virtudes del soldado.

La Falange necesita ser en todos los momentos de la Nación la inquietud viva al servicio constante de todos los problemas, la que se coloque en la vanguardia para resolverlos, que no haya injusticia que no la llame y que la Falange no sirva ni patrocine su solución. Es interesantísimo que los que por su autoridad, por su espíritu de servicio y por su veteranía alcancen los puestos de Consejero Nacional encuadren en esta línea a todos los falangistas y todos los camaradas.

La unidad no es un capricho, es una necesidad histórica para que la Nación pueda marchar. Sería inútil que nosotros pretendiésemos esta ambición de la Falange de empujar a España por sus caminos de grandeza si dejáramos una Falange hermética, una Falange exclusiva y una Falange cerrada. Nosotros tenemos que encauzar el cariño de España hacia la Falange, que conquistar todos los días a los españoles y que hacer un examen de conciencia al término de nuestra jornada y preguntarnos: ¿Qué hemos hecho por la Falange hoy? ¿Cómo la hemos servido? ¿Qué hemos sacrificado por que sea esa comunidad de monjes-soldados al servicio de la grandeza de la Patria? Y en ese examen de conciencia, corregir nuestros defectos para el futuro.

Tenemos muchos enemigos en el exterior de España, que sólo desarmaremos con nuestra unidad y fortaleza. Existen igualmente en el interior ambiciones bastardas que, como la hiedra, tratan de enlazarse en nuestro tronco para falsearnos, y por eso tenemos, con disciplina y unidad, que enfrentarnos con ellos; tenemos que ser generosos en nuestras empresas, sacrificar las cosas pequeñas a las cosas grandes y fundamentales, y si queremos precisamente dilatarnos en el tiempo, en el espacio y en la Historia, tenemos que ser firmes, disciplinados y virtuosos.

Mi felicitación, con mi cariño, a todos, y mi confianza grandísima en que con vosotros, con vuestros esfuerzos, autoridad y disciplina, la Falange seguirá marchando ejemplarmente y dando a España días de grandeza y de fortaleza. Muchísimas gracias a todos y  ¡Arriba España!»


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

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