Los treces Prelados asesinados por los rojos.


 

INTRODUCCIÓN.

 

En estos tiempos que corren, en los que se está escribiendo una historia plena de revanchismos, falacias, tergiversaciones, falsedades y mentiras, resulta muy importante, –sobretodo pensando en la juventud que no vivió por suerte aquellos dramáticos sucesos de nuestra Cruzada de Liberación- sacar a la luz estudios verídicos sobre nuestra Historia reciente, avalados por análisis objetivos de los terribles hechos ocurridos en nuestra Patria entre 1936 y 1939. Sucesos que algunas veces son desconocidos por nuestros jóvenes, o en otras ocasiones les llegan falseados gracias a esos pseudo-historiadores, normalmente de origen anglosajón, y que son portavoces del odio a Franco y adscritos a la masonería y a la internacional socialista.

El motivo de este trabajo es dar a conocer a los jóvenes y a los no tan jóvenes, la biografía de los trece pastores de la Iglesia que fueron vilmente asesinados por las hordas marxistas en el año 1936, con excepción del obispo de Teruel, monseñor Polanco que fue fusilado y quemado en los últimos días de la contienda, el 7 de febrero de 1939, cuando los rojos huían despavoridos hacia la frontera española, ante el avance del Ejército Nacional.

Resulta verdaderamente asombrosa y a la vez vergonzoso el conocer en estos días la iniciativa impulsada por el fiscal general, ese tal Cándido Conde-Pumpido, de reabrir los procesos del franquismo durante la Guerra Civil y de los años inmediatamente posteriores a la contienda. Ese rojelio sociata, no incluye, como está mandado, los juicios llevados a cabo por los tribunales populares en el bando rojo. Desde luego esa gentuza izquierdista, están jugando con fuego. Parece ser que ya no se acuerdan de la amnistía de 1977 que permitió llegar a la transición sin una traumática ruptura -que sin duda es lo que deseaban esos beligerantes  ‘pacifistas’- olvidando y de esa manera permitir una convivencia y reconciliación, que por otro lado ya era efectiva desde muchos años antes, cuando el pueblo español se dejó de nefastos politiqueos y de haber superado y cerrado las heridas de la guerra fratricida, dedicándose a trabajar y a disfrutar de la paz de Franco, cuyos resultados se recogieron al ocupar España el noveno puesto entre los países del mundo.

Este intento de la Fiscalía General del Estado, dependiente del Gobierno ZP, sería un nuevo y gravísimo error. Por la misma regla de tres, la derecha podría pedir con igual fundamento que se reabrieran los juicios de los tribunales rojos -hoy llamados, con gran benevolencia, ‘republicanos’- que enviaron al fusilamiento a decenas de miles de monárquicos, gentes de orden, falangistas, militares, religiosos, empresarios, etc. También podrían exigir la revisión de los procesos sumarísimos organizados por los comunistas para eliminar a sus molestos compañeros de causa, los anarquistas y los partidarios del POUM. Plantearse a estas alturas el examen de juicios que tuvieron lugar hace más de sesenta años, contribuye a reabrir heridas y a enconar viejos resentimientos.

© Generalísimo Francisco Franco, 2.005.-


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