30 Aniversario del TEDAX.


 LOS PIONEROS EN EUROPA EN SABER DESACTIVAR BOMBAS


El TEDAX nació sin ejemplos a seguir y se ha desarrollado de forma autodidacta con los años.


R. L. Vargas
Madrid- La necesidad agudiza el ingenio, y eso lo saben mejor que nadie las Fuerzas de Seguridad españolas. cuarenta años combatiendo el terrorismo etarra han obligado a replantear procedimientos, empeñar medios ingentes en una lucha constante y, llegado el caso, a inventar unidades. Porque eso es lo que tuvo que hacer la Policía a mediados de la década de los 70. 
Con ETA desbocada en su terrorífica carrera asesina, un elemento de sobra conocido pero hasta entonces poco usado por los terroristas vascos comenzó a ser empleado con profusión: las bombas. El 20 de diciembre de 1973, 100 kilos de goma 2 ocultos en un túnel excavado en la calle Claudio Coello de Madrid acabaron con la vida del entonces presidente del Gobierno, Carrero Blanco. Pocos meses después, en septiembre de 1974, otro artefacto colocado en la cafetería Rolando mató a doce personas y dejó heridas a otras 80.
   
   
Tiempos de arrojo y determinación. La solución a esta escalada parecía obvia: crear una unidad especializada en la neutralización de artefactos explosivos. Pero, ¿por dónde empezar? «Lo que había hasta entonces eran especialistas del Ejército, artificieros que desactivaban los proyectiles reglamentarios. Pero no existía grupo alguno, ni aquí ni en el resto de Europa, preparado para enfrentarse a bombas artesanales, improvisadas, diferentes entre sí», explica el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de la unidad. La falta de referentes no podía ser, sin embargo, un obstáculo. El tiempo y la necesidad apremiaban y el Ministerio de la Gobernación no lo dudó. El 31 de enero de 1975, mediante orden interna de carácter privado, decidió crear la especialidad de Técnico Especialista en Desactivación de Explosivos (Tedax), pionera en el Viejo Continente.

Los comienzos siempre son duros y la falta de un espejo en que mirarse hizo, si cabe, más complicados los primeros pasos de la unidad. «Tenía mucho mérito trabajar en aquellas condiciones», dice con admiración y respeto Sánchez Manzano. Con poco más que sus manos, una caja con herramientas convencionales y gran determinación y coraje, fueron desbrozando el camino: diseñando procedimientos, inventando útiles para su trabajo... y, por supuesto, desactivando bombas. «El suyo sí que era un método autodidacta, fruto de la experiencia y de los fallos, aunque en esta especialidad el margen de error es mínimo», añade el comisario Manzano. Y es que a veces, apenas cuentan con tres segundos para salvar una vida.
   
   
Avance de la tecnología. De aquellos tiempos a los actuales siguen quedando el arrojo y la valentía de unos hombres que con gran pericia se enfrentan a artefactos plagados de trampas dispuestos, si es preciso, a sacrificar su vida para salvar la de los demás. Los medios, por fortuna, han evolucionado enormemente. Ahora, los técnicos desactivadores disponen de instrumental adecuado, de un moderno traje de protección fabricado en kevlar –un material muy resistente y ligero que les protege de algunas explosiones y de la metralla y les facilita los movimientos– y de un robot que minimiza los riesgos y que es el orgullo de la unidad. Diseñado por los propios agentes, en colaboración con una empresa española, su valía ha sido reconocida internacionalmente.

La tecnología no ha podido evitar, sin embargo, que trece miembros de la unidad hayan perdido la vida en acto de servicio y otros doce hayan resultado heridos. El primero en engrosar tan terrible lista fue Rafael Valdenebro, que murió el 23 de febrero de 1978 cuando desactivaba una bomba del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario. Las últimas víctimas fueron tres agentes que murieron en 1991 cuando revisaban un artefacto que creían desactivado. Fue éste un año aciago para el grupo, que en sólo 20 días perdió a cinco miembros.

El riesgo, sin embargo, no ha mermado el interés de los agentes de la Policía por entrar en la unidad. «Todo lo contrario. Tal vez sea la especialidad más solicitada por su completa formación», dice el comisario Manzano. Un agente del Tedax tarda nueve meses y medio en formarse. «Bueno, realmente, tras el curso se les da el diploma, pero sólo la experiencia y el continuo reciclaje forman al verdadero especialista», añade. Los desactivadores pasan la mayor parte de su tiempo practicando, estudiando nuevos métodos –cada dos años deben hacer un curso de reciclaje, además de estudiar de manera continua todos los procedimientos y materiales que recogen tras cada intervención– e intercambiando información con otros colegas para estar preparados en el momento de actuar. Por ello, para estos agentes tan importantes son las aptitudes que les permitirán desactivar un artefacto –capacidad de concentración y análisis, estabilidad emocional y seguridad en sí mismos para tomar las decisiones correctas– como el afán permanente de superación y perfeccionismo para aprender de la experiencia y de los errores. «Después de cada intervención, los miembros de la unidad se reúnen para analizar lo que se ha hecho. Y las críticas que allí se hacen son feroces. Sólo así se puede aprender», explica el comisario Manzano.
   

NRBQ.
Las nuevas amenazas han obligado a que, desde hace unos años, todos los Tedax tenga también que estar especializados para actuar en caso de un ataque nuclear, radiológico, biológico o químico, de manera que la unidad ha sido refundida como TEDAX-NRBQ. Para estar preparados, los agentes reciben un primer curso de 15 días. «No obstante, esperamos que a finales del año próximo, los 300 agentes hayan hecho el curso de especialización NRBQ de dos meses», explica Pedro Ríos, jefe de la Brigada Central de esta rama. Aunque todo el mundo piense en un ataque nuclear, la principal preocupación es la explosión de una bomba sucia, un artefacto explosivo asociado a una fuente radioactiva. «Por desgracia, estas fuentes son más fáciles de obtener de lo que la gente piensa», dice Ríos.

La unidad no ha tenido que hacer frente a ninguna contingencia de este tipo, aunque sí a otras, como el 11-M, que puso a prueba su capacidad y que superaron con amplitud.

® La Razón. 25 de Junio de 2.005.-



© Generalísimo Francisco Franco. 27 de Junio de 2.005.


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