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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1956.


 
Palabras al pueblo de Almería.

02 de mayo de 1956.

Almerienses: 

Unos minutos de silencio para que pueda exponeros mi gratitud por este entusiasmo que, a través de tres kilómetros de recorrido por la población, he recogido con vuestras sonrisas y con vuestros aplausos.

Desde que, con motivo de la Cruzada, cayó sobre mis hombros la pesada carga de gobernar a España, lo acepté sólo por la fe que tenía en el porvenir de nuestra Patria y en su resurgimiento; en la seguridad que abrigaba de hacer una España mejor y más digna; por el convencimiento que tenía de que podíamos hacer aquélla España mejor que llevábamos los españoles en nuestros corazones; porque me sentía capaz de forjar la unidad entre los hombres y las tierras de España; pero no una unidad nominal, sino una unidad católica, una unidad fraterna, una unidad con amor y justicia...

Y tal vez sea vuestra Almería la provincia de España donde había una mayor ansia y sed de justicia donde la avidez de la tierra calcinada por su sol y lo descarnado de sus montes, tras siglos de abandono, estaban pidiendo la inteligencia y la mano del hombre que los transformase, gobiernos eficaces que la redimiesen; una política plena de realidades. Esto es lo que me trae hoy aquí: comprobar que esta política es efectiva, que las consignas que se han dictado desde el Gobierno se están ejecutando; que de los pozos sale el agua que fertilice y riegue las llanuras, que las montañas se cruzan con nuevas galerías que pongan al descubierto sus filones. Es decir, que todo aquello con que la naturaleza nos dotó y que lo hemos perdido en siglos de incuria, lo podamos de nuevo alumbrar y convertir esta bella tierra en una tierra pródiga.

En este empeño para nosotros lo primero es salvar al hombre, que el hombre trabaje y produzca. ¿Qué juicio formaríais vosotros y qué juicio formaría cualquiera de un empresario que tuviera mil caballerías y les diese de comer sin producirle nada? Dirían que estaba loco. Pues esto sucedía en mayor escala con España: que tenía millones de brazos parados en un estado de total abandono, malcomiendo, sin que produjeran nada.

Las obras que se han comenzado en Almería, las de riego de sus llanos, representarán al año más de 700 millones de pesetas de producción que se vierten en jornales, en comercio y en intercambios por toda la provincia. La riqueza, abandonada hasta ayer, de vuestros veneros minerales, se está poniendo en movimiento, y aunque por su baja ley no hagamos más que cambiar minerales por dinero con escasos beneficios, también volcará sobre esta provincia bienes y jornales.

De esta forma cumple el Régimen la consigna del Movimiento Nacional: justicia, pan y trabajo para todos.

¡Arriba España!


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