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  El 9 de agosto de 1939, Franco forma el
 primer Gobierno de la paz, que está formado por 14 ministros. Asuntos
 Exteriores: Juan Beigbeder Atienza. Gobernación: Ramón Serrano Suñer. Ejército:
 José Enrique Varela Iglesias. Marina: Salvador Moreno Fernández. Aire: Juan
 Yagüe Blanco. Justicia: Esteban Bilbao Eguía. Hacienda: José Larraz López.
 Industria-Comercio: Luis Alarcón de la Lastra. Agricultura-Trabajo: Joaquín
 Benjumea Burín. Educación Nacional: José Ibáñez Martín. Obras Públicas:
 Alfonso Peña Boeuf. Secretaría General del Movimiento: Agustín Muñoz
 Grandes. Sin Cartera: Rafael Sánchez Mazas. Sin Cartera: Pedro Gamero del
 Castillo. En él, sólo hay dos viejos falangistas: Yagüe, militar, y Sánchez
 Mazas, de tendencia monárquica. Han aumentado los neo-falangistas de Serrano
 Suñer, procedentes de la CEDA, mientras que el grupo más sólido está
 formado por militares. 
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                  El
                  1º de septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra
                  Mundial. Es el peor acontecimiento que puede producirse para
                  España. La ingente tarea de reconstrucción interior se verá
                  dominada a partir de ese momento por la política exterior,
                  teniendo en cuenta sobre todo, que esa guerra llega a las
                  mismas fronteras españolas en el verano de 1940. Franco
                  procede a una reorganización de su gabinete y nombra a
                  Serrano Suñer ministro de Asuntos Exteriores, mientras que
                  Gobernación lo llevaría José Lorente Sanz, por delegación
                  del Jefe del Estado, y más tarde, el coronel Valentín
                  Galarza Morante. Secretaría General del Movimiento queda sin
                  cubrir y Sánchez Mazas cesa como ministro sin cartera.
                  Demetrio Carceller Segura entra como ministro de Industria y
                  Comercio. 
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                  España
                  había declarado la neutralidad, para pasar después a la
                  “no beligerancia”. Alemania desea que España entre en la
                  guerra. El  23 de octubre de 1940,  Franco acude a Hendaya para
                  entrevistarse con Hitler. Toda la tarde y buena parte de la
                  noche duran las entrevistas. Franco adopta la postura del
                  “amigo que resiste”. A las peticiones de Hitler no hay un
                  “no” rotundo, pero lo cierto es que la negativa es real.
                  Aquel día fue decisivo para la historia de España. 
                  En
                  febrero de 1941, Franco se traslada a Bordighera (Italia),
                  donde se entrevista con Benito Mussolini. La impresión de
                  Franco es que Mussolini está convencido de que no alcanzará
                  la victoria. A su regreso a España, se  entrevista con el
                  mariscal Pétain, en Montpellier. No irritar al Hitler
                  arrollador, parece que es el acuerdo. 
                  Cuando
                  el 21 de junio de 1941, Alemania declara la guerra a
                  Rusia, Franco ve despejado el horizonte, porque el centro de
                  gravedad se ha desplazado hacia el este. “Rusia es
                  culpable”, grita Serrano Suñer desde el balcón de la
                  Secretaría General del Movimiento. Se forma la “División
                  Azul”, de voluntarios, que manda el general Muñoz Grandes.
                  Más de 30.000 españoles pasarán por esta unidad.
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                  El
                  19 de mayo de 1941, Franco hace importantes
                  nombramientos de ministros: tres falangistas de la “Vieja
                  Guardia”, se incorporan al Gobierno: José Antonio Girón de
                  Velasco, en Trabajo; José Luis de Arrese Magra, en Secretaría
                  General del Movimiento y Miguel Primo de Rivera y Sáenz de
                  Heredia, en Agricultura. Pocos días antes de que Franco
                  formase este Gobierno de tendencia “azul” se produjo también
                  un acontecimiento cuya importancia sólo se vería con el
                  transcurso del tiempo: la toma de posesión como subsecretario
                  de la Presidencia del Gobierno de Luis Carrero Blanco, un
                  marino de guerra, que se convertiría en el más allegado
                  colaborador de Franco. La atención de aquellos días sólo se
                  centraría en los nuevos ministros de la “Vieja Guardia”,
                  que habían entrado en el Gobierno. 
                  Y,
                  efectivamente, la configuración del Estado iba a seguir otro
                  rumbo por decisión de Franco. El 17 de julio de 1942,
                  Franco promulga una Ley, por la que son creadas las Cortes
                  Españolas, con dos fines esenciales: colaborar con la función
                  del Jefe del Estado en la promulgación de leyes y asentar el
                  principio de la autolimitación para una institución sistemática
                  del poder. Es la democracia orgánica y significa el triunfo
                  del tradicionalista Esteban Bilbao, que es nombrado presidente
                  de las nuevas Cortes, y que celebra su primer pleno el 16 de
                  marzo de 1943. 
                  Otro
                  acontecimiento importante es el cese de Ramón Serrano Suñer
                  como ministro el 3 de septiembre de 1942, después de
                  un incidente en Begoña, cuando unos exaltados lanzaron una
                  bomba en una concentración carlista en la que se hallaba el
                  general Varela, quien cesó como ministro del Ejército.
                  Igualmente cesó el ministro de la Gobernación, Valentín
                  Galarza. Los nuevos ministros fueron: general Francisco Gómez-Jordana
                  y Sousa, conde de Jordana, en Asuntos Exteriores; general
                  Carlos Asensio Cabanillas, en Ejército; y Blas Pérez González,
                  en Gobernación. Desde el punto de vista de política
                  exterior, significaba abandonar la “no beligerancia” y
                  volver a la neutralidad estricta. Hay que apuntar que todavía
                  no se había producido la batalla más larga y sangrienta de
                  la II Guerra Mundial de Stalingrado, con la rendición del
                  mariscal Friedrich von Paulus, ni la derrota de Erwin Rommel
                  en El Alamein, ni el desembarco norteamericano en África del
                  norte. 
                    
