CATALUÑA NO ES UNA NACIÓN


 

Por Resurgir Hispánico.

El nacionalismo catalán continua, con una inconsciencia increíble, machacando que Cataluña es una nación y, por ello, a reclamar la soberanía consiguiente, pero sin explicar el cómo y el porqué ese mágico talismán sería beneficioso para la misma. Y además tergiversando la historia descaradamente, desde el mito de las cuatro barras, fraude manifiesto, puesto que , después de la conquista por los musulmanes del reino de España visigótica, que era una nación –lean el Laudes Hispaniae de San Isidoro de Sevilla-  se inició la reacción y en Cataluña fue inducida por Carlomagno, que llegó a crear la Marca Hispánica. Pues bien, no hubo rey alguno en Cataluña sino señores feudales hasta que uno de ellos se casa con la hija del Rey de Aragón, siendo sus descendientes reyes de Aragón.

Como por ese camino no hay justificación alguna se acude más bien a la voluntad política. Así, el 22 de agosto pasado el Sr. Roca Junyent, desde su privilegiada atalaya de La Vanguardia, sostenía que Cataluña era una nación porque así lo percibe la inmensa mayoría de los ciudadanos. Voluntarismo puro ¿Dónde ha comprobado el Sr. Roca esa inmensa mayoría?. En esa dirección, la “punxa” del 11 de septiembre dice que hay que aparcar la vertiente historicista y acudir a la voluntad política, citando al filósofo Villoro que dice que las naciones son pueblos con autoconciencia política.

¿Es esto así?. Miguel Sellarés, director de “Debat nacionalista” afirmaba en 1.998 que “el proceso de catalanización del país no ha venido acompañado de la creación de una conciencia nacional”. El propio Sr. Pujol decía también en 1.998 que “no se ha avanzado lo suficiente en el plano de la concienciación nacional”. Miró i Ardèvol decía en 1.995 “Nuestro hecho nacional tiene un grave problema de identidad y 15 años de gobierno nacionalista, la actuación de TV3 y las políticas de bienestar Social, Cultura i Ensenyament no parecen haberlo resuelto”. Y en su libro “Més enllà de l´autonomia” dice “El gran problema interno del nacionalismo catalán es que amplios sectores de la población no sienten el hecho nacional o no le dan traducción política”. Pere Esteve, independentista, hablaba en 1.997 de “la insuficiente concienciación nacional que existe entre la población catalana y la necesidad de promoverla”. Finalmente, Carod Rovira decía en 1.991 “El gran drama de los catalanes es la falta de conciencia nacional”.

Corolarios de ello: ¿Es ético e incluso lícito destinar dinero público para intentar crear una conciencia nacional que fingían que ya existía cuando había tantas necesidades prioritarias como la lucha contra la drogadicción, la seguridad ciudadana, la mejora de la enseñanza, la creación de nuevas infraestructuras, la lucha contra la marginación y un largo etcétera?.¿Cree el Sr. Pujol que su frenética actividad para crear esa inexistente conciencia nacional e incluso crear en el exterior una imagen de una Cataluña diferenciada no habría sido mejor en administrar Cataluña modélicamente en vez de dejar un déficit astronómico que ni él ha justificado ni el gobierno actual exige que se indague de dónde procede?

Digámoslo claramente, el nacionalismo catalán ha manipulado al pueblo catalán para intentar crear una conciencia nacional inexistente con dinero público y continúa haciéndolo y quienes pronosticamos hace años que conducían a Cataluña a un callejón sin salida constatamos que ya está en dicho callejón y no se solventará sino que se agravará la situación con el nuevo Estatut, que es un nuevo espejismo. Se está acercando ominosamente la hora de la verdad y podría darse el caso de que los ensoberbecidos políticos catalanes tuvieran que dar muchas explicaciones si al final los experimentos se les escapan de las manos. Y quizás más que explicaciones.

 

11 de Mayo de 2.005.-

 


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