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Actualizada: 30 de Enero de 2.007. 

 
 
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Carmen Polo de Franco


L. Carrero Blanco


José Calvo Sotelo


F. Vizcaíno Casas


 Auxilio Social.


Obra Nacional de Auxilio Social.

Eduardo Palomar Baró.
Introducción.
La mujer en la España Nacional.
Mercedes Sanz Bachiller, fundadora de Auxilio Social.
Casamiento de Mercedes Sanz con Onésimo Redondo.
El asesinato de Onésimo Redondo.
Mercedes Sanz comienza su labor benéfica.
Problemas entre Pilar Primo de Rivera y Mercedes Sanz Bachiller.
Creación del Servicio Social de la Mujer.
Mercedes en la liberación de Barcelona. Actuación del Servicio Social en la Ciudad Condal.
Javier pide en matrimonio a Mercedes.
Fin de la Guerra Civil Española.
Casamiento de Mercedes y Javier.
Discurso de Serrano Suñer y rumores de malversación de fondos.
Destitución de Mercedes como delegada nacional del Auxilio Social.
Nacimiento de Ana María, fruto del matrimonio entre Mercedes y Javier.
Nombramiento de Mercedes como jefe de la Obra Sindical de Prevención Social.
Opiniones de Mercedes acerca de la Guerra Civil.
Dionisio Ridruejo describe a Mercedes Sanz Bachiller.
Fin del Auxilio Social.


Poca bibliografía hay sobre el llamado, en su fundación, Auxilio de Invierno  y más tarde Auxilio Social. Lo poco que se ha escrito o comentado, como es normal en estos tiempos de enanos, es para propalar todo género de patrañas, falacias y embustes  contra lo que se hizo en el anterior Régimen. Y así, hace pocos días, dentro de ese verdadero alud de panfletos editados sobre la guerra civil, Franco, los ‘fascistas’, etc. ha salido al mercado un libelo titulado La sonrisa de la Falange: Auxilio Social en la Guerra Civil de una tal Ángela Cenarro, que entre otras muchas ‘perlas’ manifiesta que esa institución del régimen de Franco, dedicada a la beneficencia, era en realidad una pieza importante de su maquinaria de control social y de poder disciplinario, y que los perdedores de la contienda tuvieron que someterse a las medidas de coerción aplicadas por los capellanes de la Iglesia católica, con los bautismos forzados, con los rezos y los castigos que formaron parte de la vida cotidiana de esos ciudadanos que los doblegaron a la ‘regeneración’ política y moral del franquismo a cambio de ‘pan blanco’...

 

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Con el estallido de la guerra civil española, y el triunfo del Alzamiento en determinadas zonas de España, la situación de la mujer experimentó un profundo cambio dentro del nuevo contexto político y militar en el que se vieron mezcladas. La asociación de Falange Española de las JONS, con el naciente régimen nacional posibilitó que la mujer, como colectivo social, fuera incluida en el nacionalsindicalismo a través de su Sección Femenina, organización fundada en junio de 1934 por José Antonio Primo de Rivera. Las primeras misiones reservadas a las muchachas falangistas eran las de la asistencia a los presos del Partido o de las familias de los caídos en las luchas callejeras. Al frente de las mujeres de Falange se nombró jefe nacional a Pilar Primo de Rivera. Estaba dotada de una organización jerárquica, piramidal. Al 18 de julio la cifra de afiliadas era de unas 2.500, número que aumentó considerablemente dentro de la vorágine de la guerra.

Fueron destinadas a desempeñar funciones tales como la de organizar sección de enfermeras, a establecer asociaciones de beneficencia, atención a los huérfanos, etc. El 6 de enero de 1937 se reúne el I Congreso Nacional de Sección Femenina en el que se dan las primeras reglas para la extensión organizativa de enfermeras, lavaderos, talleres y auxilio de invierno. La organización estaba compuesta por cinco departamentos, al frente de cada uno de ellos se encontraba una delegada nacional nombrada por Pilar Primo de Rivera. Estos departamentos o delegaciones eran: Prensa y Propaganda; Administración; Enfermeras y Aguinaldo de Soldado; Auxilio de Invierno; Flechas.