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                El 17 de febrero de 1942, Franco se entrevista con el
                presidente del Consejo portugués, Antonio de Oliveira Salazar, 
                en Sevilla, cuando los dos países están amenazados por
                la guerra, siendo todavía ministro Serrano Suñer. Del 18 al 20
                de diciembre de 1942, Franco apuntala el bloque ibérico: envía
                a su ministro Gómez-Jordana a Lisboa, llegando a un acuerdo con
                Salazar. Se trata de que Portugal y España tomen la iniciativa
                de la paz en Europa y, desde luego, la neutralidad a ultranza.
                Es el mismo mes en que los norteamericanos desembarcan en África
                del norte y cuando –el día 2 de noviembre- Franco recibe una
                carta del presidente Roosevelt, en la que le da cuenta de la
                operación militar y puntualiza: “España no tiene nada que
                temer de las Naciones Unidas”.  | 
                       
                     
                   
                
 El 12 de noviembre, Franco
                dispone la movilización de varios reemplazos porque Alemania ha
                ocupado la “Francia libre” y Túnez. Sobre España hay
                nuevas amenazas. En abril y mayo del 43, el nuevo jefe de la
                flota alemana, almirante Doenitz, propone la invasión de España.
                Hitler la rechaza. “Los españoles –se atribuye a Hitler-,
                son los únicos latinos duros. Nos llevaría a la guerra de
                guerrillas en nuestra retaguardia”. Por estas fechas,
                Stalingrado ha sido ya una triste realidad para Hitler, más
                penosa aún que la derrota de Rommel en El Alamein. 
                  La
                  gestión de Franco a favor de la paz es constante. El  6 de
                  enero de 1942, se dirige a sir Samuel Hoare, embajador de Gran
                  Bretaña en España, para hacerle constar la necesidad de una
                  paz negociada. El punto de vista de sir Samuel Hoare es
                  distinto: Inglaterra –junto a Estados Unidos-,
                  será la única gran potencia cuando llegue la paz; Rusia no
                  interferirá en la política de otros países. Es falso que
                  Inglaterra y Rusia quieran repartirse Europa en zonas de
                  influencia. Mientras, sigue la correspondencia de Gómez-Jordana
                  con sir Samuel Hoare. El Gobierno español hace gestiones a
                  favor de la paz cerca de Irlanda, Argentina, Suecia, Suiza,
                  Polonia y Rumania, que resultan inútiles. 
                  Simultáneamente, se libra la “batalla del wolframio”, esencial para
                  los combatientes. De 675 libras que costaba la tonelada en
                  1941, pasa a 4.063 en 1942, y en 1943, España llega a vender
                  a los aliados hasta 3.335 toneladas al precio de 7.500 libras
                  la tonelada. Alemania logra comprar 900 toneladas. 
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                  El
                  3 de agosto de 1944, muere Francisco Gómez-Jordana que
                  es sustituido por José Félix de Lequerica Erquiza. El jefe
                  del Gobierno británico, Winston Churchill, hace constar que
                  no tiene nada contra España, antes al contrario, buena
                  disposición. El presidente de los Estados Unidos, Franklin
                  Delano Roosevelt, sin embargo, puntualiza: “No veo sitio en
                  las Naciones Unidas para gobiernos cuyos orígenes tienen
                  principios fascistas”. Posteriormente, Churchill se une a
                  esta tesis. Es 1945, el año de las concesiones que hacen a
                  Rusia, que sostiene el peso de la lucha. España, que en 1944
                  había sustituido la “División Azul” por una “Legión
                  de Voluntarios”, retira ésta, antes del final de la II
                  Guerra Mundial. 
