La carta que se transcribe a
continuación –con faltas de ortografía incluidas– se la envió el famoso
abuelo de Zapatero, capitán del Ejército, a Julián Zugazagoitia Mendieta,
radical director del diario "El Socialista", que era el periódico del PSOE,
para ofrecerse como colaborador y como algo muy próximo a espía, ya que por
aquella época había un gobierno conservador.
Sr. Zugazagoitia.
Director de El Socialista
Madrid
Estimado Sr mío: Soy Capitán del Ejército y desde que comencé a
discurrir por mi cuenta, socialista. Le sería fácil comprobarlo preguntando a
los obreros de la cuenca minera de Santa Lucía, de esta provincia o a los
compañeros de las organizaciones de León. Más cerca aún: Tiene V, ahí en Madrid,
a un elementp (sic) destacado del partido, Valle, consejero de instrucción
pública, que me conoce y sabe cómo pienso. Esta carta, no es pues, ni de un
oficial monárquico ni de un oficial señorito. Es simplemente la carta de un
militar que a pesar de serlo, siente inquietudes espirituales y tiene la
esperanza de una Humanidad mejor, de una más justa y mas (sic) científica
organización social.
Por estas inquietudes, leo avidamente (sic) su periódico El
Socialista y vibro con sus articulos (sic). He visto con satisfacción la campaña
hace tiempo iniciada a favor de las clases de tropa. Con esa campaña se matan
dos pájaros de un tiro: conseguir para ellos unas mejoras que son de justicia y
captarlas para la causa. Eso está bien. Pero ¿es imprescindible para ello ir
contra los oficiales, consiguiendo su enemiga? ya se (sic) yo, que es de mayor
efecto en la captación que se pretende, señalar personalizando, los pretendidos
culpables de las desdichas; pero entiendo -y conste que me he decidido a
comunicárselo solamente en bien de la causa que El Socialista defiende- que
puede hacerse muy bien la labor de captación, sin crear enemiga alguna y hasta
conseguir otras captaciones no desaprovechables.
Llevo 20 años en el Ejercito (sic) y de ellos 12 de profesor de
las clases de tropa. Primero en las Escuelas de cabos. Actualmente llevo 9
explicando a los Sargentos y Suboficiales. Esto me permite conocer sus
necesidades, su formación, su espiritualidad. Ellos mismo –los de este cuerpo–
podrían decir, hasta que punto estoy a su lado y hasta donde llega la estimación
grandísima en que me tienen. Como ademas (sic), conocco (sic) tambien (sic) a
los oficiales estoy autorizado para decirles que en todo cuanto se dice en el
artículo “Consideraciones elementales sobre política militar” (del 10 de
febrero) habiendo mucho de cierto, hay mucho sin embargo de desorientación, que
a los que simpatizamos con las ideas de El Socialista nos crea en los cuartos de
banderas, una situación embarazosa.
El supuesto de que se parte en el artículo dista tanto de lo
real, que sirve para que compañeros propicios a ser enemigos de ideas humanas,
se apoyen en la falsa posición de aquel y tomandola (sic) como argumento
decisivo ustedes, arrastren decididamente a los neutrales.
Yo creo, que les interesa profundamente, que de cada vez sean
más los convencidos de la razón que les asiste. Y digo honradamente, que en ese
artículo se hiere a los oficiales, porque si bien es cierto que los hay de la
silueta moral que se delinea en aquel, tambien (sic) es verdad que la
espiritualidad de los oficiales jóvenes –Capitanes y Subalternos– se ha operado
un cambio radical, iniciado mucho antes de llegar a la República. Somos muchos
los que pensamos en socialista; pero la mayoría que no ha llegado aún a una
orientación definitiba (sic), es materia muy permeable.
Quiero decir con todo esto, que seria (sic) un bien al tratar el
periodico (sic) temas militares, no dirigieran los tiros a romper brecha,
precisamente por ese punto situado entre las clases y los oficiales.
De esto, sabia mucho Galan (sic), el capitan (sic) fusilado en
Jaca, que demostró su propio sacrificio, en que grados del ejercito (sic), está
el verdadero sentimiento de la justicia; de una justicia humana. Cambiarían
ustedes de opinión, si conocieran las luchas que sostienes esos oficiales
jóvenes, para hacer que prendan en el mando esos ideales.
En la cadena jerarquica (sic) del ejercito (sic), el punto de
ruptura se halla perfectamente señalado y bien lo conocia (sic) aquel oficial
asesinado por la monarquia (sic). Pero en fin, el asunto es para hablar mucho y
ya es escesiva (sic) la longitud de esta carta.
Yo les agradeceria (sic) – por oficial y pensar en socialista–
al escribir de las clase, pongan siempre “sabemos que son legión los oficiales
que comparten nuestras ideas; que son muchos los que en el silencio aspiran a
una mejor ordenación del Estado y del ejercito etc. (sic)”. Este es el sentido
para hacer bien patente el hecho de que si en el ejercito (sic) quedan oficiales
monarquicos (sic), señoritos; abundan tambien (sic) los ampliamente demócratas,
los ciclistas, que son precisamente lo mejor, lo mas (sic) sano y lo mas (sic)
culto de la colectividad.
Aqui (sic) por ejemplo y como aqui (sic) en muchos regimientos –
al menos de infantería– entre 24 jefes y Oficiales que constituyen la Plana
Mayor y 2º Batallon (sic) del 36, leen: ocho El Socialista, Cinco (sic) el
Heraldo, tres o cuatro otra prensa como Libertad, Informaciones, etc y solamente
cuatro ABC; con la particularidad de que los que leemos El Socialista, no
tenemos cambio en la orientación, mientras que los demas (sic) cambian
frecuentemente de prensa y de idea. Esto les permitirá apreciar como piensan los
oficiales. Tengan en cuenta que la guarnición de Madrid domo (sic) la de
Sevilla, San Sebastián y Santander, con alguna otra, por estar integrada por
aristócratas o favorecidos, siempre se distinguió por un monarquismo creado por
lo que nosotros llamamos “paniaguancia” (sic) de aquella camarillas formada en
derredor de los Berenguer, Cavalcanti, Saro, Sanjurjo, etc.
Por último y aprovechando esta ocasión, me permito decirle que
yo escribiria (sic) en “El Socialista” – con seudónimo, por supuesto o sin firma
sobre asuntos de indole (sic) castrense y desde un punto de vista
determinadamente socialista, si a ustedes les interesase y siempre, claro que el
articulo (sic), examinado por la redacción, mereciese ser insertado. Que ello,
aumentase el número de lectores en los cuarteles. Piensenlo (sic) y me permito
rogarles contestación con su juicio sobre cuanto dejo escrito.
Perdoneme (sic) esta enorme lata. Confiado en su discreccion
(sic) le saluda con afecto su amigo –permitame (sic) serlo,
Firmado Juan Rodríguez Lozano.
León, 14 de febrero de 1934.
Dirección. Juan Rodríguez
Lozano. Capitan (sic) Ayudante del Regimiento de Infantería nº. 36. León
Por cierto, convendría decir que el capitán Juan Rodríguez
Lozano, abuelo de Zapatero, fue uno de los más destacados mandos militares que
sofocó la revolución de Asturias de 1934, ya que los altos mandos depositaron en
él toda la confianza para llevar a cabo la misión de aplastar a los
revolucionarios... de izquierdas. Y lo hizo bien; los machacó. |
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