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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1960.


 
Discurso durante la visita a la ciudad Universitaria de Pedralbes, de Barcelona.

Barcelona, 16 de mayo de 1960.

Solamente unas palabras para saludar a todos los miembros de la Universidad de Barcelona y dar las gracias al señor rector por las frases sentidas que me ha dirigido, así como para expresaros que, entre las inquietudes que la responsabilidad que cayó sobre mis hombros me produjo, una de las más importantes ha sido la de elevar a la Universidad.

Desde los primeros contactos que tomé con ella, me apercibí del abandono en que durante años se tuvieron a nuestros Centros docentes. He visitado algunas Universidades y me ha sorprendido, como me sucedió con la Facultad de Derecho de Valencia, el que pudieran darse clases en aquel recinto sin las condiciones mínimas necesarias y en la que, a las molestias que naturalmente tiene siempre la gran concentración de estudiantes, se sumaban las dificultades físicas subsanables de la falta de aulas y la falta de medios para poder desarrollar las enseñanzas.

Todo esto ha motivado el que, en la medida en que los recursos del Estado lo permitieron, nos propusiésemos renovar los Centros universitarios españoles, al tiempo que les ayudábamos a salir de su marcha cansina y a volver a ser los altos Centros que proyecten su cultura a todos los ámbitos de la Nación y que en pocos años puedan presentarse a la altura de los similares del extranjero.

En este camino habréis visto cómo, en la medida en que las inversiones de la Nación lo han permitido, hemos ido atendiendo a la obra de reemplazar aquellos viejos inmuebles, de mejorar la dotación de las Universidades y ofrecerles los medios para que estos Centros de cultura, que constituyen una esperanza para la Patria, puedan llevar la instrucción y formación de la juventud española a los grados más óptimos.

El Movimiento Nacional, que vino a poner en orden y a resolver los problemas de España y a poner en ello toda su voluntad y espíritu de servicio, miró con ilusión. desde el primer momento, y tiene sus ojos puestos en la mejor colaboración de la Universidad. Así, entre los grandes vacíos que en la Universidad se sentían, estaba la ausencia de estudios específicos sobre la economía de la Nación; y así, desde .los primeros momentos, se preocupó de que en ella se creasen las Facultades de Ciencias Políticas y Económicas, que era una necesidad sentida para la marcha y el progreso de España. Al correr de los años, nuestras Universidades nos habían dado grandes hacendistas, preclaros gobernantes, pero muy escasos economistas. Esta piedra básica del bienestar de la Nación había sido totalmente olvidada.

Cuando en una nación se desencadena una Revolución, la Universidad no puede quedarse aparte; se hace necesaria la renovación, el poner los estudios en relación a las nuevas necesidades, como nos ocurre hoy con el moderno Derecho Social. Los viejos problemas políticos se han convertido en evidentemente sociales. Vivimos una era nueva en que el espíritu de lo social, el ansia de mejora del nivel de vida, el anhelo de la justicia distributiva, alcanzan ya a todos los pueblos del Universo. La Universidad no puede quedar aislada, apartada de este movimiento social y, entre las ramas del derecho que aquí se estudian, el Social viene exigiendo un puesto principal. Que el pueblo, a quien todos hemos de servir, no se conforma ya con llevar una vida inferior a la de los demás pueblos y Estados europeos.

Pensad que esto tenemos que realizarlo en la hora más difícil de la vida de Occidente. Cuando la presencia del comunismo ruso está poniendo en peligro, con su ofensiva materialista y desintegradora, los cimientos de nuestro bienestar, explotando las inquietudes de los que están cansados de esperar y poniendo en peligro toda la vida y la estabilidad del Occidente.

Este tiene que fortalecerse, que prepararse para la defensa de su espiritualidad y de su cultura, para defender el imperio del Derecho, y en esta batalla se nos plantea un dilema: o nos entregamos a la corriente que intenta arrastrarnos y que arrasa todos los fundamentos de nuestra civilización y los logros: conseguidos al correr de los siglos, o renovamos y fortalecemos la vida de las naciones para que puedan resistir y triunfar en esta batalla. Esto es lo que exige que el Movimiento Nacional y toda nuestra vida se oriente en un espíritu de unidad, de autoridad, de disciplina, de libertad y orden, por un camino eminentemente social que abra un amplio cauce por donde discurran los anhelos y las inquietudes de los hombres, que ofrezca una eficacia real a la solución de esos problemas.

En esto deberá tener un gran papel la Universidad, que forma las juventudes intelectuales españolas y que tiene la responsabilidad de formarlas completamente, no sólo instruir las en las disciplinas de sus especialidades, sino lograr la formación total del hombre. Estamos amenazados de una batalla; y el pueblo que sepa mantenerse unido y conservar su espiritualidad y sus ideales tendrá la más fuerte garantía para no sucumbir.

Confío y espero en vosotros y en la Universidad de Barcelona, como en todas las Universidades españolas, para hacer esa España social, grande y unida.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.007. - España -

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