                  El
                  8 de mayo de 1945, el mundo celebra el final de la
                  guerra en Europa. Para España comienza una nueva lucha que
                  durará varios años: los “maquis” infiltrados a través
                  de la frontera francesa y que se extienden por amplias
                  comarcas, para robustecerse en Asturias y León. Fuerzas del
                  Ejército y de la Guardia Civil tienen que ser desplazadas a
                  estas zonas. 
                  En
                  julio de 1945, Franco toma dos importantes decisiones: firma
                  el “Fuero de los Españoles”, que es una especie de carta
                  de libertades esenciales, y forma nuevo Gobierno, que tiene
                  lugar el 20 de julio. Como notas destacadas cabe señalar que
                  no es cubierto el cargo de ministro Secretario General del
                  Movimiento, y se nombra ministro 
                  de Asuntos Exteriores a Alberto Martín Artajo, hasta
                  entonces presidente de la Junta Técnica de Acción Católica,
                  quien previamente ha consultado con el cardenal primado,
                  doctor Enrique Pla y Deniel, que está al frente de la Dirección
                  Central de esta organización. De la misma forma, todos los
                  servicios de Prensa y Propaganda son retirados de la Secretaría
                  del Movimiento e incorporados, en forma de Subsecretaría, al
                  Ministerio de Educación Nacional, que lleva José Ibáñez
                  Martín. Como nuevo subsecretario de Educación Popular es
                  nombrado Luis Ortiz Muñoz. Como secretario, el hermano de éste,
                  Antonio. Como director general de Prensa, Tomás Cerro
                  Corrochano, y como director general de Propaganda, Pedro
                  Rocamora. Todos ellos son afines a Martín Artajo. Un antiguo
                  diputado de la CEDA, José María Fernández Ladreda y Menéndez
                  Valdés, pasa a desempeñar la cartera de Obras Públicas. A
                  partir de ese momento, toda la política exterior, la de Enseñanza,
                  la de Prensa y Propaganda y buena parte de la Economía, será
                  llevada por personas de mentalidad coherente entre sí. En el
                  mismo Gobierno figuran tres falangistas: Raimundo Fernández
                  Cuesta y Merelo, en Justicia; Juan Antonio Girón de Velasco,
                  en Trabajo y Carlos Rein Segura, en Agricultura. 
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                  Las dificultades socio-económicas se
                  mantienen. La producción industrial ha sido en estos años
                  inferior, incluso a los niveles de 1936 (el promedio de altos
                  hornos sería de poco más de 600.000 toneladas de acero
                  anuales y no superaría el millón logrado en la dictadura de
                  Primo de Rivera, hasta los años 50). Simultáneamente, el
                  nivel de vida sigue siendo bajo, con una renta per cápita en
                  1946 de 214 dólares. La construcción de grandes presas y el
                  nacimiento de empresas del I.N.I. no han causado todavía los
                  efectos esperados. En 1950, cuando la reconstrucción de
                  Europa empieza a ser realidad, España sigue todavía con las
                  cartillas de racionamiento y el “mercado negro”. Como síntoma,
                  en algunas regiones, se paga el litro de aceite a 20 duros,
                  cuando el sueldo de un capitán del Ejército, de un
                  periodista o de un jefe de negociado de la administración está
                  escasamente alrededor de las mil pesetas. En 1951 se producen
                  incidentes de tipo social en Barcelona y en Madrid. Es cierto
                  que tienen una dirección política, pero no lo es menos que
                  encuentran un ambiente adecuado en estas dificultades
                  socio-económicas. 
                  
