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Actualizada: 05 de Octubre de 2.006.  

 
 
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Carmen Polo de Franco


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Eduardo Palomar Baró.


En la tercera semana de octubre se produjeron rumores acerca de una nueva enfermedad del Caudillo. El 20 de octubre los rumores se acrecentaron y llegaron a su climax el martes día 21 de octubre, en que alguna emisora extranjera llegó a decir que había fallecido. La Casa Civil del Jefe del Estado dio a conocer una nota señalando que había padecido un proceso gripal que se complicó con una insuficiencia coronaria aguda. El comunicado decía también que la crisis había sido superada, aunque no incluía ningún boletín médico oficial.

A las 8,10 de la noche del 21 de octubre, la Dirección General de Coordinación Informativa dio a conocer que el estado de Franco había sufrido una complicación. Según nota facilitada por la Casa Civil del Jefe del Estado, “en el curso de un proceso gripal, Su Excelencia el Jefe del Estado ha sufrido una crisis de insuficiencia coronaria aguda, que está evolucionando satisfactoriamente, habiendo comenzado ya su rehabilitación y parte de sus actividades habituales. A las diecinueve horas del día de hoy, Su Excelencia el Jefe del Estado recibió en su despacho al presidente del Gobierno, con quien mantuvo una conversación de cuarenta y cinco minutos”. Este primer texto se proponía tener efectos tranquilizadores para el país, alertado e inquieto por toda una serie de rumores que circulaban por la falta de noticias oficiales. Junto a ello se informó que seguían suspendidas las audiencias. El arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Vicente Enrique y Tarancón, pidió rogativas a todos los diocesanos por la salud de Franco.

La evolución de la enfermedad parecía favorable, hasta que el día 23 se dijo que “el Jefe del Estado ha experimentado un retroceso y han aparecido signos incipientes de insuficiencia coronaria”. La poca información oficial que se facilitaba sobre el tema hizo que crecieran los rumores. Varios procuradores en Cortes manifestaron su malestar y se declaró públicamente que “en condiciones normales y mientras las circunstancias no aconsejen lo contrario”, habría un parte médico a las dos de la tarde, a media mañana y a media tarde, y sendas informaciones de las Casas Militar y Civil del Jefe del Estado. El ministro de Información y Turismo reconoció en rueda de Prensa “que tal vez se pudo intentar sólo ganar unas horas”, pero que se había hecho porque “la delicadeza del tema y la conveniencia, aconsejaban disponer de un refrendo oficial”.

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Se entró en un período estable, con tendencia a mejorar, según los partes. Pero en el emitido a las 8,30 de la noche del 28 de octubre, los médicos señalaron que el “estado es extraordinariamente grave”. Había aumentado la hemorragia digestiva y se presentaba parálisis intestinal. Después se entró en un período estacionario dentro de la gravedad y aún de mejoría, pero sin muchas esperanzas.

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La enfermedad de Franco no sólo fue un acontecimiento que polarizó la atención mundial, sino que hizo detener casi la vida nacional. En espera de la mejoría o de la puesta en funcionamiento del mecanismo sucesorio, no hubo en principio delegación de funciones. Así pasaron varios días sin que se firmasen leyes ni decretos. La situación era insostenible y, finalmente, el 30 de octubre el Príncipe don Juan Carlos pasó a desempeñar la Jefatura del Estado en funciones. Al día siguiente presidió el Consejo de Ministros en el Palacio de la Zarzuela, mientras Franco seguía grave.

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El sábado, día 1 de noviembre, Franco oyó misa junto con sus familiares y comulgó. Parecía experimentar una leve mejoría, pero a las tres de la tarde del día 3 se presentaron síntomas muy alarmantes, que desembocaron en una “hemorragia gástrica masiva incohercible”. Los médicos decidieron operar y se preparó un quirófano en la enfermería del Cuerpo de Guardia de El Pardo. Se intervinieron una úlcera y cuatro erosiones gástricas, siendo el pronóstico “muy grave”. El postoperatorio se presentó satisfactorio, aunque el día 4 surgieron signos de tromboflebitis, que lograron contenerse.

