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Franco y el Príncipe asisten al funeral por Carrero Blanco.  - Fotos -


 

Asistieron también el Gobierno en Pleno, Consejo del Reino, Cuerpo diplomático, Mesas de las Cortes y del Consejo Nacional y otros altos organismos, autoridades y jerarquías de la Nación.

  Periódico Ya. 23/12/2005.


El Jefe del Estado, acompañado por el Príncipe de España, asistió a los funerales que por el eterno descanso del alma del que fue presidente del Gobierno Almirante Carrero Blanco, se celebraron en la basílica de San Francisco el Grande. Asistieron, con los familiares del finado, el Gobierno en pleno y altas jerarquías de la nación, así como el Cuerpo diplomático.

Llegan el Jefe del estado y el Príncipe.

Minutos antes de las doce del mediodía llegaron en automóvil, ante la puerta principal de la basílica, Su Excelencia el Jefe del Estado, que vestía uniforme de Capitán General con brazalete negro en señal de luto, y el Príncipe de España, con uniforme de General y también brazalete negro en señal de luto. Fueron recibidos por el ministro del Ejército, con el que pasaron revista a una compañía del batallón del Ministerio del Ejército, que, con escuadra, bandera, banda y música, rindió honores.

En la puerta principal del templo, Su Excelencia y Su Alteza Real fueron cumplimentados por el presidente del Gobierno, señor Fernández Miranda; presidente de las Cortes Españolas y del Consejo del Reino, señor Rodríguez de Valcárcel; miembros del Gobierno y otras personalidades. El Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Tarancón, ofreció al Jefe del Estado y al Príncipe el agua bendita, y el prior de la comunidad que rige la basílica les dio a besar el “lignum vía”.

Seguidamente, el Jefe del Estado, bajo palio, penetró en el templo, mientras el órgano interpretaba el himno nacional. Se situó en un lugar destacado, bajo dosel, en el antepresbiterio. En un segundo plano se situó el Príncipe de España, y en otros sitiales, los miembros del Gobierno. Enfrente se situaron los miembros del Consejo del Reino, Mesa de las Cortes y del Consejo Nacional del Movimiento. La familia, integrada por la viuda e hijos del finado, ocuparon un lugar preferente.

Asistentes a la ceremonia.

En otros lugares del templo se encontraban el Cuerpo diplomático en pleno, presidido por su decano, el nuncio de Su Santidad, monseñor Dadaglio; Tribunal Supremo de Justicia, Alto Estado Mayor, Comisiones de la Presidencia del Gobierno y de todos los Ministerios, Diputación de la Grandeza de España, Instituto de España y sus Reales Academias, Audiencia Territorial, Ayuntamiento de Madrid, Diputación Provincial gobernadores militar y civil de Madrid, agregados militares de las Embajadas extranjeras.

En otros lugares estaban el capitán general de la primera región militar, los jefes y región militar, los jefes y representantes de los Estados Mayores de los tres Ejércitos, Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional, consejeros nacionales del Movimiento, procuradores en Cortes, Casas Militar y Civil del Jefe del Estado, comisiones de jefes y oficiales de los tres Ejércitos, de la Guardia Civil y de la Policía Armada.

Entre los asistentes se encontraban los ex ministros señores Castiella, Solís Ruíz, Martín Artajo, Fontana Codina, Rein Segura, Fernández-Cuesta, Barroso, Castañón de Mena, González Gallarza, Sanz Orrio, González Bueno, Arrese, Garicano Goñi, Monreal Luque, Nieto Antúnez, Silva Muñoz, Sánchez Bella; los duques de Cádiz, el Consejo de Estado, el Tribunal de la Rota, Consejo de Economía Nacional; capitanes generales de diversas regiones militares de Tierra, Mar y Aire y otras personalidades militares y civiles.

Misa concelebrada.

El acto religioso fue concelebrado por el cardenal arzobispo de Madrid, doctor Tarancón, concelebrado con el cardenal primado, doctor González Martín, los obispos  auxiliares de Madrid monseñores Echaren, Estepa y Oliver; el vicario general castrense y arzobispo de Grado, fray López Ortiz, y el antiguo abad de la abadía del Valle de los Caídos fray Justo Pérez de Urbel.

Una orquesta y escolanía, dirigida por el maestro Orbegozo, interpretó la misa fúnebre.

Después del evangelio, el cardenal Tarancón pronunció una homilía.

Terminado el canon de la paz, el cardenal Tarancón abandonó el presbiterio y se dirigió al Jefe del Estado, al que abrazó, haciendo lo mismo, a continuación, con el Príncipe de España, y dando la mano después a los miembros del Gobierno, presidente de las Cortes Españolas y del Consejo del Reino y a los familiares del finado.

Pésame a la familia del finado.  

Terminada la misa, y después de un responso por el eterno descanso del alma de don Luis Carrero Blanco, el Jefe del Estado abandonó su sitial y, seguido por el Príncipe de España, se dirigió al lugar en que se hallaban la viuda e hijos del que fue presidente del Gobierno, a los que expresó, vivamente emocionado, su sentido pésame. Lo mismo hizo el Príncipe de España, y después, los miembros del Gobierno y demás personalidades asistentes al funeral.

El Jefe del Estado, acompañado del Príncipe, abandonó el templo. Fueron despedidos por los miembros del Gobierno. Seguidamente subieron a un automóvil y rodeados de la escolta regresaron a sus respectivas residencias.

El numeroso público congregado ante la basílica ovacionó con entusiasmo al Jefe del Estado.


 


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