                    
                      
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                        El
                  19 de julio de 1951, Franco nombra nuevo Gobierno. Se
                  vuelve a cubrir el cargo de ministro del Movimiento en la
                  persona de Raimundo Fernández Cuesta, mientras que el
                  subsecretario de la Presidencia,  Luis Carrero
                          Blanco, pasa a
                  ser ministro del Gobierno. Se encomienda a Joaquín Ruiz Giménez
                  Cortés, el hombre que ha abierto brecha en el Vaticano para
                  la firma de un Concordato, el Ministerio de Educación, con el
                  objetivo de ensanchar la enseñanza, porque España va a
                  precisar de jóvenes preparados en todos los órdenes. Se
                  trata de conseguir una universidad abierta. También es creado
                  el Ministerio de Información y Turismo, que agrupará a todos
                  los medios de comunicación, Propaganda y Turismo, ya que este
                  último puede ser una buena entrada de divisas. El titular es
                  Gabriel Arias-Salgado y de Cubas. El general Joaquín Planell
                  Riera pasa a Industria. El teniente general Agustín Muñoz
                  Grandes es nombrado ministro del Ejército y un ingeniero,
                  Rafael Cavestany y Anduaga, se encarga de Agricultura, donde
                  la crisis es mayor. La cartera de Marina la ocupa Salvador
                  Moreno Fernández; Hacienda: Francisco Gómez de Llano;
                  Comercio: Manuel Arburúa de la Miyar; Obras Públicas:
                  Fernando Suárez de Tangil y de Angulo, conde de Vallellano y
                  Justicia: Antonio Iturmendi Bañales.
                           
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                  El
                  endurecimiento de la “guerra fría” abre caminos a la política
                  exterior española. Martín Artajo logra sus máximos triunfos
                  en Asuntos Exteriores. El  27 de agosto de 1953, se anuncia la
                  firma del Concordato entre España y la Santa Sede. Estampan
                  su firma en los documentos el embajador Fernando María
                  Castiella y Maíz y monseñor Tardini de la Secretaría de
                  Estado. En virtud del mismo, se confirma el viejo sistema de
                  la presentación de obispos, mediante el cual el Jefe del
                  Estado propone al Vaticano seis nombres, éste elige tres y el
                  Estado designa a uno de ellos, así como una serie de
                  privilegios y títulos honoríficos. A cambio, la Iglesia ve
                  como la religión católica es la oficial del Estado, el
                  matrimonio canónico tiene valor civil, la enseñanza deberá
                  adaptarse al Dogma, los obispos podrán intervenir en materia
                  de censura cuando se trata de escritos contra la Fe, la enseñanza
                  religiosa será obligatoria, el Estado contribuirá al
                  sostenimiento económico del clero, haciendo excepción de
                  impuestos, se restablecerán los viejos fueros en cuanto a
                  jurisdicción de los tribunales de Justicia. El antiguo
                  presidente de la Acción Católica Española ve colmadas sus
                  ilusiones como político de Franco, que ha depositado en él
                  su confianza. “El Concordato –declara Martín Artajo-
                  es la consagración del régimen en perfecta colaboración
                  entre Iglesia y Estado. Creo que podemos felicitarnos como
                  españoles y como católicos de la firma del nuevo Concordato,
                  que regirá por muchos años las relaciones entre la Iglesia y
                  el Estado español”. Es, indudablemente, el triunfo de la
                  confesionalidad, por el que han luchado tres hombres: Artajo,
                  Castiella y Ruiz Giménez.
                  
