Francisco Largo Caballero



CREACIÓN DE LAS CHECAS


Manual ruso de torturas utilizado por las Chekas.

Durante la presidencia de Largo Caballero, fueron creadas las checas del PSOE, a imitación de las soviéticas, donde se asesinaba, se violaba, se robaba y se desataba los más espantosos de los terrores. Especialmente se destacaron, por su crueldad y número, las checas de Madrid, las de Barcelona y Valencia, si bien fueron instaladas en otros muchos sitios de España.  

El haber acudido a misa con asiduidad, haber encontrado en la casa una imagen religiosa o un libro considerado peligroso, el ser sospechoso de conservador, de derechas, de leer el ‘ABC’, de ser universitario, director de una empresa, técnico de una fábrica, o el no pertenecer a una fuerza izquierdista, etc., eran motivos más que suficientes para sufrir toda suerte de torturas, por parte de los socialistas. En agosto de 1936, en un supuesto intento de centralizar la represión en Madrid, Manuel Muñoz, director general de Seguridad, miembro de la azañista Izquierda Republicana y masón, creó un Comité, órgano oficial que no sólo no acabó con  acciones criminales de las checas sino que desarrolló, como la checa de Fomento, para exterminar a los que habían sido puestos en libertad por otras instancias judiciales. 

Así, misteriosamente ‘desaparecieron’ algunos enemigos políticos del propio Largo Caballero, tales como Ángel Aldecoa Jiménez, Marcelino Valentín Gamazo y Gumersindo de la Gándara Marvella.

Ángel Aldecoa Jiménez, magistrado de cincuenta y ocho años, fue detenido porque había juzgado un atentado relacionado con Largo Caballero, y al parecer no de la manera que hubiera complacido al dirigente socialista. Aldecoa pagó su independencia judicial frente al PSOE, con el fusilamiento.

Marcelino Valentín Gamazo, Fiscal General de la República, el cual acusó a Largo Caballero por los sucesos de octubre de 1934, en estricto cumplimiento de sus deberes dentro de la legalidad republicana. El 5 de agosto de 1936, un grupo de milicianos llegó a la casa de campo de Rubielos Altos, donde residía Gamazo con su familia y tras realizar un registro, previa rotura de objetos religiosos, comenzaron a golpearle delante de sus hijos pequeños. A continuación se lo llevaron junto con tres de sus hijos, y a las doce y media de la noche, en el paraje conocido como Cerrajón del término de Tevar (Cuenca), Marcelino Valentín Gamazo y sus hijos José Antonio, Javier y Luis de 21, 20 y 17 años respectivamente, fueron fusilados.

Orden de liberación por la que se entregaba a Gumersindo de la Gándara, capitán de la Guardia de Asalto, para ser asesinado.... 
Gumersindo de la Gándara Marvella, capitán de la Guardia de Asalto, que actuó en el episodio conocido como Casas Viejas (Cádiz), el 13 de enero de 1933. La llamada de los anarquistas a la revolución en España, sólo tuvo repercusión en ese pueblo andaluz. Fue reprimida con gran dureza por el cuerpo creado por el nuevo gobierno republicano, los Guardias de Asalto. El gobierno republicano, presidido por Manuel Azaña Díaz, se vio salpicado por un escándalo que horrorizaba a sectores tanto de izquierdas como de derechas. Cuando corrió la voz de que Azaña había dado la orden de reprimir a los anarquistas con la tristemente frase de «Tiros y a la barriga», la tensión se hizo insoportable. La cobarde reacción de Azaña fue la de culpar a los Guardias de Asalto. El capitán Gándara junto con otros cuatro capitanes afirmaron que habían recibido órdenes directas del ejecutivo presidido por Azaña.  

En el procedimiento para esclarecer la responsabilidad de los fusilamientos de Casas Viejas, se dictaminó que había sido un crimen de Estado del que eran directamente responsables Azaña, Casares Quiroga, Indalecio Prieto y Largo Caballero. La acusación no prosperó, por no haber sido presentada por el Parlamento. En 1936, aunque ya había pasado tiempo, los responsables de la matanza de 22 campesinos, no habían olvidado. Y así, el capitán Gándara fue asesinado en la checa, no porque hubiera sido desleal a la República, si no por haber acusado tres años antes a Azaña y a Largo Caballero, es decir, a dos personajes que en el momento de su muerte eran respectivamente el presidente y el jefe de gobierno de la zona republicana.  

Entre septiembre y diciembre de 1936, más de 12.000 personas fueron asesinadas en la capital de España, entre los que se hallaban curas, religiosos, monjas, intelectuales, desafectos al régimen frentepopulista, gentes de derechas, burgueses, o simplemente víctimas de ajustes de cuentas personales.

Eduardo Palomar Baró.


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