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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1958.


 
Palabras pronunciadas en la sesión conmemorativa del Instituto Nacional de Previsión.

28 de febrero de 1958.

Señoras y señores:

Solamente unas palabras para recoger, de lo que hemos escuchado a los oradores anteriores, las lecciones de esta seguridad social y de estos cincuenta años del Instituto Nacional de Previsión.

El bosquejo histórico sobre la previsión social y el camino que ha seguido en nuestra Patria constituye para nosotros una verdadera lección. El paréntesis que se abre entre la existencia en España de gremios, hermandades y viejas instituciones de cooperación extinguidas a través del siglo liberal, constituye para nosotros un ejemplo. Hemos de imaginar lo que hubiera sido si las hermandades, y las asociaciones antiguas, y aquellos esfuerzos de organización y cooperación que existieron en nuestro solar hubieran continuado su progresivo perfeccionamiento. De esto nos interesa recoger cómo el siglo liberal, matando aquellas viejas instituciones y dejando en libertad al hombre para explotar al hombre, ha creado una crisis y un verdadero espacio negro en la historia de nuestro progreso y de nuestra previsión sociales.

Si nos circunscribimos a la historia de estos cincuenta años y observamos los años que van desde 1908 hasta 1931, contemplamos el recuerdo de aquellos hombres beneméritos luchando por la previsión y por las instituciones sociales. Pero si nos trasladamos a los cinco años de la República, nos encontramos que cuando parecían tener una mayor representación directa las clases proletarias en la gobernación del Estado, a través de los partidos de clases, es precisamente cuando se provoca la crisis económica más grande de la nación y la ausencia más grande de realizaciones y leyes sociales, con absoluto desprecio de los programas que habían enarbolado estos mismos hombres en sus banderas.

Por lo tanto, podemos considerar tres tiempos, a mi juicio: el tiempo de la Monarquía constitucional, liberal y parlamentaria; el tiempo de la desdichada República de trabajadores sin trabajo y el del Movimiento nacional, estos años que tantos enemigos de fuera pretenden apostrofar como los de la tiranía dictatorial del dictador Franco.

Si miramos la obra social de nuestro régimen desde sus albores, hemos de recordar que en aquel año 1938, cuando todavía se combatía en todos los frentes y estaba un tercio de España por conquistar, se promulgaba el Fuero del Trabajo, elaborado en Burgos por todos los elementos que integraban el Movimiento político nacional, en que con otros muchos se integraban los falangistas y tradicionalistas. Es decir, que desde su nacimiento en la misma Cruzada el Movimiento nacional hacía suyas las doctrinas de la Iglesia y promulgaba su Fuero, al que había de dársele cumplimiento en todos los órdenes en el futuro legislativo de la nación.

Si miramos hacia atrás, a los años transcurridos, y analizamos cómo hemos cumplido aquellas promesas, nos encontraremos cómo día tras día y año tras año han ido estableciéndose todas esas seguridades y previsiones sociales que un día habíamos proclamado. Pero analicemos en qué condiciones hemos tenido que realizarlo. ¿Es que son las mismas condiciones las que se nos presentaban a nosotros que las de los treinta años anteriores, con todo el oro en los bancos, los medios de la producción intactos y sin daños ni destrucciones de que disfrutaron los gobiernos que nos precedieron? Indudablemente las condiciones fueron muy distintas, pero, sin embargo, la mejora social, las creaciones de previsión y seguridad social se llevaron a cabo de una manera terminante y efectiva. Resultado, que lo que en los treinta primeros años, pese a todas las buenas intenciones y a la técnica de hombres beneméritos, la previsión social no pudo lograr, lo alcanzamos, en cambio, en estos veinte años que en otro tiempo quizá hubiera representado tarea de siglos.

Esta es la realidad eficiente y creadora de nuestro Movimiento. Yo sé que se ha sustentado muchas veces con ligereza el criterio sobre lo pesado de nuestras cargas sociales, llamando cargas sociales a lo que no puede denominarse así. La seguridad social efectiva sólo representa en España el 16 por 100 de los jornales, y cuando se habla de cifras que casi duplican el jornal se llama cargas a las remuneraciones que el obrero percibe en mano como complemento del salario y que constituyen remuneraciones de verdadera justicia: como son el jornal del domingo. ¿Cómo puede celebrarse la festividad del día si no se percibe un salario? Está el plus por carga de familia, que cobra el obrero o el empleado directamente de la empresa. Se encuentran los quince días de vacaciones anuales. ¿Es que estos días de vacaciones al año que el obrero cobra y en que no trabaja no son una conquista lógica y humana para su descanso, lo mismo que otras clases sociales disfrutan y perciben aún en mayor cuantía?

Por lo tanto, las cargas sociales de España no son elevadas, aunque ligeramente se diga lo contrario, quizá porque la malicia lo mueve y exagera; y en las remuneraciones no puede tampoco esgrimirse el jornal base, acrecentado considerablemente, en la gran mayoría de los casos, con otros devengos.

Tampoco podemos comparar nuestra nación con las naciones extranjeras. Y digo esto porque tiene mucho más mérito la obra realizada en nuestra Patria que la que pueden desarrollar los países ricos, ya que no ha sido efectuada en una época de normalidad. ¿Cuál es la diferencia, por ejemplo, de la riqueza alemana, la francesa, la inglesa, la belga, con la nuestra? ¿Es que el estado de miseria en que vivía una gran parte de nuestras clases sociales, la renta por individuo en nuestra nación, era la misma que alcanzan esos otros pueblos? ¿Es que toda la previsión social no tiene que sufrir una necesaria proporción con la renta nacional, la productividad? ¿Es que puede ponerse en peligro el progreso económico de la nación misma por atender con precipitación al logro de esas mejoras sociales? ¿Cuántas veces hemos tenido que dar marcha atrás en nuestro caminar por evitar daños al progreso económico de la nación?

Es decir, todo lo que han hecho aquellos países nosotros no pudimos hacerlo porque faltaban márgenes, y, sin embargo, en la época más difícil de España, de las mayores dificultades, hemos realizado el inmenso avance social que establecimos en el año 38 y que, al través de todos estos años y gracias a la colaboración del Instituto Nacional de Previsión, de los Sindicatos Nacionales, del buen espíritu de patronos y obreros, hemos podido lograr. Esto ¿qué representa? Representa que existe un clima, que tenemos una política llena de contenido social y que no se pueden realizar estas cosas si no es dentro de un programa y de un espíritu evidentemente social en el que se forjan el bien y la unidad de los españoles. Nada más.


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