A principios de mayo de 1937, se publica la circular número 1 de la Sección Femenina, con una serie de normas generales, recomendando a los departamentos que se ocupen de resolver la angustiosa situación de muchas familias y huérfanos. También se organizaron otros servicios tales como talleres para abastecer de ropa a los combatientes del Ejército Nacional y almacenes, así como lavaderos del frente. Durante la guerra funcionaron 76 lavaderos en los que trabajaron unas 1.140 mujeres. Las secciones de enfermeras se multiplicaron, organizando la Sección Femenina cursos de urgencia para instruir a las nuevas enfermeras, llegando a movilizar a unas 8.000.

Tras el Decreto de Unificación (19 de abril de 1937) se distribuyeron las funciones femeninas entre Sección Femenina, la Delegación de Frentes y Hospitales y el Auxilio Social.

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Nació en Madrid el 17 de julio de 1911. Sus padres eran de Montemayor de Pililla (Valladolid) y casualmente estaban de paso por la capital de España cuando su madre, Mercedes Bachiller Fernández, se puso de parto.

Su padre, Moisés Sanz Izquierdo, no provenía de una familia rica y no tenía más que la educación básica, pero era un hombre de gran inteligencia, energía y una imaginación extraordinaria. Murió con treinta y pocos años, y ya había ido tres veces a Argentina. En cambio, la madre de Mercedes venía de una rica familia rural de la burguesía que poseía numerosas fincas y granjas. Muy amante del campo, pero del campo de labrar.

Cuando Mercedes tenía dos años, sus padres se separaron, -algo un poco raro para la época- criándose en la casa de su abuela, con su madre y una de sus dos hermanas que era subnormal. Quedó huérfana de padre a los tres años.  

A los nueve años la mandaron al internado del Colegio de las Dominicas francesas de Valladolid. Su madre murió cuando contaba catorce años, haciéndole de tutor su primo médico, Aurelio Bachiller, el cual se encargó de administrar su herencia. De las ganancias de la tierra, pagaba el colegio, le daba una pensión y el resto lo invertía.

En 1928 Mercedes se fue al Colegio que las Dominicas tenían en París, donde estuvo un año.

 

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En el año 1929 conoció a Onésimo Redondo Ortega, el cual le marcaría de manera definitiva para el resto de su vida. Se casaron el 12 de febrero de 1931 en la capilla del Palacio Arzobispal de Valladolid, actuando como oficiante del enlace matrimonial el padre Remigio Gandasategui. La boda se celebró dos meses antes del advenimiento de la República. El viaje de novios se proyectó, en un principio, en un recorrido por las ciudades andaluzas, aunque tuvo que interrumpirse en Sevilla por motivos profesionales, al tener que actuar como letrado en una vista señalada por la Audiencia Provincial.

El 5 de mayo de 1931, Onésimo Redondo creó la organización política en Valladolid del partido Acción Nacional, que más tarde se llamaría Acción Popular, dirigiendo la campaña electoral para las elecciones parlamentarias del 28 de junio de 1931. Fundó en Valladolid el semanal Libertad.

Se desligó de Acción Nacional y el 9 de agosto de 1931, junto con su hermano Andrés y un estudiante de medicina, Jesús Ercilla, fundó las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH). Al día siguiente escribía en Libertad: 

«El momento histórico, jóvenes paisanos, nos obliga a tomar las armas. Sepamos usarlas en defensa de lo nuestro y no al servicio de los políticos. Salga de Castilla la voz de la sensatez racial que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use de su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España».

Conoció en Madrid a Ramiro Ledesma Ramos, fundador de La Conquista del Estado, y el 30 de noviembre de 1931 se fusionaron los dos grupos para formar las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS).

El primer hijo de Onésimo y Mercedes nació muerto. A pesar de este contratiempo, Mercedes se recuperó y siguió apoyando a su marido. Tras el fracaso del golpe militar del general Sanjurjo, corrió la voz de que Onésimo estaba involucrado, por lo que se tuvo que exiliarse a Portugal. El 13 de noviembre de 1932, tuvieron una niña a la que bautizaron con el nombre de Mercedes.

Onésimo Redondo regresó a España en octubre de 1933, siendo arrestado pero puesto en libertad a los pocos días. Onésimo y Ramiro, ante la debilidad de las JONS se fusionaron con la Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera. La Falange Española de las JONS se presentó en Valladolid el 4 de marzo de 1934. Poco antes de la medianoche del 3 de marzo, Mercedes dio a luz a su segunda hija, a la que le impusieron el nombre de Pilar.

