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LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

 

Discursos y mensajes del Jefe del Estado, 1959.


 
Discurso pronunciado en el Ministerio de la Vivienda en la entrega de casas y medallas concedidas a los promotores de aquellas.

18 de julio de 1959.

Señores:

Sólo unas palabras para responder y subrayar las tan elocuentes del Ministro de la Vivienda, el camarada Arrese.

El 18 de julio, esta fecha gloriosa desde 1939, venimos llenando tal solemnidad con la expresión en mayor o en menor escala de las inquietudes y realizaciones sociales de nuestro Régimen. En el día de hoy, a las diez de la mañana, hemos tenido un gran acto sindical en el que entregamos sus galardones a aquellas empresas que se consideraron modelo, que por servir las relaciones humanas y su gran sentido social, han ido más lejos que la legislación en vigor para atender con solicitud ejemplar a sus obreros y a sus empleados.

Hemos entregado también los premios a la destreza en el oficio a aquellos especialistas de nuestra Patria que entregaron sus vidas al trabajo cotidiano, mejorándose de día en día y a otros muchos que obtienen sus galardones a través de las becas en las Escuelas de Aprendizaje, en los Institutos y Universidades.

Esto es, que el día 18 de julio, señalado como Fiesta del Trabajo, lo seguimos llenando de contenido social.

En estos momentos, en el campo de la vivienda, con esta entrega masiva de casas, se coopera con los actos anteriores a poner un jalón social más en esta fecha del 18 de julio.

El Movimiento Nacional fué desde sus orígenes evidentemente social, y no podía ser de" otra manera porque precisamente el abandono y las injusticias sociales constituyeron el fermento de las revoluciones y de nuestra decadencia. La explotación de lo social, la superchería de lo popular, la recluta de los insatisfechos, era en la vieja política lo que nutría aquellas luchas inciviles, aquellas batallas intestinas, aquellas divisiones y pasiones que iban sumergiendo poco a poco a la Patria en el ti agitado mar del comunismo y de la miseria.

Esta inquietud social fué destacada e inscrita en nuestras banderas desde los primeros días del Movimiento. Y entre todas aquellas inquietudes ocupó el primer plano el de la casa con aquella primera ley de la Fiscalía de la Vivienda, Estábamos a principios del año 37 cuando se decretó su establecimiento, ante la necesidad de conocer la realidad de las casas salubres e insalubres de la nación, que nos trajo la desagradable sorpresa de comprobar que el 25 por 100 de las casas españolas eran totalmente insalubres e incapaces de reforma, y que otro 25 por 100 necesitaba de gastos importantes para ponerlas en condiciones de salubridad.

O sea, que mientras estábamos combatiendo, mientras luchábamos por la victoria, ya nos inquietábamos por este grave problema y considerábamos que , sería estéril nuestra victoria si no establecíamos los jalones de un orden social que nos permitieran forjar aquella Patria mejor, aquella España que había concebido José Antonio, que estaba en la mente de todos los españoles y que cristalizaba en el Movimiento Nacional.

Nos encontrábamos en la dura batalla del Ebro cuando el Ministro de Acción Sindical, González Bueno; venía a visitarme a mi Cuartel General de Pedrola con los estudios primeros sobre el Instituto de la Vivienda, el instrumento que pretendíamos forjar para poder resolver el problema de la vivienda modesta, encauzándolo y complementando la falta en este orden de la iniciativa privada.

Y así nació, en plena guerra, el Instituto de la Vivienda, como había nacido antes el Fuero del Trabajo, nuestra gran Carta social, definidora de nuestra doctrina, la que durante estos veinte años viene presidiendo en todos los órdenes de las actividades de la nación, lo mismo en el campo que en la industria o la agricultura, así en la ciudad como en las aldeas.

Terminada la guerra se presentó la necesidad de la reconstrucción de la Patria, y entonces tuvimos que crear otro instrumento que financiase la reconstrucción de lo destruido, y fué el Instituto de Reconstrucción, al que se encomendó la financiación de estas realizaciones. Y las necesidades de ejecución dieron vida a la organización de Regiones Devastadas, para la ordenación y ejecución de las reconstrucciones. Como veis, la necesidad hacía surgir en el Ministerio de la Gobernación los organismos que habían de ocuparse de la reconstrucción de la Patria, y por otro lado se creaban en el Ministerio de Trabajo los que, afectando a lo social. comprendían la construcción de viviendas salubres para todos los españoles. En Gobernación también se enclavó la Dirección de Arquitectura, que había de establecer la ordenación arquitectónica y urbanística de la nación. Pero todo esto, que había nacido fuerte en cada una de sus partes, estaba desconectado y reclamaba la unidad.

Por otra parte, la práctica nos había demostrado que las necesidades eran todavía muy superiores a lo concebido. Nos encontrábamos con una España anárquica, con una población campesina muy superior a lo que podía demandar el campo. Necesitábamos industrializar el país. La estructura física de nuestros pueblos venía influida por las características guerreras de nuestra Historia. En los picachos más inverosímiles se agrupaban las casas de los pueblos al calor del castillo feudal y a la sombra de las torres de la iglesia, y, en cambio, en los valles fértiles, que podían ser regados, en las extensiones de terrenos llanos, aparecían unos grandes poblaciones, como en Andalucía y Extremadura, separados por muchos kilómetros de recorrido, que hacían muy penosa la labranza de las zonas intermedias, lo que nos exigía el redistribuir la población española, racionalizarla, sujetarla a las necesidades futuras de nuestra marcha económica.

Y esto nos presentó otro gran problema ingente, porque existen muchas provincias españolas, muchos pueblos, que carecen de razón de ser, donde las construcciones son rudimentarias, sin los servicios más elementales, en tierras marginales que no rinden ni siete por uno, sobre las que gravitan una gran proporción de campesinos, cuando existen otras zonas más fértiles que pueden ser regadas y donde se pueden concentrar sus pueblos, presentándonos un campo amplísimo para que el Ministerio de la Vivienda nos ayude a resolver todos es- tos grandes problemas sociales que, aparte de su virtualidad humana, tienen otra proyección sobre la industria de la construcción, una de las más importantes, si no la más, de nuestra nación y la que más brazos ocupa. Si a esto unimos la de los materiales de construcción que la alimenta, nos encontramos con que una gran masa de las actividades de la nación depende precisamente del mantenimiento de la construcción de viviendas, de su ordenación, del urbanismo y de la construcción en todos los aspectos.

Esto nos dará una idea de la necesidad imperiosa de que al poner la nación en orden, al confeccionar sus planes de resurgimiento, necesitemos conjugarlos con ]os problemas de la vivienda. Porque es tan grande el vacío que encontramos en nuestra Patria, tantísimo lo que tenemos que llenar y tanto lo que nos exige el crecimiento de la nación, que hay que pensar seriamente en todas estas necesidades del país.

Por lo tanto, al Ministerio de la Vivienda, a sus Organismos, sus Secciones y sus Direcciones, les espera un trabajo abrumador, porque realmente si, como decíamos, España no nos gusta, tenemos que forjar otra mejor y hemos de hacerlo nosotros mismos.

Felicito a todos los que se han entregado a esta obra, que no necesitaba que me pusieran en estatua a su entrada para tenerme con vosotros; bien está como símbolo su actitud de marcha, porque éste necesita ser un Ministerio en marcha, pues yo estoy unido a las preocupaciones de la vivienda perpetuamente, mientras aliente.

¡Arriba España!


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