INICIO

LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1963.


 
Discurso al pueblo de Tarragona.

Pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento de Tarragona, el 29 de junio de 1963.


Tarraconenses y españoles todos:

Sean mis primeras palabras de gratitud y de afecto por vuestro entusiasmo en este día.

He venido a Tarragona peregrinando con tantos españoles que en este Año Jubilar llegarán aquí a ganar el Jubileo, y a postrarme ante el altar en recuerdo y homenaje de aquel gran Apóstol de los gentiles que sembró en nuestra Patria la semilla del Cristianismo, que había de permanecer durante diecinueve siglos.

Pese a las grandes vicisitudes por que la Patria pasó, a las invasiones de nuestro territorio, a las luchas cruentas de que fuimos objeto, permaneció siempre en nuestra Nación la fe de Jesucristo, y desde entonces los españoles hemos sido los adelantados en el camino y en el servicio de la fe. Y como en una cadena interrumpida, desde que recibimos la luz del Evangelio por boca de aquel gran Apóstol y de sus discípulos, iniciado por Santiago, que desde las tierras de Galicia vino a embarcarse a la capital tarraconense de vuelta para Jerusalén, los españoles continuaron aquélla obra llevando el Evangelio al mundo y circundando todo el Universo. Esta es la grandeza de nuestra Patria y el gran honor: el que los españoles en todos los lugares y momentos defendemos y difundimos la fe de Cristo.

Pero aquélla siembra de nuestro Apóstol toma, hoy nueva importancia, porque el materialismo más grosero viene invadiendo a los países del mundo; se miran sólo los bienes materiales y se olvidan los bienes espirituales, pero ante ello todavía está España en pie para defender la espiritualidad.

Yo puedo afirmaros que la obra mejor del Movimiento no es el bienestar y la riqueza que produce, ni los bienes materiales que bajo su acción se crean, sino precisamente el haber salvado a España del materialismo ateo y haber sabido unir lo espiritual con lo social.

Esta es la gran verdad de nuestro Movimiento, y  fuera se resisten a querer reconocer el haber colocado lo espiritual sobre lo material, y porque, además, afirmamos que no puede haber bienestar social si no se edifica sobre los principios de la ley de Dios, sobre los principios del Evangelio.

Por esto se combate nuestra política, no sólo por nuestro progreso y por nuestro bienestar, sino porque somos confesores de la ley de Dios; la victoria la tenemos asegurada, porque no en vano combatimos en el campo de Dios.

¡Arriba España!


   ATRÁS   



© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

E-mail: generalisimoffranco@hotmail.com