Por discrepancias entre Ramiro Ledesma y José Antonio, se rompió la coalición. En mayo de 1935, Mercedes dio a luz un hijo, al que pusieron de nombre Onésimo.

Al resultar victorioso el Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, fue ingresado en prisión el 19 de marzo. Ante la posibilidad de un ataque a la cárcel de Valladolid para liberarlo, lo trasladaron a Ávila. El 19 de julio de 1936, al iniciarse el alzamiento, fue liberado, regresando a Valladolid.

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El 24 de julio perdió la vida, al ser objeto de una emboscada por una columna mandada por el coronel rojo Julio Mangada, en el pueblo de Labajos (Segovia), cuando se dirigía a combatir con los Nacionales en el Alto de los Leones en la Sierra de Guadarrama. Al recibir Mercedes la noticia por el general Saliquet, se desmayó y poco después abortó el hijo que llevaba en su seno.

Para superar su amargura y tristeza, se volcó a la actividad política. Dejó sus tres hijos al cargo de una niñera, y se instaló en la Academia de Caballería, donde la Falange de Valladolid tenía su cuartel general. Se encargó de recoger y distribuir jerséis, mantas y ropa de abrigo para las tropas nacionales que luchaban en el frente. El hermano mayor de Onésimo, Andrés Redondo nombró a su cuñada jefe de la Sección Femenina de Valladolid.

Mercedes conciente de las lamentables situaciones de muchas madres que se habían quedado viudas por las muertes de sus maridos en el frente o por las represiones en la retaguardia, decidió volcarse en la beneficencia. Lo habló con Javier Martínez de Bedoya, abogado y amigo de Onésimo. El proyecto que le presentó Mercedes le hizo recordar la temporada que pasó, como estudiante, en Heidelberg, donde había quedado   muy impresionado por la organización nazi Winterhilfe (Auxilio de Invierno).

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Para poder fundar la organización de beneficencia para atender las necesidades de pobres y desamparados, Mercedes se movió para obtener préstamos y créditos. Una vez recaudado el dinero, Mercedes y Javier se pusieron a trabajar con todas sus fuerzas. Encargaron insignias, huchas para cuestaciones, uniformes para el personal de los comedores, etc. Encontraron voluntarios para trabajar en los comedores y el 28 de octubre de 1936 hicieron la primera cuestación por las calles de Valladolid, recaudando 46.000 pesetas. Abrieron el primer comedor para cien huérfanos en la calle Angustias de la ciudad vallisoletana. Posteriormente se inauguraron nuevos comedores en la capital y en pueblos de la provincia. Hacia mediados de noviembre se llevó a cabo la segunda cuestación, dando a los que colaboraban una insignia de metal con el águila imperial sujetando con sus garras la palabra ‘Pan’. Además de los comedores, organizaron orfanatos y programas de alfabetización. Más adelante prestaron servicios de lavandería y ayuda médica para las tropas Nacionales que luchaban en el frente.  

Mercedes y Javier se desplazaron a Sevilla para tener un encuentro con Pilar Primo de Rivera, la cual había logrado escapar de Madrid pasándose a la zona nacional. La visita era para explicar el funcionamiento del Auxilio de Invierno y de paso pedir la colaboración de la Sección Femenina para poder ir ampliándolo a toda España.

Se cambió el nombre de Auxilio de Invierno por el más adecuado de Auxilio Social, y al cabo de un año de su creación, contaban con 711 comedores y 158 cocinas de hermandad en la zona nacional. En el año 1939 el número de comedores se elevaba a 2.487 y 1.561 cocinas de hermandad, con 3.000 centros que albergaban comedores de caridad, maternidad, asistencia infantil y almacenes de ropa para los desamparados.

 

 

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A finales de noviembre de 1936, Pilar Primo de Rivera estableció el cuartel general nacional de la Sección Femenina en Salamanca, con la vista puesta en asegurar su autoridad sobre Mercedes a la que consideraba una rival. Algo veladamente lo explica en su libro Recuerdos de una vida (Ediciones Dyrsa. 1983).

«Nada más llegar a Salamanca empecé a organizar la Sección Femenina. Como Dora Maqueda estaba aún en zona roja, nombré secretaria nacional provisional a Marichu de la Mora.

