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Actualizada: 02 de Octubre de 2.007.  

 
 
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 Después de Franco, a por el Rey.


Por Jakim Boar.


Llevábamos años advirtiéndolo y era un clamor popular; si el Rey seguía dedicándose a las regatas y a la buena vida, en vez de trabajar en su función de moderador de las instituciones, su futuro estaba más que decantado. Parece que los borbones tienen la virtud de repetir la historia una vez tras otra.

Realmente el error no proviene del propio monarca, sino de quién lo designó, que fue el Generalísimo Franco. Es a este a quién se le puede achacar el haber elegido a un monarca que no tenía intención alguna de ejercer como tal, pero sí de vivir como tal. La elección de Franco en la designación de su sucesor como Jefe del Estado ha sido quizás el máximo error de nuestro Caudillo. Aún así también hay que señalar que nuestro monarca hizo el juramento de defender el movimiento nacional, y que por supuesto, Franco no tenía ni la menor idea de lo que Don Juan Carlos iba a realizar después de su muerte, o quizás estaba muy engañado.

Recordemos que a Franco le costó unas hemorragias estomacales y prácticamente su vida, el asunto del Sahara y la presión que recibió para no ejecutar a los asesinos terroristas de ETA, incluso por parte de la Iglesia Católica. Alguien que muere de preocupación por su patria y por unos asuntos tan graves no dejaría la nación en manos de un irresponsable. Pero Don Juan Carlos cedió y se lavó las manos en el Sahara, haciendo lo que hace siempre, o sea nada. Marruecos invadió nuestro protectorado con la resistencia cero del ejército español capitaneado por el Rey.

Si esto fue bochornoso, más aún lo fue y diríamos incluso un atentado contra nuestra patria, el famoso indulto que el Rey dio a todos los terroristas de ETA. Recordemos que estos terroristas estaban encarcelados por delitos de sangre, y que más tarde estos criminales indultados y liberados por el monarca, seguirían asesinándonos ya libres y además con cierta legitimidad para poder hacerlo. Si Don Juan Carlos les había liberado sería porque lo que hacían era algo legítimo.

Después de todos estos despropósitos, el monarca temeroso y ya harto de las presiones izquierdistas y preocupado por los militares que presionan por la defensa de la nación, decide fulminar su jefatura a costa de perpetuar sus privilegios. Esto se produce en el 23F, donde se liquida a toda la cúpula militar patriota que hubieran sido leales al Rey y a España. Se les lleva a engaño y se delatan todos los militares fieles al monarca y a la nación. El futuro de estos militares sería la cárcel, bonito destino para quienes únicamente estaban a las órdenes del Rey.

Una vez ejecutado el plan, con el ejército descabezado, humillado, desprestigiado y sin ningún tipo de poder militar, el Rey entrega al poder político todas sus funciones. Con ello se fulmina la Jefatura del Estado y se liquida la Constitución Española del 1978. Ya el Rey es una especie de marca registrada que se usará en función del gobierno que sea elegido. Por tanto, el Rey se evade de las funciones de responsabilidad que le otorgaba la Constitución, pero no renuncia de ninguno de los derechos que esta le concede a él y a toda su familia. El Rey será ciego, sordo y mudo a cambio de vivir a cuerpo de rey.

Esto funcionó muy bien durante los años del gobierno de Felipe González. Y es que el señor González no daba crédito a su triunfo y era deudor del monarca. El PSOE había ganado las elecciones gracias al revuelo montado en el 23F, donde el ejército quedó desprestigiado en los máximos niveles. González que recogió la toalla tirada por el Rey de su función de moderador, no podía ser más optimista. Con un Rey así y con una sociedad española como la que había, él pensaba que iba a gobernar nuestro país hasta el último aliento de su vida. Pero González comenzó a envidiar a Franco, y pensó que sin Rey, él podía ser el nuevo caudillo, pero sociata, de España. Utilizaba el propio yate de Franco, el Azor, y comenzó a administrar España a su antojo, como si fuera un terrateniente mejicano. Filesa, Ibercorp, BOE, Mariano Rubio, Mario Conde, Luis Roldán, Rafael Vera, y un sinfín de irregularidades se cometían en España, como si esto fuera un país del tercer mundo.

Pero con un cuarto de la población en el paro y la desastrosa situación económica de España hicieron inviables más años del PSOE en el gobierno. Ya que la propia población podía haber fulminado al caudillo González, que fue silvado y abucheado en la Universidad Autónoma de Madrid.

Ahí llegó Aznar  a la presidencia y viendo que el Rey había sido un simple títere, a este lo trató como tal. Y llegó a casar a su hija nada más y nada menos que en la morada eterna de Felipe II y de toda la monarquía española, El Escorial. Ni el propio Franco se hubiera atrevido a ser tan ostentoso en la boda de su hija, ya que él sabía que la monarquía era algo aparte, y que Isabel y Fernando y su herencia solo merecían el máximo respeto.

Y ocho años más tarde llegó el 11M y todo el golpe de estado producido por los medios de comunicación y por unos terroristas que todavía no sabemos sus nombres. Y el monarca volvió a callar. De un golpe de estado contra España en el que se asesinan a casi doscientos españoles para ganar unas elecciones, solo se puede esperar un gobierno antiespañol y peligroso. Y este es el gobierno de Zapatero.

Zapatero en su función de cabecilla de la antiespaña primero derriba todas las estatuas del mayor patriota de los últimos siglos, de nuestro Generalísimo Franco. Luego humilla al ejercito, en las misiones de Paz y los retira de Irak. Y trocea España exaltando los nacionalismos vasco, catalán y gallego, creando leyes ilegales y saltándose la Constitución a la torera. Persigue a la Iglesia Católica y a la moral cristiana violando de nuevo la Constitución, creando matrimonios homosexuales y educando a los menores con la asignatura Educación para la Masonería. Y ahora amenaza con una ley revanchista y rencorosa, la Memoria Histórica, una ley exclusivamente contra los ganadores de la contienda civil. Y ahora le toca al Rey, el último vestigio del anterior régimen.