                   
                  El triunfo siguiente de Artajo es la firma de los
                  acuerdos con Estados Unidos el  26 de septiembre de 1953, en
                  virtud de los cuales los norteamericanos dispondrán de bases
                  en Rota, Morón, San Pablo (Sevilla), Madrid y Zaragoza. A
                  cambio, concederán ayudas de tipo económico y militar. 
                    
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                  La
                  política de amistad hacia los árabes se desarrolló mediante
                  un viaje de Martín Artajo a los países de Oriente Medio en
                  1952 y visitas a Madrid de Hussein de Jordania en 1955, y del
                  rey Faisal de Irak y del Sha de Persia, en el año 1957. Esta
                  misma política nos mueve a reconocer la independencia de
                  Marruecos en 1956 y a recibir triunfalmente en Madrid al Sultán
                  Mohamed V, convertido en Rey, después de haber sido
                  destituido por los franceses en 1953. Sin embargo, un año más
                  tarde, España es objeto de agresión en Ifni, que obliga al
                  envío de tropas a este enclave. La campaña dura desde
                  noviembre del 57 a marzo del 58. El 7 de diciembre de 1957 moría
                  heroicamente en el frente, el alférez Francisco Rojas
                  Navarrete, primer caído de la IPS (Instrucción Premilitar
                  Superior).
                  
                   
                  El
                  I.N.I. desarrolla en estos años, con Suanzes al frente, su
                  política de grandes realizaciones: centrales eléctricas,
                  Siderúrgica de Avilés, pizarras bituminosas, refinerías,
                  astilleros, etc. Todo en medio de enormes dificultades. Así,
                  cuando se analizan costos de Ensidesa se comprueba que crear
                  un puesto de trabajo en este complejo cuesta tres millones de
                  pesetas, pero hay que seguir adelante.
                  
                   
                  En
                  comercio se sigue la política de los controles, de los
                  cambios múltiples (preferentes, comerciales, de turismo...),
                  de las licencias de importación. Los resultados son poco
                  optimistas y la autarquía se va viendo que es algo imposible.
                  
                   
                  En agricultura se desarrolla el Plan Badajoz y se inicia el de Jaén.
                  Cavestany realiza una gran labor, pero no puede frenar la
                  crisis. 
                    