Por aquel entonces estaba en Valladolid Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, mujer dotada de muy buenas cualidades y, muy segura de sí misma, empezó en cierto modo a agrupar a la Sección Femenina. Tenía la facilidad de haber estado siempre en la zona nacional, lo que le había permitido organizar la de Valladolid e influir en otras provincias limítrofes. Al llegar yo a Salamanca, me encontré con ese problema que se crea a veces en períodos de crisis, y que no siempre es efecto de mala voluntad, sino de deseos de servir. Por otro lado, en un viaje que Mercedes hizo a Alemania había estudiado allí la organización del partido nazi y algunas de sus facetas, entre éstas el “Auxilio de Invierno”, que se llamó después “Auxilio Social”, y lo estableció en la España liberada. Fue, sin duda, el “Auxilio Social” una gran obra que vino a resolver muchos problemas en la retaguardia nacional. Más tarde creó también el Servicio Social de la Mujer, que obligaba a todas las mujeres a dar seis meses de servicio a España en comedores, hospitales, oficinas, etc. Una especie de “servicio militar” femenino, con algunas excepciones. Este servicio debía cumplirse entre los 17 y los 35 años. Estas dos organizaciones estaban, naturalmente, nutridas por mujeres, de manera que si no dependían de la Sección Femenina ésta tenía, en cambio, y controlaba las mujeres de que se nutría, y, por tanto, gran parte de la Sección Femenina se convertía por el momento en sólo un fichero con el que proporcionar camaradas a Auxilio Social y al Servicio Social; ya que, por otro lado, Frentes y Hospitales que agrupaba igualmente mujeres dependía también de una delegación aparte, dirigida por María Rosa Urraca Pastor, valiosa persona perteneciente a la Comunión Tradicionalista.

Todo esto suponía dificultades para la Sección Femenina, y había que usar de mucha diplomacia, pero, al mismo tiempo, de una tenacidad insobornable para poner las cosas en su sitio y devolver a cada cual su contenido»

Hay que reconocer que Pilar Primo de Rivera tenía razón al temer la influencia de Mercedes Sanz Bachiller, ya que ésta se oponía a la misma esencia de la Sección Femenina tal como la interpretaba Pilar, amén de que Mercedes había reclutado a muchos mandos para trabajar en el “Auxilio de Invierno”.

Pilar dio el primer paso en esa lucha por el poder al anunciar, en el primer Consejo Nacional de la Sección Femenina que tuvo lugar en Salamanca y Valladolid entre el 6 y el 9 de enero de 1937, la incorporación oficial del “Auxilio de Invierno” a la Falange, dejando a Mercedes como jefe provincial de Sección Femenina y delegada provincial de “Auxilio de Invierno”.

Pilar quiso unificar e imponer su autoridad sobre las tres principales organizaciones femeninas. Las dos organizaciones con las que tuvo mayores dificultades fueron con el “Auxilio de Invierno”, por su identificación con las JONS y con Hedilla, y con la de “Frentes y Hospitales”, dirigida por María Rosa Urraca Pastor, por sus orígenes carlistas y patricios y sus vínculos monárquicos.

Al darse cuenta Mercedes y Javier que Pilar Primo de Rivera se había debilitado ante los ojos de Franco, se pusieron en contacto con el capitán Ladislao López Bassas, el nuevo secretario de la FET  y de las JONS, para proponerle que se cambiase el nombre de “Auxilio de Invierno” por el de “Auxilio Social” y que la organización no dependiera de la Sección Femenina, sino que fuera una entidad aparte dentro del nuevo partido único. Les concertó una entrevista con Ramón Serrano Suñer, el cual los recibió en el cuartel general del Generalísimo Franco en el Palacio Episcopal de Salamanca, comprometiéndose a transmitir su petición al Caudillo. Una vez convencido Franco, el cambio de nombre se llevó a cabo el 24 de mayo de 1937, junto con un traspaso de poder masivo a Mercedes Sanz Bachiller. El documento que López Bassa escribió a Mercedes, decía así: 

«En nombre del Caudillo, y a propuesta de la Delegada Nacional del Movimiento Femenino de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, expido este nombramiento a favor de Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Redondo, como Delegado Nacional de Auxilio Social que comprende el “Auxilio de Invierno”, “Obras de Protección a la Madre y al Niño”, “Auxilio al Enfermo” y demás obras benéficas similares de las antiguas organizaciones de Falange y Requeté, autorizándosela para unificar dentro de la organización de “Auxilio Social”, de acuerdo siempre con el gobierno general del Estado español a todas las obras benéficas que perciben subvención del fondo de Protección Benéfico-Social (creado por orden de 29 de diciembre de 1936) y aquellas otras que nutriéndose de donativos, suscripciones voluntarias, etc. han sido creadas con fecha posterior a la iniciación del Movimiento Salvador».

