| Juan
            Carlos I: 30 años de reinado. Rafael.
             
              
                
                  | 
            El
            capitán de navío, llegando a Cartagena, miró sorprendido el barco
            que, sin la bandera reglamentaria, se cruzaba con su submarino, sin
            responder a su saludo. Tras varios días de maniobras,
            incomunicados, no sabía que se había proclamado la república y
            que el barco en cuestión llevaba a Alfonso
            XIII al exilio. El que no llevaba bandera reglamentaria
            era el submarino, última unidad en que ondeó la bandera rojigualda
            de la monarquía. El capitán de navío era Luis
            Carrero Blanco.
                   |  |  Y
            sería la Academia Militar de Zaragoza, cuyo director era el joven
            general Francisco
            Franco, el último edificio oficial en que ondeó la
            bandera rojigualda.
 Juan
            Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII. La apuesta no
            era fácil. España era oficialmente reino desde 1947, pero hacía
            ya mucho que los españoles no tenían rey. Y Juan Carlos no era el
            único nieto.
 
 Landelino
            Lavilla, que fue presidente de las Cortes y candidato a
            presidente del gobierno por UCD en 1982, inicialmente protegido de
            Carrero Blanco, hizo su tesis doctoral en Derecho sobre los derechos
            al Trono de España de D.
            Alfonso de Borbón. D.
            Jaime, segundo hijo de Alfonso XIII, era sordomudo, y en
            plena república no era la mejor imagen para la causa monárquica.
            Por ello José
            Calvo-Sotelo, jefe de los monárquicos, convenció al rey
            en el exilio de que pasase los derechos al trono a D.
            Juan, tercer hijo del rey. Pero según las leyes dinásticas,
            don Jaime podía renunciar por sí mismo, pero no por sus
            descendientes y su renuncia fue irregular, al haber sido escrita a a
            lápiz y no a pluma, y al no haber sido refrendada por las Cortes
            Generales en sesión plenaria. Años más tarde, el hijo de D.
            Jaime, D. Alfonso de Borbón, dijo a su madre entrando en una ocasión
            al Palacio de la Zarzuela: “Aquí tenía que estar yo”. Para los
            monárquicos franceses no hay duda: Luis Alfonso de Borbón, nieto
            de D. Jaime, es el jefe de la Casa de Borbón y legítimo heredero
            de los derechos al Trono de Francia.
 
 Pero los hechos son los hechos y la iniciativa de Calvo-Sotelo abrió
            el camino del trono a Juan Carlos antes de que este hubiese nacido.
            Además lo que remató la república fue el asesinato de Calvo-Sotelo,
            a manos de Luis
            Cuenca, guardaespaldas personal del líder socialista Indalecio
            Prieto. Esto y el que Casares
            Quiroga, entonces jefe del gobierno, declarase que los
            policías habían matado al jefe de la oposición en defensa propia,
            llevaron al entonces militar de más prestigio a sumarse al golpe
            que se estaba preparando, un día después de haber comunicado a los
            golpistas su fidelidad al gobierno. La mayoría de los jefes y
            oficiales no se sumaron al golpe, y es seguro que sin la participación
            de Franco, la aventura hubiese fracasado. Y España volvió a ser
            Reino.
 
 La monarquía representa la unidad y permanencia del estado. En el
            572, sube Leovigildo
            al trono de España y unifica el reino: expulsa a los bizantinos de
            la costa mediterránea y conquista el reino suevo de Galicia. Su
            descendiente D.
            Pelayo será elegido por los astures para dirigir la
            revuelta contra los musulmanes invasores. El rey Juan Carlos
            desciende de D. Pelayo, de Leovigildo y Recaredo, que convirtió a
            España en estado católico. La monarquía asturleonesa,
            descendiente de la visigoda, empezará la lucha por recuperar el
            territorio de manos del invasor, lucha que forjará la identidad
            española.
 
 El reinado de Juan Carlos empezó con una importante pérdida de
            territorio: el Sáhara español, con establecimientos españoles
            desde el siglo XV e importantes yacimientos de petróleo por
            explorar. Treinta años después, hay razones para cierta
            incertidumbre. Al rey Juan Carlos le ha correspondido reinar en lo
            que puede ser un punto de inflexión en la milenaria historia de
            España.
 
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