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SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1961.


 
Discurso a bordo del Crucero «Canarias»

En la rada de Palma de Mallorca, el 20 de junio de 1961.

Señores ministros, almirantes y jefes:

Ante todo, mi felicitación más entusiasta por la perfección y progreso alcanzados en estos ejercicios de primavera, en que setenta unidades de nuestra Flota se han movido con precisión matemática, que culminaron en los que presencié estos dos últimos días y en los que he podido apreciar el entrenamiento y preparación de sus mandos y dotaciones y el entusiasmo puesto en superar las naturales dificultades.

Como en el mundo no hay nada perfecto, la crítica posterior ha de decirnos lo que necesita enmienda o perfección, ya que un ejercicio sin crítica, lejos de enseñar, envicia a los actuantes.

Al contemplar en el ejercicio de desembarco los equipos empleados y la perfección del material y medios acumulados, mi pensamiento volaba a aquellos otros días en que con medios precarios nos enfrentamos con operaciones similares, de desembarco por la fuerza, en las costas africanas, en los que la deficiencia del material tratamos de superarla con los factores tácticos y de la sorpresa.

Muchas veces este exceso de medios suele deformarlos y llegar a creernos que, faltos de ellos, no sería posible acometer esta clase de operaciones. Cuando, en realidad, la mayoría de los desembarcos que en el mundo se hicieron en el pasado lo fue con escasez de medios.

Un ejemplo de cómo con todos los materiales y la escasez de medios se va a la guerra y se obtiene la victoria lo tenemos muy reciente en nuestra Cruzada de Liberación. ¿Cómo y con qué se obtuvo la superioridad naval?.. Cualquier técnico nos habría condenado a ser vencidos, y, sin embargo, por vuestro tesón, vuestra capacidad improvisadora y la fe y decisión, la victoria fue nuestra.

Todos los problemas de guerra tienen solución! aun- que muchas veces no acertemos a verla; en la guerra hay siempre un azar y, por encima, la decisión de Dios.

La victoria hay también que merecerla.

He presenciado muy complacido la íntima colaboración que en los ejercicios han mantenido los tres Ejércitos. Toda operación de guerra moderna exige esa colaboración. Yo puedo deciros que al correr de este medio siglo de vida militar, en todas las operaciones y empresas militares en que he tomado parte, la colaboración que he mantenido con los otros Ejércitos fue siempre básica, y así tenía que ser siendo como somos una «casi isla», en la que todo problema militar se hace inevitablemente marítimo, y no se puede subsistir en la tierra ni en el mar si falta la cobertura del poder aéreo.

Esta colaboración necesita ser permanente; no se puede improvisar; la falta de preparación y de trabajar juntos se acusaría en lagunas el día de la prueba. Todos los esfuerzos que se hagan en este sentido serán pocos.

Los Ejércitos, en especial los de Mar y Aire, tienen que estar en su ser. Constituyen la vanguardia en caso de emergencia. La principal crisis que se produciría sería la del tráfico marítimo. El control de las tripulaciones de los buques mercantes y al tener prevista su militarización se impone.

Esto no es todo, pues, como muchas veces os vengo diciendo, no sólo hemos de estar preparados para la guerra grande, sino también para las guerras chicas y disponer de los medios, artificios y necesidades que éstas requieren. Las armas convencionales tienen todavía mucho valor, y la táctica del actual adversario es la de desencadenar pequeñas guerras en los distintos lugares del mundo que puedan debilitar a sus futuros adversarios.

Este grado de preparación e instrucción alcanzado considerémoslo sólo como un primer avance para otra futura etapa en que, con los medios y material más perfectos que el adelanto de los armamentos ofrece, podamos mantener la eficiencia de nuestros Ejércitos.

A este respecto me es grato manifestar el reconocimiento de los Ejércitos españoles a la colaboración técnica y de armamento que la Nación americana nos viene prestando, que tanto ha favorecido el progreso de nuestra técnica y de nuestra potencia.

Sintamos la interior satisfacción de la unidad de nuestros Ejércitos, entusiásticamente respaldados por la unidad política de la Patria. 

¡Arriba España!


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.007. - España -

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