INICIO

LIBRO FIRMAS

SUGERENCIAS

Actualizada: 10 de Mayo de 2.006.  

 
 
Generalísimo.

 

Biografías.


Cronología.


Habla el Caudillo.


Retratos.


Fotos 1.


Fotos 2.


Especial 20N-03.


Especial 20N-04.


Especial 20N-05.


 

Franquismo.

 

Mitos.


Mentiras.


Actos 20N-03.


Actos 20N-04.


Actos 20N-05.


 


Actualidad.

 

Noticias.


Temas varios.


Artículos.


Calendario.


Opinión.


23-F.


Difusión.

 

Música.


Descargas.



Personalidades.

 

Carmen Polo de Franco


L. Carrero Blanco


José Calvo Sotelo


F. Vizcaíno Casas



  Opinión

La leyenda negra hispánica. 

Jakim Boar.

Uno de los mayores fraudes históricos que se han cometido contra una nación, ha sido  la leyenda negra inventada sobre los conquistadores, colonizadores y misioneros españoles que fueron a las tierras de América. La leyenda atribuye a los españoles que llegaron a este continente el sometimiento, esclavitud, humillación e incluso el genocidio de la población indígena. Tristemente, para vergüenza de todos, hay historiadores de nuestra propia España que admiten y fomentan esta leyenda, con intereses bastante destructivos y diríamos marxistas. Falsas son todas estas atribuciones y en las siguientes líneas intentaré demostrarlo. 

Los españoles cuando llegaron a las tierras de América encontraron dos “civilizaciones” sanguinarias, dominantes y exterminadoras: la de los Incas y Aztecas. Ambas civilizaciones realizaban sacrificios humanos, siendo los Aztecas líderes en el exterminio, practicando hasta 80.000 sacrificios de seres humanos en un mismo día. De los Aztecas podemos narrar uno de sus más comunes rituales: «Cuatro sacerdotes aferraban a la víctima y la arrojaban sobre la piedra de sacrificios. El Gran Sacerdote le clavaba entonces el cuchillo debajo del pezón izquierdo, le abría la caja torácica y después hurgaba con las manos hasta que conseguía arrancarle el corazón aún palpitante para depositarlo en una copa y ofrecérselo a los dioses. Después, los cuerpos eran lanzados por las escaleras de la pirámide. Al pie, los esperaban otros sacerdotes para practicar en cada cuerpo una incisión desde la nuca a los talones y arrancarles la piel en una sola pieza. El cuerpo despellejado era cargado por un guerrero que se lo llevaba a su casa y lo partía en trozos, que después ofrecía a sus amigos, o bien éstos eran invitados a la casa para celebrarlo con la carne de la víctima. Una vez curtidas, las pieles servían de vestimentas a la casta de los sacerdotes.». Con esto comprobamos que los indígenas de América no vivían precisamente en el paraíso.

La nación española invadida por los musulmanes durante más de siete siglos era, sin duda, la que más experiencia tenía en el siglo XV sobre humillación y maltrato del invasor sobre su población. Los árabes quemaron nuestras iglesias, saquearon los poblados, asesinaron brutalmente, esclavizaron y sangraron a tributos a todos nuestros habitantes. Y una nación que recién se liberaba de aquella opresión sabía las nefastas consecuencias que tenía realizar ese maltrato hacia una población conquistada.

Añadida a la experiencia que tenía España sobre la opresión, tenía una característica aún más poderosa por la que no iba a esclavizar a los indígenas de las Indias, el cristianismo. Como nación católica, los reyes españoles debían defender los valores cristianos, y en estos, la esclavitud era algo impensable. Muy al contrario de la religión musulmana que permite la esclavitud y la fomenta. Isabel la Católica, una reina que está en proceso de beatificación, era cristiana hasta lo más profundo de su alma y desde el descubrimiento de las Indias tuvo bien claro que los indígenas allí encontrados eran hijos de Dios y tenían que ser evangelizados y tratados como auténticos seres humanos, y así lo dejó expresado en su testamento.

Como prueba fehaciente de esto tenemos las Leyes de Indias, firmadas a puño y letra por reyes de España como Carlos I o Felipe II. Estas leyes pueden ser consultadas en el archivo de Indias de España o en la gobernación de países como Perú. Aquí transcribo una pequeña muestra de algunos títulos de los que forman estas leyes:

“Que los Indios sean libres y no sujetos a servidumbre”

“Que sean castigados con rigor los Encomenderos que vendieron sus Indios”

“Que los delitos contra Indios sean castigados con mayor rigor que contra españoles”

“Que los Encomenderos juren que tratarán bien a los indios”

 “Que los Indios del Brasil, o demarcación de Portugal, sean libres en las Indias”

 “Que se procure castigar a los que de la Villa de San Pablo del Brasil (territorio portugués) van a cautivar Indios del Paraguay (territorio español)”

“Que se guarde lo contenido en cláusula del testamento de la Reina Católica sobre la enseñanza y buen tratamiento de los Indios”

“Que los Virreyes y Audiencias se informen si son maltratados los Indios y castiguen a los culpados”

“Que los Indios sean favorecidos y amparados por las justicias Eclesiásticas y Seculares”

“Que los Indios en Filipinas no sean llevados por fuerza de unas Islas a otras”

“Que entre Indios y Españoles haya comercio libre a contento de las partes”

“Que los Virreyes de Nueva España honren y favorezcan a los Indios de Tlaxcala y a su ciudad y República”

“Que no se traigan Indios a buscar sepulturas, ni hacer hoyos para sacar tesoros”

“Que los Indios no sean obligados a hacer barreras ni limpiar las calles, sin paga”

“Que ningún español ande en hamaca, ni andas sin notoria enfermedad”

Las Leyes de Indias rigieron las tierras españolas del continente americano, y por tanto como demuestran estos títulos, los indígenas fueron bien tratados y jamás esclavizados. Ya que, los traficantes de esclavos, estaban fuera de la ley y eran castigados con mayor rigor por ese delito que por cualquier otro cometido.

