TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS

Por un Cura Patriota. 

Es duro decirlo pero tenemos lo que nos merecemos. En España después de la muerte del Generalísimo Francisco Franco, se ha comenzado la etapa de la destrucción de todo lo anterior: familia, religión, trabajo, patria, unidad, historia,... Para borrar de un plumazo todo lo sembrado por el Generalísimo, dejando a nuestras gentes en una confusión permanente.

Pero no ha quedado ahí todo, nuestros jóvenes lo están pagando. ¿Quién está trasformando a nuestros jóvenes en "salvajes"? Los mayores, y por supuesto los gobernantes, son los que difunden la violencia y el sexo por la televisión, son los que les compran los vídeo juegos agresivos, son los que les educan en una sexualidad preventiva (preservativo) y de placer (el otro es un objeto de apetencias), son los que les venden el alcohol y las drogas.

Ante este panorama, vemos cómo algunos jóvenes violan y asesinan, el 75% de las mujeres que abortan en España tienen entre 15 y 25 años, un 70% de los muertos en carretera son menores de 30 años. Los matrimonios jóvenes se divorcian un 65% antes de los cinco años de matrimonio. Un panorama desolador e inquietante, pero de momento no se le busca solución, sólo se tapa agujeros.

Para atajar estos futuros monstruos que estamos creando, debemos de ir a la raíz de la sociedad, la Familia.

Las Familias están destruidas. Un niño cuando acude a casa se encuentra sólo, no sabe lo que es compartir, ser querido, obedecer, carecer de antojos, ... Sus padres están trabajando para pagar los gastos de un piso o de un coche e incluso estos ni se ven o sólo para dormir.

Ayudar a las familias es ayudar a nuestros futuros ciudadanos.

Y estas familias necesitan protección, cuidado y contenidos. Aquí es donde entra la religión tan atacada y despreciada. La religión enseña a nuestros hijos unos valores y una normas de conducta, para vivir en el mundo.

Cómo pedimos a nuestros hijos que no busquen la felicidad en el sexo y la droga, si no les ofrecemos nada a cambio. Cómo pedimos respeto hacia el otro sexo, si no les hemos enseñado a amar y dominar nuestros instintos sexuales. Cómo pedimos prudencia y tolerancia, si les hemos enseñado que este mundo es de los fuertes y poderosos. La religión ayuda a las familias en ésta educación en valores.

Hay generaciones que están heridas, pero en nuestras manos está curarlas y sobre todo ayudar a otros muchos jóvenes a vivir como personas.  Seamos realistas, de nosotros depende.

 

14 de Julio de 2.004.-


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