Este ‘castigo’ a Pilar concediendo la independencia al “Auxilio Social”, suponía una advertencia de que en cualquier momento podía caer la hermana de José Antonio en desgracia. Pero como sea que al Caudillo le interesaba el respaldo del apellido Primo de Rivera para su régimen, la cosa no fue más allá. Pero eso sí, a Pilar le causó gran dolor, dedicándose entonces a incorporar a la organización femenina carlista, las Margaritas, a la Sección Femenina.

Con esa determinación, Mercedes pudo dedicarse a trabajos más ambiciosos, y así abrió guarderías para los hijos de las madres trabajadoras, centros de prevención de enfermedades infantiles y orfanatos. Para resolver el problema económico, a Mercedes se le ocurrió la creación de una red internacional de ‘Amigos del Auxilio Social’, para lo cual viajó a Lisboa, a París y a Biarrtitz, donde se puso en contacto con españoles social y económicamente destacados. En Francia tuvo como presidente honorario al mariscal Pétain. Se ampliaron los comités a Nueva York, Buenos Aires y Londres.

El 17 de junio de 1937, con la liberación de Bilbao por las tropas de Franco, hizo su entrada el “Auxilio Social” en la capital vasca, con seis camiones militares, -donación prometida por el general Mola antes de su muerte, acaecida el 3 de junio de 1937 en un accidente de aviación- cargados de comida. A medida que las tropas nacionales conquistaban poblaciones, se necesitaban más camiones para repartir comida, lo que logró Mercedes Sanz a través de los comités extranjeros de ‘Amigos de Auxilio Social’, llegando a tener su propio parque de transporte.

A principios de agosto de 1937 realizó un viaje a Alemania, donde recaudó importantes cifras de dinero. Repitió la visita en 1938 y también estuvo en Italia.

Entre el 13 y 18 de septiembre de 1937 tuvo lugar el primer Congreso del Auxilio Social, resultando ser un clamor público de la labor del Auxilio Social y de su mandataria Mercedes Sanz Bachiller.

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Según se percató Javier Martínez de Bedoya, el número de mujeres voluntarias empezaba a disminuir, lo que podía agravarse una vez finalizada la contienda, ya que  con toda seguridad querrían volver a una cierta normalidad. Empezó a trabajar sobre el proyecto de un servicio militar femenino, con el fin de que la obra pudiese seguir funcionando. El 29 de septiembre de 1937 se reunieron con Serrano Suñer, al cual le pareció estupenda la idea, tanto fue así, que a la media hora Javier y Mercedes estaban en presencia de Franco, el cual hizo un gran elogio de la labor del Auxilio Social. Sobre el proyecto del Servicio Social tuvieron dificultades para convencer al Caudillo, ya que él mantenía la preocupación de que se rompiera el papel tradicional de las mujeres españolas. Al final de la entrevista el Generalísimo les invitó a que prepararan el decreto para estudiarlo artículo por artículo.

Franco, una vez estudiado, reaccionó favorablemente al borrador y dio órdenes de que se creara el 9 de octubre de 1937, el Servicio Social de la Mujer bajo los auspicios del Auxilio Social.

 

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El 26 de enero de 1939, las tropas de Franco liberaron a la hambrienta Ciudad Condal, encabezando Mercedes el equipo del Auxilio Social.

La preocupación principal durante los primeros días fue la de distribuir comida para la famélica población barcelonesa. Según La Vanguardia Española del 29 de enero de 1939 

“Don Juan Carlos Güell, conde de Ruiseñada, comunicó ayer a los periodistas, en nombre de su padre, el conde de Güell, que el palacio de su propiedad, sito en la Rambla, esquina a la calle de Puertaferrisa, tradicional residencia en nuestra ciudad de los marqueses de Comillas, ha sido puesto a disposición de ‘Auxilio Social’, que ocupará no sólo el palacio de referencia, sino aquella parte del mismo que fue alquilada a los almacenes ‘Sepu’. En el histórico palacio, ‘Auxilio Social’ instalará sus comedores populares”. 

