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Declaraciones a la Prensa.


 
Declaraciones del Generalísimo al enviado especial de la Agencia de Información "Associated Press"

11 de diciembre de 1938.

LOS QUE NO HAYAN COMETIDO CRÍMENES, LOS. QUE NO TENGAN GRAVES RESPONSABILIDADES, SE RESTITUIRÁN A LA VIDA CIVIL

PUEDE PERDONARSE AL VENCIDO QUE NOBLEMENTE COMBATE, PERO NO AL CRIMINAL

Mucho  temen, desde fuera, que la prolongación de la guerra sea una fuente de rencores contra la unidad de España. ¿Podría V. E. decir algo en este sentido?

- Nuestra guerra no es una lucha que pueda acortarse. Es una guerra de liberación, de verdadera independencia. Se debate la existencia o desaparición de España, y en ella la barbarie comunista ha abierto los ojos a la mayoría de los españoles. Vencidos los rojos y restablecida la .paz en España, nuestra generosidad desvanecerá los rencores que puedan existir.

- ¿No cree V. E. que queden fuera de la unidad de España los que combaten contra el Ejército nacional?

- No. Los rojos de verdad son ya una minoría. Los fanáticos de la revolución cayeron en los primeros tiempos. Hoy es la criminalidad de los jefes y comisarios la que sostiene, con el terror, la guerra. Los que no hayan cometido crímenes, los que no tengan graves responsabilidades, se restituirán a la vida civil. Nuestro perdón es amplio y generoso para los equivocados. Sólo los que persisten en sus criminales ideas serán objeto de aislamiento. Nuestras nuevas leyes, justas y generosas, facilitan el reintegro a la sociedad a los penados que redimen su pena por la conducta y el trabajo y les permiten disfrutar de un jornal con el que, mientras no se liberen, podrán atender al sostenimiento de sus familias.

- Pero ¿no cree V. E. que muchos preferirán el destierro al cautiverio, por muy reducido y bueno que éste sea, y que serán millares los que sé refugien en el extranjero?

- Cierto; pero también en el extranjero podrán redimirse las penas. No es nuestro propósito cerrar el camino a los que noblemente busquen en el extranjero un lenitivo a sus errores. Tendrán nuestra benevolencia e incluso nuestro auxilio si en sus actividades no van directa o Indirectamente contra la Patria. Pueden redimir una vida de errores con otra de nobles rectificaciones.

- Sin embargo, muchos temen que la terquedad y soberbia de los intelectuales de izquierda y esas doctrinas de los rojos puedan en el extranjero ser dañosas para España.

- No es difícil que ocurra así; pero los pueblos viven de sus obras y desde el extranjero se ve mejor la verdadera perspectiva de la Patria y la Nueva España los deslumbrará con sus empresas y les hará, si llevan algo dentro, sentirse orgullosos de ser españoles.

- ¿Puede deducirse de las palabras de V. E. que la . Nueva España va a tener una vida exterior intensa?

- Desde luego. Nuestros sueños de universalidad desaparecerían si no proyectásemos al exterior el sentido profundo de la Nueva España. La vida de nuestra nación, a cambio de la sangre derramada, ha de ser fecunda. Los españoles en el extranjero no quedarán ya abandonados como parias. Un sentimiento de solidaridad nacional les llevará protección y ayuda. Nadie será, en el porvenir, indiferente al dolor de los hermanos, por lejos que éstos se encuentren.

- Entonces ¿no cree V.E. posible que, como en las guerras de pasados siglos, pudiese haber una paz sin cautiverio?

- No. Nuestras viejas guerras civiles no encerraban secesionismos traidores, asesinatos en masa, martirios horrendos, saqueos y destrucciones, como la acción roja empareja. Puede perdonarse al vencido que noblemente combate; pero no puede perdonarse al criminal que Bacía sus instintos criminales en tantas víctimas inocentes inmoladas.

- ¿No encuentra V. E. en algunos aspectos de la propaganda roja, como un deseo de aproximación o acerca- miento? Ya hablan de la Patria y lanzan programas en que algunos puntos quieren aproximarse a los de la España Nacional.

- La verdad es que en algunos aspectos han intentado externamente recoger por su influencia en la masa afirmaciones de nuestra doctrina; pero todo es falsedad e hipocresía. Eso es para el extranjero y los espíritus crédulos. Medio millón de seres inocentes asesinados salen al paso de los falsarios. Hoy se intenta, a fuerza de propaganda, hacer olvidar tan horrendos crímenes. Es una realidad que ya no se asesina, como antes, en las calles y en las plazas. Bastan las cincuenta chekas del S. I. M. en manos de los rusos para matar en silencio y martirizar sin escándalo. Antes mataban los criminales sueltos; ahora mata el "Gobierno". Estos son los abismos que nos separan y los delitos que no tienen perdón.

- Una última pregunta, mi General. ¿Cuáles son las causas de que él enemigo no se haya entregado, des. pues de tantas y tan importantes victorias y la situación de desesperación a que ha llegado su zona?

- Es un caso único en la Historia. Sólo lo explican la ausencia de patriotismo y el espíritu de criminalidad de los jefes rojos. En todas las guerras siempre ha existido un ideal patriótico. El bien de la. Patria era el motor que animaba a los combatientes; así sucede en nuestro campo. En cambio en el rojo no se lucha por España. Eso justifica que los que quieren una España grande y libre estén con nosotros y los que sienten odio y dolor de la grandeza de España ayuden a los rojos. Sólo odiando a España o sirviendo al interés de sus enemigos, puede prolongarse una resistencia que, en el mejor de los casos, sólo aplazaría unos meses la total derrota, a cambio de los millares de muertos y del incalculable número de vidas entregadas a la miseria orgánica más espantosa.


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