LA GUARDIA CIVIL SALVADA POR SU HEROICIDAD 

 

Por Luis Carlos.

 

La criminal acción terrorista que acabó con la vida de 192 inocentes el 11 de marzo de 2004, no solamente sirvió para excusar una brutal campaña propagandística de 48 horas que cambió de forma ilegítima la intención de voto de muchos españoles, produciendo así un infausto cambio de gobierno, sino que también ha servido para, en el transcurso de la investigación, poner en entredicho el funcionamiento de las instituciones que velan por la seguridad de la Nación.

Una cinta magnetofónica grabada por un número de la Guardia Civil destinado en los servicios de información de la Comandancia de Gijón en la que un confidente informaba sobre una trama de venta de explosivos y detonadores, fue ocultada por sus superiores en el fondo de un cajón. La buena fortuna y el traslado de unos muebles a un pequeño puesto a las afueras de Avilés, hicieron que la cinta oculta fuese encontrada por un número de la Benemérita que la hizo llegar a los medios de comunicación. A partir de entonces los españoles hemos ido conociendo los nombres de los Jefes y Generales de la Guardia Civil que, conociendo la existencia de esta cinta, ocultaron la información a la Comisión de Investigación del Congreso.

Es interesante recordar cómo tras la Guerra Civil estuvo a punto de ser disuelto el Cuerpo. Durante días estuvo el Decreto de disolución del Benemérito Instituto sobre la mesa del Jefe del Estado pendiente de firma y publicación. Franco no estaba satisfecho con el comportamiento demostrado por algunos destacados Generales y Jefes tras el Alzamiento Nacional del 18 de Julio. El apoyo del Instituto Armado a la República, a través de Jefes y Oficiales sin sentido de Patria, había contribuido en gran medida al fracaso de la sublevación en Valencia, Barcelona, Madrid y Valencia.

Durante la Guerra Civil, Franco manifestó en distintas ocasiones a sus colaboradores más íntimos su intención de disolver la Guardia Civil al concluir la contienda y fusionarla con el cuerpo de carabineros y Guardias de Asalto en un único instituto policial.

De nuevo fue el comportamiento heroico de muchos oficiales y números de la Guardia Civil, el que intercedió por la salvación del centenario instituto. Dos de los acontecimientos más gloriosos de la Guerra Civil, el Sitio del Alcázar de Toledo y el Sitio del Santuario de la Cabeza, fueron fundamentalmente protagonizados por números y oficiales de la Guardia Civil y sus familias.

El Santuario de Santa María de la Cabeza cerca de Andújar (Jaén), soportó un asedio de 9 meses. Al mando de los 1135 sitiados (más de 200 Guardias Civiles y sus familias) el Capitán D. Santiago Cortés González. En mayo de 1937 fue herido gravemente (falleció al día siguiente) el capitán Cortés y el Santuario sucumbió. En abril de 1939 el General Franco visitó en compañía del Teniente Rueda (uno de los oficiales resistentes) las ruinas del Santuario y comentó: "Esto lo culmina todo". Nadie supo en aquél momento a qué se refería Franco, pero meses después, al comprobar como el Decreto que había estado siendo desarrollado durante los tres años de guerra no era firmado, se adivinó el verdadero sentido de estas enigmáticas palabras. El 15 de marzo de 1940 se firmaba el Decreto mediante el cuál se establecía la disolución e integración del Cuerpo de Carabineros en la Guardia Civil y la asignación de oficiales de otros cuerpos y armas a la Benemérita. De esta forma se premiaba el heroico comportamiento de números y oficiales del Cuerpo.

De nuevo, en Asturias, el honor de la Benemérita ha tenido que ser salvaguardado por los números ante la desidia y negligencia de sus superiores. Tanto el Guardia Civil Campillo, hombre bueno y leal, como su compañero del puesto de Avilés que dio a conocer la existencia de la cinta aparecida escondida en el fondo del cajón de un mueble procedente de la Comandancia de Gijón, han demostrado un sentido del deber y de la lealtad al Cuerpo fuera de toda duda.

18 de Noviembre de 2004.-

 


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