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                  El 25 de febrero de 1957, Franco nombra nuevo
                  Gobierno: Subsecretario de la Presidencia: Luis Carrero
                  Blanco. Asuntos Exteriores: Fernando María Castiella y Maíz.
                  Gobernación: Camilo Alonso Vega. Ejército: Eduardo Barroso Sánchez
                  Guerra. Marina: Felipe José Abárzuza y Oliva. Aire: José
                  Rodríguez Díaz de Lecea. Justicia: Antonio Iturmendi Bañales.
                  Hacienda: Mariano Navarro Rubio. Industria: Joaquín Planell
                  Riera. Comercio: Alberto Ullastres Calvo. Agricultura: Cirilo
                  Cánovas García. Trabajo: Fermín Sanz Orrio. Educación
                  Nacional: Jesús Rubio García-Mina. Obras Públicas: Jorge
                  Vigón Suero-Díaz. Secretaría General del Movimiento: José
                  Solís Ruiz. Información y Turismo: Gabriel Arias-Salgado y
                  de Cubas. Pasa a ser ministro sin cartera, Pedro Gual Villalbí,
                  al mismo tiempo que es creada la cartera de Vivienda, a la que
                  pasa José Luis de Arrese Magra. El nuevo Gobierno tiene un
                  signo predominante: lo económico. Navarro Rubio y Ullastres
                  serán las dos figuras de nueva política, que se traduce en
                  lo siguiente: fin de la autarquía; cambio único de la
                  peseta, que se fija en 42 por un dólar; nueva reglamentación
                  fiscal; bloqueo de salarios; aumento del tipo de descuento
                  bancario del 4,5 al 5 por ciento; ingreso de España en la
                  O.C.D.E. (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos);
                  en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco para la
                  Reconstrucción y el Desarrollo; autorización a compañías
                  extranjeras para actuar en la investigación petrolífera con
                  capital propio y legislación sobre Convenios Colectivos que
                  sustituirán, de hecho, a las reglamentaciones de trabajo. 
                  España, que desde 1955 pertenece a la O.N.U., en la que ingresó junto a
                  otros 15 países, comunica a los organismos internacionales
                  interesados todas estas medidas económicas, como base a un
                  plan de estabilización. En julio de 1959, la peseta es
                  devaluada, para facilitar la llegada de divisas. Hay un
                  respiro, porque simultáneamente, empiezan a abrirse los créditos
                  extranjeros, con unos 17 millones de dólares a cargo del
                  “Export-Import Bank” de Washington. 
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                   El  1º de abril de 1959, Franco  inaugura la obra
                  monumental del Valle de los Caídos. Una cruz de 153 metros de
                  altura preside el paisaje, sobre una montaña, en cuyas entrañas
                  ha sido abierta una basílica fabulosa. Un monasterio y
                  centros de estudios completan este complejo, destinado a dar
                  reposo a los muertos de la guerra civil 
                  Este mismo año de 1959 señala el comienzo de la estabilización
                  impulsada por Navarro Rubio. En el terreno económico, vuelven
                  a ser años duros, pero esta vez con esperanzas. Se corta la
                  inflación y se conciertan acuerdos para la obtención de créditos
                  (el Fondo Monetario, 220 millones; el Gobierno de Estados
                  Unidos, 327 millones de dólares). El 9 de agosto de 1959,
                  Alberto Ullastres, puede anunciar en Bilbao: “En un año,
                  las reservas en bruto de oro y divisas han pasado de 14
                  millones a 483 millones. España está capacitada para la
                  competencia del Mercado Común. Se ha conseguido la
                  estabilización. Hay que crear incentivos para el capital
                  extranjero”. Como síntoma de la nueva situación, en los 10
                  primeros meses de 1959, la frontera de Hendaya registra el
                  paso de 900.000 vehículos. La era del turismo ha comenzado,
                  en cuanto han sido creadas las bases favorables.
                  Paralelamente, hay una corriente hacia el extranjero. Millares
                  y millares de hombres del campo se marchan a trabajar a
                  Alemania, Suiza, Francia y Bélgica, en busca de mejores
                  jornales. 
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                  Ahora,
                  mientras se desarrollaba la estabilización económica, la
                  institucionalización del Estado, iba a ser abordada. Así, el
                  10 de abril de 1957, el Gobierno acuerda enviar a las Cortes
                  el Proyecto de Ley de Régimen Jurídico de la Administración
                  del Estado, Ley Básica, aunque no Fundamental. El 17 de mayo
                  de 1958, Franco promulgaba en las Cortes la Ley de Principios
                  Fundamentales del Movimiento (12 principios y 3 artículos),
                  con lo que se abría la puerta para la futura Ley Orgánica
                  del Estado.
                  