Los comedores que utilizó el Auxilio Social en Barcelona en el año 1939 fueron:

Las oficinas o sede central de la institución se instalaron en el Paseo de Gracia 132. En los Distritos I y III en el ‘Restaurante Las Cañas’ en la calle Escudillers. Distrito II, el almacén se situó en la calle Rocafort 8 y los comedores en el ‘Café Condal’, Paralelo 71 y en Can Tunis en la carretera de Hospitalet. Distrito III, tanto el almacén como el comedor en el ‘Bar Metro’ de la plaza del Ángel. Distrito IV, el almacén en el ‘Bar Sol y Sombra’, Gran Vía 673 delante de la plaza de toros ‘Monumental’ y el comedor en Diputación 427. Distrito V, el almacén en Mendizábal 11 y los comedores en el ‘Café Olympia’ de la Ronda de San Pablo y en la calle Nou de la Rambla 102

Al principio, los camiones que transportaban la comida, eran centralizados en el Palacio de Proyecciones de Montjuich y de aquí eran repartidos a los almacenes de los distritos, a los hospitales y centros asistenciales. También, en los primeros momentos, se repartía la comida desde los mismos camiones, sin descargar, como ha quedado reflejado en algunas fotografías.

Según un testigo presencial, “habían llegado unos camiones del cielo. De uno salían barras de pan, de otro potes de leche condensada, de un tercero, patatas en cantidad... Había para todos. Lo regalaban todo. La gente se iba animando. Podríamos comer hasta hartarnos. Se había acabado la guerra”

La cantidad de alimentos distribuidos por Auxilio Social en los primeros días fue considerable, una media de 300.000 kilos diarios, equivalentes a comidas para unas 300.000 personas, que en el mejor de los casos consistía en dos platos calientes -normalmente uno de legumbres y uno de carne con patatas- y en el peor, un trozo de pan y una lata de conservas.

Estos menús de emergencia de los primeros días no variaron mucho a medida que meses después llegaron a ser habituales para una cantidad bastante inferior de personas, que fueron atendidas en los primeros días, en los locales del Auxilio Social. Pasado el invierno, Auxilio Social alimentaba diariamente, durante el año 1939, entre 4.000 y 10.000 niños barceloneses y una cifra parecida de adultos.

La Vanguardia Española correspondiente al 7 de diciembre de 1939 publicaba:  

“Minuta que se servirá hoy en las instituciones de Auxilio Social: ‘Comedores infantiles’: Comida: Sopa de arroz con picadillo. Fabada asturiana. Membrillo. Pan. Cena: Crema de habas. Estofado de carne con patatas. Pan. ‘Cocinas de hermandad’:  Comida: Potaje de garbanzos con arroz. Pan. Cena: Alubias estofadas con arroz. Pan”

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Javier Martínez de Bedoya, que hacía tiempo sentía algo más que amistad hacia Mercedes Sanz Bachiller, le pidió que se casara con él, a lo que Mercedes le contestó: “Lo que propones es una locura: primero los hijos que tengo, que son tres; segundo, por la campanada política que supondría la boda de la viuda de un héroe de la cruzada, recién terminada la guerra”. Javier se comprometió con  sus hijos y con respecto al supuesto escándalo político, creía que pronto se olvidaría.

Poco tiempo después, Mercedes le dio la respuesta con esas palabras: “Creo que podrás disfrutar de una casa junto al mar cuando nos casemos”. El vivir junto al mar era un sueño de infancia de Javier.

 

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El 1 de abril de 1939, fecha de la finalización de la guerra civil española, con el aplastante triunfo de las Tropas Nacionales al mando del Generalísimo Francisco Franco, la Dirección General de Beneficencia y el Auxilio Social se trasladaron a Madrid.

El trabajo que tenía que realizar Auxilio Social era ingente, debido a una gran masa de gente hambrienta, de refugiados de otras partes de España, de huérfanos, de familias rotas, de gentes sin casa, etc.

Una vez liberada la capital de España, el Auxilio Social distribuyó unas 900.000 raciones de comida a diario, 200.000 de las cuales se distribuían en Valencia.

