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Actualizada: 18 de Diciembre de 2.007.  

 
 
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Carmen Polo de Franco


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 No me cuentes más por favor.


Por AguilaEs. 


Al parecer, la serie de TVE1 “Cuéntame como pasó”, ha llegado a su esperado capítulo sobre la muerte de Franco. No sé si ya por fin terminará éste bodrio televisivo, que bajo una apariencia familiar, divertida y amena esconde el ya consabido y claro objetivo de decir “Franco=caca / Democracia=biennnn”.

La serie ha estado llena de detalles falaces desde un principio. Se nos presentaba a un maestro de escuela histérico, gritando los dogmas de la españolidad, del patriotismo y la religión, en definitiva, una figura esperpéntica para reírse de ella; cuando perfectamente podríamos hacer un “cuéntame” de nuestros días democráticos presentando a un maestro de escuela progre, barbudo y desarrapado, gritando histéricamente los dogmas de la tolerancia, el multiculturalismo y la progresía. O tal vez enseñando los dogmas de “la ciudadanía”, y si ése maestro es separatista, ya el esperpento subiría hasta los dogmas peneuvistas y de Carod. Personalmente creo que los maestros democráticos tendrían mucha más sustancia a la hora de servir para un personaje esperpéntico. No digamos también del cachondeíto que se trajo la serie con el “Espíritu Santo Paráclito”, presentando ésta palabra como algo risible. ¿No deberíamos reírnos hoy en día de otras palabras como “consenso” “hemiciclo”, “ciudadanía” y “talante”?, repetidas hasta la saciedad como una perpetua oración laica?.

Más retahíla de paparruchas cuando Tony hacía la mili y tenia un compañero vasco al que los mandos despreciaban llamándole “vasquito”. Ésta situación hoy en día lo único que puede hacer en quien vea la embustera serie es alentar la creencia que en aquella época a los vascos se les tenia maltratados, cuando en época de Franco, los vascos eran tratados por igual, como cualquier madrileño, cualquier andaluz o cualquier gallego, a diferencia de la Santa democracia, que ha convertido aquella región en un avispero de separatismo, odio y fomento de la mentira.

La serie pretendía ser “imparcial”, presentando gente de todas las ideologías de la época. Entre los “buenos”, había uno conservador (Leblanc), que combatió en el bando Nacional, pero claro, combatió por “la monarquía”. Era imposible que un “bueno” de la serie hubiese combatido por la causa de Franco o La Falange. Los falangistas son presentados en la serie como una especie de “bichos” que aparecen de vez en cuando a vigilar en los bares, a mirar mal y a armar gresca. El único franquista de la serie es Don Pablo, presentado como el arquetipo de agrio, machista, prepotente y golferas, como queriendo dar una imagen de que los franquistas eran todos ricos, potentados y abusones. Desgraciadamente la jugada les ha salido un poco mal a los de la serie, pues Don Pablo ha acabado teniendo muchas simpatías entre espectadores varones, que se identifican mucho más con el golfete que con el desgraciadillo de Antonio Alcántara, paradigma del merluzo con ansiedad perpetua.

Los hijos de Antonio pretenden representar a la juventud de la época; el mayor flirteando constantemente con el marxismo soviético y ahora el pequeño con el marxismo chino. Ésta serie, centrada en lo político e ideológico, se olvida de que la juventud de la época tenía fundamentalmente otros intereses: la música; todos los jóvenes de la época ansiaban tener su guitarra eléctrica, su batería y hacer un grupo ye-yé sin política de por medio; su tocadiscos y sus pequeños vinilos; tener su moto para gozar de libertad y tontear con las chicas, tal como cantaban Los Bravos; tener su primer cochecillo, generalmente un SEAT 850 Sport, y un buen empleo que les permitiese casarse y comprarse un piso; por cierto, mucho más asequible que en los democráticos tiempos actuales. Nos presentan en la serie a unos personajes constantemente preocupados por la política, cuando es en los tiempos democráticos cuando la política se ha metido de por medio en todo, enfrentando y separando. Aún así hay izquierdosos que no les gusta la serie, porque según ellos no se refleja el “horror” de aquellos tiempos; concretamente uno de ellos es aquel que en aquellos tiempos ganó tanto dinero con el cine: Gutiérrez Caba.

