30 Aniversario del TEDAX.


 «SIEMPRE TRABAJAS CON EL CONVENCIMIENTO DE QUE EL PRIMER ERROR PUEDE SER EL ÚLTIMO»


Ramón S. / Agente del Tedax


Madrid- Ramón S. –nombre ficticio, pues este agente prefiere permanecer en el anonimato– entró en el TEDAX casi por casualidad. No cree que ni él ni sus compañeros sean una especie de héroes y, sin falsa modestia, asegura que cuando se ponen delante de una bomba, no sienten excesivo miedo. Nervios, pero miedo no. «Eso viene después, cuando te paras a pensar en frío lo que has hecho», explica
–¿Cuantos años lleva trabajando en el TEDAX?

–Fui de los primeros en hacer el curso, pero no me incorporé a la unidad hasta 1989.

–¿Qué le movió a ingresar en una unidad como ésta?

–Fue casi por casualidad. Un día me encontré con el comisario que entonces la dirigía. Me propuso si quería irme con él y, como tenía hecho el curso, le dije que sí. Fue más por amistad que por otra cosa.

–¿Qué se siente cuando se enfrenta a una bomba sabiendo que arriesga su vida para desactivarla?

–En ese momento, cuando estás con el artefacto, apenas tienes tiempo para pensar en nada más que en cómo desactivarla. Estudias las alternativas, los procedimientos que puedes utilizar. Después, cuando todo ha terminado, sí que piensas en lo que podría haber ocurrido si algo hubiese ido mal.

–Lo cierto es que no tienen mucho margen para los errores.

–No. Salvo que estés trabajando con un artefacto de escasa potencia o que cometas un error minúsculo, se trabaja sabiendo que el primer error puede ser el último.


La onda expansiva.


–¿Ni siquiera el aparatoso traje que utilizan en sus intervenciones les protege completamente?

–Su efectividad depende de muchos factores: de la cantidad de explosivo, de la distancia a la que explote el artefacto... Con una bomba pequeña es efectivo, pero si te pilla un coche bomba de lleno, te lleva por delante. La onda expansiva te destroza.

–De hecho, muchos desactivadores han muerto en acto de servicio.

– Sí. Tuvimos una racha muy mala en 1991. Primero murieron dos compañeros cuando estaban radiografiando un artefacto que había dentro de una furgoneta. Y veinte días después, otros tres fallecieron en Villaverde (Madrid) cuando comprobaban si habían desactivado bien una bomba y estalló.

–¿Ni siquiera entonces se siente miedo a poder ser el siguiente?

–Más que miedo, lo que sientes es frustración.

–¿Ha habido casos de agentes que hayan abandonado por miedo?

–Yo sólo conozco uno, y no lo dejó por miedo, sino por su esposa. A ella le resultaba insoportable lo que hacía. Y después de que falleciesen de manera tan seguida los cinco compañeros, le dio a elegir entre su matrimonio o su trabajo. Y lo dejó.

–¿Su familia no le ha puesto nunca en una situación parecida?

–No. Siempre me han apoyado.

–En los últimos años el material que usan ha mejorado mucho y eso facilitará la labor.

–Desde luego. El robot, por ejemplo, está mejor equipado que el que usábamos en 1989. Tiene más medios de detección, más prestaciones... Sí, en general se trabaja con mejores medios.

–¿El uso del robot fue una especie de revolución dentro de la especialidad o sólo una mejora más?

–El robot es importante porque da mucha seguridad. Sabes que, en el caso de que la cosa sea muy complicada y haya muy pocas probabilidades de desactivar el artefacto, puedes enviar al robot para que lo detone sin jugarte la vida.


El 11 de Marzo


–¿Qué supuso el 11-M para la unidad?

–Fue una prueba importante. Cuando estallaron las bombas, había dos TEDAX en Atocha. Uno estaba en la estación, lejos de donde explotaron. El otro estaba en uno de los vagones del tren en el que las pusieron. Fueron los primeros en ponerse a trabajar, aunque como tenían poco instrumental, tampoco pudieron hacer nada.

–¿Acusaron mucho el golpe psicológico de tal matanza?

–No demasiado. Días después de los atentados, vinieron psicólogos de la Universiad de Alcalá que estaban haciendo un estudio a los afectados a hacernos algunas preguntas. Y resulta que los TEDAX éramos de los menos afectados.

–¿Cuestión de carácter?

–No. Llevamos muchos años en esto. Aunque suene duro, ver un muerto no impresiona tanto. Los heridos sí impresionan. El dantesco espectáculo de los heridos de los andenes de Atocha sí sobrecogía.

® La Razón. 25 de Junio de 2.005.-



© Generalísimo Francisco Franco. 27 de Junio de 2.005.


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