La Proclamación de la II República:14 de Abril de 1931.


Proclamación de la II República

El día 14, la República es proclamada en Eibar, en Barcelona, en Madrid y en la práctica totalidad del país. Mientras, la familia real abandona España en vista de la imposibilidad práctica de mantener una institución a la que los mismos monárquicos ya no prestaban apoyo en vista de las nuevas circunstancias.

El 14 de abril, El Debate comentaba el resultado electoral de la siguiente forma: “Sería pueril negarle gravedad a la jornada de ayer. La tiene, y muy grande. No recordamos otra parecida. Cierto que no hay en España una mayoría de concejales republicanos; pero cierto también que la hay en casi todas las grandes capitales de la nación. Y esto quiere decir que un sector enorme de la opinión española se pronunció ayer en contra de la Monarquía.  Votó contra ésta una parte crecidísima del pueblo, buena parte de la clase media y aun elementos pertenecientes a las clases elevadas. Volvemos a repetir que de un modo radical, sin que al hablar así pensemos en resoluciones extremas.”

Madrid era una ciudad alborozada y jubilosa, flotando sobre la muchedumbre que se echó a las calles, las banderas tricolores y rojas, retratos del ‘abuelo del socialismo’, Pablo Iglesias y de los capitanes Fermín Galán y García Hernández, artífices del pronunciamiento republicano en Jaca del 12 de diciembre de 1930. Por todas partes resuenan los vivas a la República y los mueras a Gutiérrez, como despectivamente llamaban a la persona del Monarca. Algunos grupos cantaban, con la música del Himno de Riego el estribillo: Si los curas y frailes supieran/ la paliza que les van a dar,/ subirían al coro cantando:/ libertad, libertad, libertad. Este himno revolucionario sería adoptado por la Segunda República, como himno nacional.

Así pues, el 14 de abril fue un día de gozosa celebración y de expectación en las principales ciudades de España, pero sin embargo surgieron situaciones peligrosas, como las de las masas que se dedicaron a destruir símbolos monárquicos, llegando a derribar en Madrid la estatua de Isabel II de su pedestal, a la vez que una muchedumbre amenazadora y revolucionaria se congregaba ante el palacio de Oriente con intenciones muy poco amistosas. Aunque el 14 de abril fue un día de celebración, lo cierto es que los españoles de todas las tendencias políticas dejaron escapar un suspiro de alivio cuando el día transcurrió sin que se hubieran producido hechos sangrientos.  

© Generalísimo Francisco Franco. 2005.


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