La importancia de los servicios de alimentación quedan reflejados en los siguientes datos: En octubre de 1939 había 60 centros de alimentación infantil dependientes de Auxilio Social en toda España, y en los cuales eran atendidos 72.000 niños. Por lo que hacía referencia a Barcelona, las cifras eran las siguientes:

- 16 “Centros de alimentación infantil”

- 2 “Guarderías para hijos de obreras”

-  2 “Hogares escolares” (Asilos para niños donde comían y dormían pero de donde salían para ir a la escuela)

- 2 “Hogares cuna” (Para niños huérfanos, niños encontrados abandonados por sus padres durante la guerra)

- 4 “Hogares infantiles” (También para niños huérfanos, pero mayores que los del “Hogar cuna” y en régimen de internado, a diferencia de los “Hogares escolares”

No estaban contabilizados en esta relación los datos referentes a “Comedores de hermandad” para adultos.

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Tuvo lugar el 3 de noviembre de 1939. Mercedes era plenamente consciente de las implicaciones de lo que estaba haciendo. Más tarde, Mercedes Sanz comentó:  

«¡Qué fácil es juzgar y juzgar ligeramente! Tratar de rehacer una vida a los veintiséis años; el dilema: o vivir en la más absoluta soledad del alma, y también del cuerpo. Yo sabía que el romper todo esto suponía una renuncia y la pérdida de la estima y de la aureola que me rodeaba en tanto en cuanto conservaba socialmente el recuerdo y el amor al mito, al héroe. Pero para mí era el hombre, el marido, el ser que me enseñó las primeras esenciales cosas de la vida. Con quien sufrí y padecí la tremenda persecución política, el destierro, la incomprensión de muchos camaradas suyos y todo cuanto una mujer unida y enamorada de su marido sufre cuando lo ve sufrir a él. El volverme a casar no significaba olvido, más bien al contrario. Era el poderme encontrar a mí misma, con serenidad, con tranquilidad de alma, dignidad y seguridad en mis actos y en mi conducta. Era, en fin, seguir los propios consejos de Onésimo. Cuántas veces a lo largo de nuestros cinco años de matrimonio yo le decía: “¡Onésimo, te van a matar!” Me contestaba: “Tú te debes volver a casar”. Yo le decía: “Y ¿quién va a quererme?” Y con un gesto de manos uniendo todos los dedos, respondía: “Así, así, has de tener”. Así pues, cumplí su mandato”.

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En el discurso de clausura del tercer Congreso Nacional celebrado en Madrid el 21 de diciembre de 1939 en el teatro Español, Ramón Serrano Suñer, criticó toda la base del Auxilio Social, deseoso de asegurarse el respaldo del clan Primo de Rivera.

Enseguida surgieron rumores de que Mercedes había malversado varios cientos de miles de pesetas del Auxilio Social. Los alegatos no pudieron demostrarse, pero su nombre quedó mancillado. Mercedes Sanz se dispuso a defenderse urgentemente, pidiendo una audiencia con el ministro secretario general del Movimiento, el general Agustín Muñoz Grandes, solicitándole hiciera una inspección a gran escala de la organización y de sus cuentas. Impresionado el general por los resultados de su investigación, se encargó de la defensa de Mercedes, para lo cual fue a hablar con Franco el día 28 de diciembre de 1939, a favor de ella.

Según le comentó Muñoz Grandes a Mercedes Sanz, Franco había dicho que estimaba mucho a Mercedes por sus cualidades y por lo que había hecho, pero que también había concitado muchos enemigos.

Serrano Suñer que ahora se mostraba aliado de los legitimistas, quería destituir a Mercedes en la dirección del Auxilio Social. Mercedes, que se encontraba embarazada de dos meses, el 12 de enero de 1940 presentó su dimisión al Caudillo, el cual, a través de Muñoz Grandes, le manifestó que reconsiderada su posición, pero contestó que aquello era la destrucción del Auxilio Social y que junto al ataque de Serrano Suñer a la organización le obligaba a mantenerse firme en su resolución.

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El 9 de mayo de 1940, Mercedes Sanz Bachiller es sustituida como delegada nacional del Auxilio Social por Manuel Martínez de Tena -el que fuera secretario de Andrés Redondo Ortega-, lo que hirió en gran manera a Mercedes, ya que vio como una traición de Martínez de Tena y Carmen de Icaza, que se convirtió en secretaria nacional del Auxilio Social, ya que habían sido amigos y colaboradores, habiendo llegado a ocupar cargos destacados en la organización gracias a ella. 

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El 22 de agosto de 1940 dio a luz Mercedes una niña que llamaron Ana María. Al día siguiente el editor Afrodisio Aguado, propietario de la empresa que trabajaba Javier, le informaba que debido a unas enormes presiones se veía en la necesidad de pedirle su inmediata dimisión.