                  
                  
                   
                  
                  El 21 de diciembre de 1959, Franco recibiría
                  la visita oficial del presidente de Estados Unidos, Dwight
                  David Eisenhower. Podía mostrarle un país en marcha.
                    Sánchez González y
                  Bartomeu, con el apoyo aéreo de la Legión Cóndor. 
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                        En
                  1961 Franco ha celebrado los 22 años del Régimen. Un desfile
                  militar en Madrid ha señalado la efeméride, con presentación
                  de material moderno (artillería capaz de lanzar proyectiles
                  con cabeza atómica y reactores de fabricación
                  norteamericana). El día de Nochebuena el pueblo español
                  recibe la noticia de que Franco ha sufrido un accidente
                  durante una cacería. Una escopeta ha reventado y le ha
                  alcanzado a la mano izquierda. Es trasladado inmediatamente
                  desde los montes de El Pardo al Hospital Militar de la calle
                  de la Princesa de Madrid. Antes de ser intervenido, Franco
                  permanece con el general Alonso Vega y habla con él: ”Tened
                  cuidado –le dice- y fe en lo que ocurra”. Tres días más
                  tarde, Franco abandona el hospital y recibe el homenaje espontáneo
                  del público que se ha congregado en las inmediaciones. En la
                  noche de fin de año, se dirige a los españoles como todos
                  los años, esta vez para añadir su agradecimiento por las
                  pruebas de cariño que acababa de recibir.
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                  La cuestión de la sucesión de Franco vuelve a
                  ponerse sobre el tapete. El 29 de marzo de 1960, Franco se ha
                  entrevistado con el Conde de Barcelona en la finca extremeña
                  “Las Cabezas”, propiedad de los hijos del fallecido Juan
                  Claudio Güell, conde de Ruiseñada. La educación del Príncipe
                  don Juan Carlos y su futuro parece que son los temas
                  principales, porque lo cierto es que ha terminado sus estudios
                  en la Academia General de Zaragoza, en la Escuela Naval de Marín
                  y en la Academia del Aire de Alcantarilla. En Madrid ha
                  asistido a las clases de la Facultad de Letras. Tiene 22 años
                  y su futuro comienza a ser realidad. Un año más tarde,
                  comienzan a barajarse nombres de princesas europeas como
                  posibles futuras esposas del Príncipe. Al fin se anuncia el
                  compromiso oficial del Príncipe don Juan Carlos con la
                  Princesa doña Sofía de Grecia. La boda se celebra el 14 de
                  mayo de 1960 en Atenas donde poco antes había sido nombrado
                  embajador el marqués de Luca de Tena. Es uno de los grandes
                  acontecimientos que durante semanas enteras centra la atención
                  española. El 2 de junio, el nuevo matrimonio es recibido por
                  el Papa Juan XXIII y el día 7, por el Jefe del Estado español,
                  para continuar a continuación el viaje de novios alrededor
                  del mundo. 
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                  Los
                  días 5 y 6 de junio de 1962, se celebra en Munich el
                  IV Congreso del Movimiento Europeo. Con este motivo, acuden a
                  la capital bávara 80 políticos españoles llamados de la
                  oposición y 38 exiliados. Se producen reuniones de grupos que
                  discrepan entre sí, si bien establecen unos condicionamientos
                  para el ingreso de España en el Mercado Común
                  (representatividad, garantías a la persona humana y a las
                  comunidades, libertad sindical, derecho a la huelga y derecho
                  a organizar Partidos políticos). En España se considera una
                  acción contra la solicitud de ingreso en esta Comunidad económica,
                  presentada por el ministro Castiella el 9 de febrero de 1962.
                  En Estoril, el Conde de Barcelona hace constar que los monárquicos
                  que hayan podido participar en estas reuniones de Munich no
                  contaban con ninguna representación suya y que la entrada de
                  España en el Mercado Común es una tarea nacional y que todos
                  los españoles deben defenderla sin reservas. El ex ministro
                  de la República, José María Gil-Robles, que ha estado en
                  Munich y que forma parte del Consejo privado de don Juan,
                  dimite como miembro de este Consejo. Según se anuncia el 17
                  de junio, hay una reacción oficial fortísima contra Munich,
                  que culmina en una serie de manifestaciones y en un viaje de
                  Franco a Valencia, donde cientos de miles de personas le
                  aclaman con entusiasmo.
                  
                   
                   
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