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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1960.


 
Discurso pronunciado en el Acto de despedida al Presidente de la República Argentina.

En el Aeropuerto de Barajas, de Madrid, el 11 de julio de 1960.

Señor Presidente: 

Muy pocas palabras, porque las palabras sobran cuando la emoción reina y los hechos viven. Vuestra presencia aquí es el abrazo de las Américas con España. Vuestra presencia aquí no llega de lejos, porque recibimos a la nación argentina como cosa propia.

Habéis dicho bien: nuestros héroes son vuestros héroes y vuestro héroes son también nuestros héroes. Nos enorgullecemos de ellos por su estirpe española, por su colaboración unida a la vida de España, por todo lo que significa el hablar una lengua, llevar una sangre y rezar a un mismo Dios. Estos actos que nos unen, estos lazos que nos unen y que se han mantenido a través de generaciones por la marcha de nuestros emigrantes buscando el sol de las tierras argentinas, los sentimos todos los españoles y los siente Madrid, como lo ha demostrado en el recibimiento que os ha hecho y en las aclamaciones que ha tenido para vuestra patria y vuestra nación. Nosotros no olvidamos que la Argentina ha sido siempre la hermana en todas las horas y en todos los momentos. No importan las vicisitudes que hayan pasado nuestros pueblos. Ha existido siempre la amistad de la Argentina, el abrazo argentino, el sentimiento español, el sentimiento hispánico, que une a todos los pueblos de nuestra raza con la Madre Patria, con el viejo solar.

Nosotros nos enorgullecemos de la Argentina, nosotros vemos en la Argentina los sueños que siempre tuvimos cuando nuestros conquistadores, cuando nuestros frailes, iban con la bandera y con la cruz a predicar por aquellas tierras el Evangelio. Vemos que aquel hecho grandioso, que aquellos hechos religiosos que Dios tema reservados a la Patria española, tenían una dimensión mucho mayor, como veremos dentro de unos años, cuando esté en plenitud la producción de vuestras tierras y el cerebro de vuestros hijos. Entonces veremos lo que es la nación Argentina y cómo se cumplirán los sueños de aquella Reina Católica, que no trataba de conquistar las tierras ni traer riquezas, sino de llevar la ley de Dios y la verdad a las tierras de América.

Llevad, por tanto, señor Presidente, al pueblo argentino los mejores sentimientos de nuestra Nación, y llevad también el abrazo del pueblo español al pueblo argentino.


   ATRÁS   



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