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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1963.


 
Discurso al pueblo de Sabadell.

Pronunciadas desde el balcón del Ayuntamiento de Sabadell, Barcelona, el 19 de junio de 1963.


Sabadellenses y españoles todos:

Gracias por vuestro entusiasmo, por vuestra fe y por vuestra confianza. Yo os agradezco de todo corazón estas pruebas de afecto que me dais, pero quiero deciros, repitiéndolo una vez más, que debemos abandonar ese espíritu mesiánico tan español, para mirar las cosas más serenamente.

Toda esta obra ha podido realizarse por la virtud y la fecundidad de un Régimen. Aquí se concentraron todos los elementos importantes de la nación que trabajan en otros lugares para poder resolver vuestros problemas. Ello ha sido posible porque existía una política creadora, porque contábamos con unas organizaciones de trabajo adecuadas, porque había una política de obras públicas y existían empresarios y medios para poder remediar en corto tiempo los daños producidos por la catástrofe; porque contábamos con una política agrícola de créditos y de colonización, que había forjado los instrumentos necesarios para transformar las tierras de España; al lado de lo cual, la reposición de vuestras tierras y de vuestros huertos eran una pequeña cosa; porque existía una política industrial de renovación de nuestras industrias y una Administración preparada, que nos ha permitido también enfrentarnos con este problema; porque contábamos con una firme política de la vivienda, con Organismos y planes urbanísticos; porque había una política nacional de crédito, de estímulo y fomento de la riqueza y de multiplicación de los bienes, que nos ha permitido atender a los distintos problemas y, sobre todo, porque practicamos una política social que abre las puertas a una porción de conquistas y de realizaciones.

Todo esto no sería realizable con las políticas que nos precedieron, y se requería una política noblemente creadora, una política plena de contenido, que permite en todos los momentos poder enfrentamos con todos los quebrantos y atender a las necesidades de la Nación.

Sólo con unidad, autoridad y orden, en una solidaridad estrecha entre los hombres y las tierras de España, es posible conseguir el bien general.

Vosotros, que tenéis un mayor bienestar, os apercibís menos de estas necesidades; sólo lo notáis en momentos de infortunio, ya que corrientemente tenéis suficientes medios de vida. Mas vosotros veis a los que vienen aquí de otras comarcas a buscar trabajo, cómo abandonan sus hogares para apelar a vuestra solidaridad, a vuestra generosa colaboración, para obtener el trabajo necesario para la vida.

Porque sabéis que hay zonas y comarcas de España deprimidas, menos desarrolladas, que necesitan toda la ayuda de una política creadora para resurgir y crear una nueva riqueza, como la que existe hoy entre vosotros.

Esta es una obligación nacional, una de las empresas políticas que desde el primer momento no ha sido abandonada, una política que ha tenido su principio en la recuperación nacional de nuestras industrias y de nuestros campos, devolver a la actividad todo lo que había sido destruido por la guerra, una política de urgencia que nos exigía atender a las necesidades de toda la Nación; a ésta siguió una política de estabilidad para crear la base y poder dar un salto mucho más fuerte y grande. y ahora comenzamos una política de desarrollo de todos los sectores del país, que si a otros redime, a vosotros os afecta en gran manera y estáis tan interesados en ello como lo pueden estar las propias comarcas deprimidas. Porque, aparte del necesario perfeccionamiento y renovación de las maquinas, una de las necesidades de la industria es la estabilidad de los mercados, la creación de nuevos mercados.

Y en España existe un enorme mercado en potencia, necesario para la colaboración de vuestros productos, que está representado por la elevación del nivel de vida de todos los españoles consumidores de vuestros productos.

Vosotros conocéis bien cómo, cuando hay una mala cosecha en la Nación, repercute siempre en las ventas de la región catalana. Y que cuando existe un nivel de vida más alto, son mucho mayores los pedidos; por eso no descansaremos hasta llegar a esa estabilidad que perseguimos, de equilibrio entre los productores y los consumidores.

Esta eficacia de nuestro sistema y de nuestra política es cierto que despierta, fronteras afuera, una odiosidad hacia el Régimen por su eficacia política. Necesitamos y queremos un puesto en Europa, en el concierto de los pueblos, y esto no se regala; hemos de abrimos paso a codazos, cosa muy fácil con la unidad y la solidaridad más estrecha entre los españoles.

Nosotros tenemos la razón, y vosotros, con esta unidad, sois el respaldo de esta razón.

¡Arriba España!  


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