Pero es curiosa la forma en la que actúan estos demócratas falsarios de ZP y toda su comparsa de nacionalistas y comunistas. Resulta que la Constitución fue votada por el pueblo español, y en la Constitución estaba claramente marcada la monarquía como Jefatura del Estado. Por ello, los españoles dieron el sí a la monarquía y por tanto hasta que no se modifique la Constitución, ser demócrata significa respetar totalmente a la  monarquía, ya que esta fue elegida por el pueblo español. Para modificar la Constitución y abolir la monarquía hay unos procedimientos marcados en ella y es que se tendría que producir un triunfo de los republicanos de más de dos tercios de la cámara, y después que el pueblo votara mayoritariamente una constitución republicana. Y hasta que esto no se produzca, la monarquía parlamentaria es el instrumento democrático de España, y el Rey es el símbolo de la unidad y figura inviolable.

Quiere esto decir que a los que esta Constitución no les gusta por la monarquía o por el Rey o a los que quieren trocear España y dividirla en territorios, si realmente fueran demócratas tendrían que esperar a ganar los dos tercios de la cámara para poder modificar todo esto, si no, no serían demócratas. Ya que ser demócrata es escuchar y respetar lo que la mayoría del pueblo decide, y esta vez se ha decidido monarquía y se ha elegido a un Rey por la mayoría de la población. Además se eligió a España como nación única e indisoluble, por tanto para que así no sea, tendría que reformarse la Constitución. Por ello, el señor Ibarreche si es demócrata debe respetar esto, si no, es un dictador cubano. Muy diferente fue la Segunda República de 1931 que no fue votada su constitución por ningún español, ya que esta república fue impuesta por la chusma que asaltó las calles y nunca hubo votación para decidir república o monarquía.

Ahora bien para que la Constitución de 1978 esté vigente y sea auténtica, esta debe hacerse respetar. Y esa es la labor de los jueces y del Jefe del Estado. Pero parece que ninguno de los dos poderes está dispuesto a hacerlo. El Jefe del Estado no puede permitir que los políticos, el poder ejecutivo, se hagan con el poder judicial, y esto se ha permitido. El Jefe del Estado no puede permitir que se realicen golpes de estado como el del 11M, y se permitió. El Jefe del Estado no puede permitir que la Constitución sea violada por todos los rincones, desde la Ley de Banderas hasta la creación de estatutos inconstitucionales, y esto lo ha permitido. El Jefe del Estado no puede consentir que el Tribunal Constitucional se convierta en lo que se ha convertido, es decir, en un circo político, y este lo ha consentido.

En definitiva el Jefe del Estado no ha ejercido su papel y ha fulminado la Constitución de 1978 que le daba a él la jefatura y la misión de moderar y vigilar las instituciones y los desmadres que se pudieran producir. Y es por ello que con una constitución pisoteada no se puede exigir respeto al Rey, ni respeto a las leyes marcadas en la Carta Magna.

Una de las máximas violaciones de la Constitución ha sido el acoso a la figura del anterior Jefe del Estado, al Generalísimo Francisco Franco. Ya que este representaba a la España que luchó contra otra y ganó una guerra para que España fuera lo que es hoy. ¿Qué mayor legitimidad la de un pueblo que se levanta y gana una guerra?, si esto no fuera legítimo, la República Francesa no sería legítima ya que el pueblo se levantó en guerra contra la monarquía. Y cada una de las naciones del mundo han establecido sus límites y constituciones a través de guerras o de conflictos. Por ello, insultar a la España que ganó la Guerra Civil y al Jefe del Estado que puso el pueblo español durante cuarenta años, es un delito contra la actual Constitución que aboga por la reconciliación de todos los españoles.

Y ahora, ¿qué espera el Rey que hagamos para defenderle de todo el acoso que está recibiendo?. Lo único que puede esperar es que nos quedemos de brazos cruzados al igual que ha hecho él durante tanto tiempo. Ahora los españoles haremos lo mismo que hicimos con Alfonso XIII, y es que por un rey cobarde nadie mueve un dedo. Y si le quieren echar que le echen, porque ahora no vamos a salvar la figura de alguien que ha dejado pisotear la nación española y es el principal responsable de la actual situación.

Él ha dejado que vayan a por Franco, ahora irán a por él. Lo malo que lo que venga después lo pagaremos todos los españoles, y esto es una gran traición al pueblo español. La misma que se hizo en el 1931, donde se dejó a España en manos de una República que nadie votó jamás en unas elecciones. Y en la que nadie movió un dedo por un Rey, dejador de sus funciones, que se marchó cobardemente en un tren dejando atrás a millones de personas. Si el Rey hubiera sido leal a la Constitución y hubiera ejercido como tal, hoy muchos españoles estaríamos dispuestos a dejarnos la sangre por la defensa de España y de su Rey. Pero no ha sido así, como no lo fue en el 31.

Aún así que los revolucionarios socialistas y comunistas no piensen que España se va a dejar fulminar por no defender a un rey, porque muchos españoles seguimos dispuestos a dar nuestra vida por España. En el 1931 nadie dio su vida por Alfonso XIII, pero en el 1936 centenares de miles de personas dieron su vida por España y por un patriota llamado Franco, que esto no se le olvide a nadie. Por ello lo primero que debemos defender es la figura histórica de Franco y todo lo que este representó, porque España es mucha España, y los españoles jamás nos acobardaremos ante semejante gentuza.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.007. - España -

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