 

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A los cinco días de la operación, se tuvo que realizar otra. Fue el 8 de noviembre y consistió en una “recesión gástrica subtotal”. La intervención fue llevada a cabo por el doctor Hidalgo Huertas. Para atender al Jefe del Estado se le trasladó a la Ciudad Sanitaria de “La Paz”, donde quedó internado. El Caudillo permaneció cuatro horas en la mesa de operaciones y los partes médicos de los días siguientes indicaron mejoría, aunque sin salir de la gravedad.

El 11 de noviembre se dijo que se habían detectado pequeños focos de congestión y edema en bases pulmonares, que eran tratados. Al día siguiente, cundió nuevamente la alarma por la salud de Franco y se difundió que seguía aumentando la gravedad.

 

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El viernes 14 de noviembre, Franco volvió a entrar en el quirófano de “La Paz”. Existían síntomas de que se había roto una sutura, ya que dado el estado general del enfermo, apenas se cicatrizaban las heridas operatorias. Se efectuó una nueva sutura y el pronóstico fue de “gravísimo”. Las hemorragias y las operaciones habían roto una sutura.

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En los días siguientes la gravedad se mantuvo y aumentó. El día 18, fueron llamados a “La Paz”, de madrugada, los familiares de Franco y los jefes de sus Casas Civil y Militar. Ello se debió a que Franco sufrió una nueva hemorragia. Luego hubo posteriores complicaciones en su ya grave estado, que desembocaron en la muerte, que acaecía a las 4,30 de la madrugada del 20 de noviembre de 1975.

 

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“El Caudillo ha entrado en el período final”. Los servicios informativos de la Dirección General de Coordinación Informativa, comunicaron a las cinco menos cinco lo siguiente: 

“Las Casas Civil y Militar comunican, a las 4,30 horas, que, según informan los médicos de turno que atiende a S.E. el Jefe del Estado, en la Ciudad Sanitaria La Paz, de la Seguridad Social, el Caudillo ha entrado en el período final. Madrid, 20 de noviembre de 1975”.

 

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A las 6,13 horas, Radio Nacional de España, en conexión con todas las emisoras españolas, comunicó: 

“Atención españoles, habla el ministro de Información y Turismo”. “Con profundo dolor y sentimiento doy lectura al comunicado siguiente: a día 20 de noviembre de 1975. Las Casas Civil y Militar de S.E., informan a las 5,25 horas que, según comunican los médicos de turno, S.E. el  Generalísimo acaba de fallecer por parada cardiaca, consecuencia de un shock tóxico por peritonitis”. 

El ministro español manifestó que a las diez de la mañana el presidente del Gobierno se dirigiría a la nación por radio y televisión. Y a continuación añadió: 

“Desde la misma tristeza en esta hora dolorosa para España a la que Franco entregó toda su vida, recemos una oración por su alma y tengamos, al propio tiempo, un recuerdo muy especial para su familia que hoy está en la vanguardia del inmenso dolor nacional”. 

Tras las palabras de León Herrera Esteban, Radio Nacional emitió el Himno Nacional español.

En el momento del óbito se hallaban junto al Caudillo sus hijos los marqueses de Villaverde, sus nietos Francisco, Cristóbal, Merry, Mariola y el duque de Cádiz. Dos horas antes habían abandonado “La Paz” la duquesa de Cádiz y Rafael Ardid.

Doña Carmen Polo de Franco recibió la noticia del fallecimiento de su esposo, por el marqués de Villaverde, con gran dolor pero al mismo tiempo con gran resignación y entereza.

Francisco Franco Bahamonde murió a los 82 años de edad, tras 49 de general y 39 años, un mes y veinte días al frente del Estado español. El óbito se produjo después de 39 días de luchar contra la muerte y coincidió con el 39 aniversario del asesinato, por las hordas rojas, de José Antonio Primo de Rivera, en el patio de la cárcel de Alicante.

En esa hora triste para la Patria, desaparecía el que con tanta abnegación, llevada hasta el heroísmo de una manera casi permanente, se sacrificó por ella durante toda su vida. El cardenal primado, don Marcelo González Martín, manifestó: 

“Nadie arrebatará jamás al Jefe del Estado que acaba de morir el honor de ocupar una de las páginas más gloriosas en los anales de la historia patria. La que él ha escrito con su vida y con su muerte es tan excelsa que podrá seguir iluminando a todos los españoles con tal de que exista una sola actitud: buena voluntad”.

Después, desgraciadamente, llegó a España “la hora y los años de los enanos”...


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