A Javier le ofrecieron el puesto de dirección comercial de la Compañía Española de Propaganda e Industria Cinematográfica, y por otro lado, Mercedes, gracias a sus tierras, bajo su administración, comenzó a producir batatas, judías blancas, cacahuetes, etc.

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A principios de junio de 1941, Serrano Suñer se entrevistó con Mercedes ofreciéndole ser elegida para el consejo de administración del Instituto Nacional de Previsión. Días más tarde le nombraron jefe de la Obra Sindical de Previsión Social, volcándose en su nuevo trabajo con su entusiasmo habitual.

En octubre de 1943 el ministro de Asuntos Exteriores, conde de Jordana, le pidió a Javier Martínez de Bedoya que fuera como agregado de Prensa a la embajada española de Lisboa.

A mediados de junio de 1947 fue llamada Mercedes, como reconocimiento a su labor en el campo de la beneficencia, para recibir a Eva Duarte de Perón durante su visita oficial a España.

A principios de enero de 1951, a Javier se le relevó de su puesto, ofreciéndole más tarde el cargo de agregado de Prensa en París. En abril de 1952 dimitió de su cargo, dedicándose a escribir novelas.

Vivían felizmente en Madrid y Torremolinos, hasta la muerte de Javier ocurrida en el año 1991. Mercedes, a sus ochenta años se dedicó a organizar sus asuntos, ordenando sus archivos, de Onésimo Redondo y de Javier Martínez de Bedoya.

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Al acabar la guerra, Franco se encontró con una España deshecha, quemada por todas partes, y lo primero que tuvo que hacer fue reparar las vías de comunicación y dar de comer a la gente. Tuvimos ayudas, claro. Una de ellas de Argentina. Vino Eva Perón y me encargaron atenderla todo el tiempo que estuviera en España. Era una mujer interesante. Era fuerte, orgullosa de haber triunfado, porque no cabe duda de que triunfó y, claro, como había sido vedette, tenía cierta coquetería. Hacía preguntas interesantes. Me acuerdo que me dijo: “¿Usted que cree: Es mayor la mortalidad entre los hijos de las mujeres que trabajan, o entre los de las que no trabajan?”

La guerra fue absolutamente inevitable. Toda Asturias estaba armada, pero armada en milicias organizadas. Y Rusia quería apoderarse de España. La prueba es que sin la ayuda de Rusia la guerra no hubiera durado ni un mes. Lo que me da pena de la juventud actual es que no pueda comprender la Guerra Civil. No era, ni mucho menos, un deseo de ir unos socialistas frente a unos falangistas... No era eso. La Guerra Civil fue una estrategia, sobre todo de Rusia, que entonces era la gran potencia, para apoderarse del Mediterráneo. Nosotros hicimos la guerra para que España no fuese una Albania. Para eso la hicimos. Los que nos levantamos lo veíamos así. La fe, el entusiasmo y el horror de entrar en el comunismo hicieron milagros. Se ganan muchas batallas por amor y por decisión.

 

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«Cuando me instalé en Valladolid Javier Martínez de Bedoya trabajaba ya con Mercedes Sanz en la dirección del que aún se llamaba “Auxilio de Invierno”. La idea había surgido a través de una relación que desde la muerte de Onésimo había sido asidua, que ya antes tenía la forma de una buena amistad. Mercedes y Javier se complementaban porque no se parecían, salvo en la pasión por la empresa política. Mercedes era directa, vehemente, y, tanto corporal como anímicamente, la imagen del fresco impulso natural y de la energía. Era una mujer morena, de voz y ademanes algo patéticos, fuerte, con una belleza que el luto y la austeridad un poco anticuada del aliño ponían en su mejor punto. Tenía un rostro ancho, un cuerpo firme, unas manos muy expresivas que parecían asir y conformar sus propias imaginaciones».

 

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Pasados los años cuarenta, cuando el reparto benéfico de comida había dejado de tener sentido, Auxilio Social su quedó como una institución más de asistencia social dentro del Régimen, gestionando los centros escolares y sanitarios que se habían ido creando. Estos centros pasaron a depender, en 1976, al ‘Instituto de Asistencia Social del Ministerio de Gobernación’ y el nombre de ‘Auxilio Social’ pasó a la historia.

 

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