| Por
            Pituca.
             
 
              
                
                  | Es muy triste tener que admitirlo, pero ya no
            hay discusión posible. Se podrá poner en duda el tipo de
            enfermedad que padece la sociedad o en el grado de la misma, pero de
            que está enferma, no hay duda posible. Una sociedad donde
            solo interesa lo material, el “tanto tienes, tanto vales”, el
            “aparentar” más que el “ser”, el “tener más que el
            vecino”, el egoísmo, lo soez, la falta de respeto, la blasfemia a
            todas horas, el culto al cuerpo y el olvido más absoluto del
            espíritu, el botellón, la droga, la violencia y el desorden, una
            sociedad, en definitiva, cuyo único dios es el viejo conocido
            “becerro de oro”, es que está muy enferma. Casi terminal. Una sociedad en
            donde se aspira a vivir eternamente, cuanto más guapos y más
            delgaditos mejor, claro, para no pensar que tenemos que morir alguna
            vez y rendir cuentas, porque es una ordinariez recordarlo y de mal
            gusto, es una sociedad podrida y acabada. Vivimos en la
            “cultura del ocio”, en la “sociedad de consumo” por
            excelencia, en la “sociedad del bienestar”, en la
            “tolerancia”, en lo “políticamente correcto”, en la
            igualdad (por abajo, muy abajo) de los desiguales, en la “alianza
            de civilizaciones”, en el “mundo sin fronteras”, en la
            “cultura de lo multirracial”, en… ¿Para qué seguir?
                   |  |  Lo más elevado, lo
            espiritual, lo que alimenta al alma, la tradición, la verdadera
            Historia, el patriotismo, la Religión, todo lo más noble y eterno
            es relegado, perseguido y censurado. No debe sentirse nada ni por
            Dios, expulsado de la vida diaria, ni por la Patria, ni por la
            Familia, ni por la Bandera, ni por la Justicia, ni por... Todo eso son cosas
            pasadas de moda, cosas de fachas, que no dan ni prestigio, ni
            dinero, ni muchísimo menos votos, faltaría más… Y una sociedad así
            no puede seguir viviendo mucho tiempo. Esa enfermedad la irá
            corroyendo por dentro hasta que muera. Y lo hará, tarde o temprano,
            si no se pone remedio y se intenta una “terapia de choque” que
            la pueda sanar. Habrá que intentar evitar la nueva “invasión de
            los bárbaros” que dé por tierra con todo y acabe con lo malo que
            nos domina y no curamos, pero también con todo lo bueno que, alguna
            vez, tuvimos y no supimos conservar. En eso estamos.
            Cuando hay un tumor maligno hay que extirparlo y tomar medidas de
            choque para evitar la metástasis y el final. Lo malo es que no
            tenemos un solo tumor, sino muchos. Pedimos a Dios por
            el enfermo y porque nos mande un buen médico que lo sane
            urgentemente. Aunque haya que aplicar el escalpelo y cortar por lo
            sano. “A grandes males,
            grandes remedios”… Y ya se sabe: “el que mucho ríe al final
            llora”… cuando ya no hay solución.
            
            
            
            
            
            
            
             
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