Cierto es, que con la llegada de los españoles muchos indios murieron de enfermedades, y la población indígena se vio reducida en un alto índice. Pero esto fue debido al contagio de epidemias y cepas que los españoles portaban desde sus tierras originarias. En el siglo XVI los avances científico-médicos no eran los suficientes para conocer esta situación, y la mezcla de civilizaciones propagó algunas enfermedades que no existían ni en uno ni en otro continente. Por tanto, la atribución de la bajada del índice poblacional de los indios a un supuesto genocidio español contra los indígenas es completamente falsa.

Sin embargo, si esclavizaron, maltrataron y asesinaron a los indios de América los reinos de Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda y otros más. En dichos reinos la esclavitud estaba permitida y la practicaron abiertamente. Esto explica, que a día de hoy en Brasil, Inglaterra y en una gran parte de Norteamérica hay un altísimo índice de población de raza negra. Estos habitantes negros que conviven en estos lugares, no son otros que los descendientes de esclavos africanos que transportaron portugueses o ingleses en sus barcos hacia las tierras de las que eran dueños.

También podemos observar que la población indígena de raza amerindia, abunda en lugares como Perú, México, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Chile, etc., todos estos fueron territorios de dominio español. Mientras que en países como Brasil y muchos estados de Norteamérica la raza amerindia no existe. Esto demuestra que portugueses e ingleses exterminaron cruelmente las poblaciones de raza autóctona americana de sus territorios. Para estos indígenas su única salvación fue la de huir a los territorios españoles donde sus vidas serían respetadas y no les convertirían en esclavos.

Es curioso, que los países anglosajones como Inglaterra o Norteamérica que esclavizaron y exterminaron a los indígenas de diversos continentes, sean unos de los mayores propagandistas de la leyenda negra hispánica. No tienen que darnos lecciones sobre libertad los ingleses o norteamericanos que ellos han mantenido la esclavitud de negros hasta hace apenas un siglo, mientras España prohibió la esclavitud de cualquier raza desde que existe como nación.

Una muestra de la papanatería propagandística internacional tuvo lugar en la ceremonia de los Oscars de 1987 donde una de las mayores obras maestras del cine, la película “La misión”, era premiada con un minúsculo Oscar a la mejor fotografía. Dicha película fue bochornosamente tratada por la crítica ya que en ella se narraba como los indios de las misiones de San Carlos y San Miguel, todos ellos libres y felices con la forma de vivir española, se negaban a abandonar sus tierras para entregárselas a los portugueses. En “La Misión” quedaba reflejado con rigor histórico que España tenía prohibida la esclavitud y que los misioneros que ayudaban y enseñaban a los indígenas eran jesuitas españoles. Esta versión fidedigna de la historia indignó a los críticos de Hollywood que querían fomentar la leyenda de que España era la que había exterminado a los Indios, y con ello este largometraje fue injustamente tratado de tener “poco rigor histórico”.

Los acontecimientos que narra esta película son reales, la entrega en 1750 de diversos territorios americanos por parte de Fernando VI, Rey de España, al Reino de Portugal, en el tratado de Madrid, creó el malestar de la población indígena de los alrededores del Brasil. Estos se levantaron en armas contra el ejército portugués reivindicando la devolución de estas tierras a la nación española. No fue este el único momento en el que los indios estuvieron de parte de los españoles. En diversas guerras de España contra Portugal miles de indios se alistaron voluntarios al ejército español para luchar contra los portugueses. Esto demuestra claramente el profundo odio que tenían los indios a los portugueses, por sus prácticas de esclavitud y asesinato contra los indígenas, frente al aprecio que tenían a los gobernantes, pobladores y misioneros españoles.

En conclusión, los españoles no tenemos que avergonzarnos de lo que hicieron nuestros antepasados en las tierras de América. La labor española en aquel continente fue prodigiosa. Las primeras universidades para indios las crearon los españoles en Perú y en Méjico y todavía hoy siguen en pie. Los españoles transmitimos toda la cultura que estaba a nuestro alcance y les hicimos una auténtica civilización. La misión evangelizadora de España en América ha sido la más grande de la Historia, y prácticamente la mitad de los católicos que existen hoy en el mundo es gracias a ella. Cuando uno pasea por las tierras de Perú, Méjico y otros lugares se queda sorprendido del amor que tuvimos los españoles a aquellas tierras, ya que están repletas de catedrales, oleos, cerámicas y de majestuosos edificios hispánicos. Obras de arte que fueron llevadas en barcos desde España hacia América para honrar al máximo aquellos parajes y a sus habitantes. Por ello, los españoles no debemos tener ningún complejo y defender con gran ímpetu y orgullo la Hispanidad que transmitimos a todos estos países americanos, hoy nuestros hermanos hispanos.


INICIO


 

© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.006. - España -

E-mail: generalisimoffranco@hotmail.com