¿Los “grises”?. Un familiar mío estuvo en 1972 en la escuela de policía y lo primero que decían los profesores era que no utilizasen el arma, así, en una manifestación de pacíficos obreros del 1 de mayo a comienzos de los 70, fueron los policías de paisano, porque el director les ordenó ir desarmados; siendo identificado un policía novato por los “pacíficos” obreros y linchado el policía hasta la muerte, lo que provocó que los “grises” se cabreasen con su director y le agarrasen de la camisa en su propio despacho, por ordenarles ir indefensos. ¿No habría que acordarse también de los “azules” de la democracia, que aporrean y gasean cuando al maravilloso sistema actual le conviene, igual que en cualquier régimen? Aparecen en la serie de vez en cuando encapuchados pegando palos al “bueno” de Juan Echanove, al grito de “Viva Franco” y “Arriba España”, pero no aparecen en la serie aquellos canallitas marxistas, guarrotas y rojetes de la universidad, que si no les seguías el rollo y si no les apoyabas en sus constantes broncas y tumultos, eras un alumno marginado y con propensión a que te pegasen una “republicana” paliza. Tan solo aparecen en la serie una versión descafeinada: las amiguitas rojillas de Carlitos, las admiradores de Mao, las que luego llevaron por el camino de la bronca y el tumulto a tantos compañeros incautos, poniendo sus encantos femeninos por delante, para atraer mejor adeptos al “rojismo”. Muchos de éstos petimetres acabarían hinchados de porros en la universidad, sus amiguitas regalando a varios a la vez sus atributos reproductores, y hoy en día de jerifaltes del sistema democrático, ejerciendo de pequeños dictadores progres en sus despachos políticos, sus cátedras, sus periódicos, y sus micrófonos.

No hablemos de cuando las amiguitas de Carlitos se colocan la chapita del sátrapa y mercenario cubano “Che” Guevara y aparece un profesor represivo y malvado que las recrimina chulamente por llevar esa cosa, con voz en “off” añadida que dice que en aquellos tiempos no había libertad para llevar puesto lo que quisieras y hoy sí; cuando la triste verdad es que hoy en día si llevas una chapita de José Antonio o Franco imagínate la que te cae encima. Por no hablar de si simplemente llevas un polo o pantalón con los colores de la bandera de España, te puede caer como mínimo una brutal paliza en el metro o en la discoteca.

El cura “oficial” de la serie no podía ser otro que Eugenio, el cura “bueno”, es decir, progre. Y por supuesto, acaba saliéndose de cura, con lo cual para los guionistas se ve que el mejor cura es aquel que no es cura. El padre de Antonio es por supuesto un fusilado republicano, y cómo no; inocente. En definitiva, una serie diseñada por y para lavarnos el coco con la historia que el sistema quiere que sea la verdad oficial. Naturalmente para ese sistema; sólo puede ser bueno un régimen bipartidista homologado; y por tanto; recordar una “dictadura” que hizo cosas buenas es algo hoy impensable, pues echaría abajo todo el chiringuito montado de forma mundialista; por lo que hay que hacer todo tipo de series, documentales y editoriales para dejar claro que el régimen de Franco era algo malísimo, de una forma que llega al paroxismo infantil. Una serie que parece decir que en España vivían 40 millones de habitantes dominados por un único señor bajito y sus policías vestidos de gris, cuando la única manera de que ése señor estuviese donde estaba era porque la mayoría de los españoles le respetaban y estaban con él, y lo demostraron con el referéndum de 1966, cuando el voto democrático de España dio la victoria a Franco, con las largas colas de su despedida y con las manifestaciones multitudinarias allá por donde pasaba.

Un servidor no necesita “Cuéntames” ni que me cuenten cuentos; para contarme cómo fueron aquellos años ya tengo a mis padres los cuales jamás corrieron delante de los grises, sino que se dedicaron a estudiar y a vivir en paz; no eran ricos ni pobres, eran de ésa clase media que creó Franco, pero descendientes de campesinos; pudieron comprarse un piso y un hermoso coche de cuatro puertas; todo de una manera más asequible que hoy en día. Tengo las fotografías de la época, donde aparezco yo jugando en la arena, sin ningún policía de gris pegándome con la porra, mis padres haciendo su vida normal, sin cara de estar aterrorizados, y las casas, los coches, las imágenes que representan una sociedad normal y en progreso constante.

Quizá con los supuestos “terrores” de la época de Franco, ésos que tanto asustan a los anormales de Tony Alcántara, a la mindundis de su hermana y a otros peleles que aparecen en la serie; habría que contrastar los terrores de la “democracia”: esos que no nos dejan salir a la calle por si explota algún petardo made in ETA, si te mete un navajazo un yonki lleno de “libertad” para tomar lo que el quiera, algún delincuente de cualquier país con metralleta o cuchillo, o a que por decir algo bueno de Franco, el actual sistema te condene a la muerte civil o a no publicarte nada o a meterte en una lista negra donde no encontrarás trabajo ni nada.

Señores de Cuéntame, no me cuenten más por favor. Cuenten mejor por qué en la democracia han desaparecido fábricas e industrias, empresas, por qué la gente hoy no puede ni quiere tener hijos, algo que es ley de vida y totalmente natural; por qué se pierden las costumbres y la identidad, por qué España ha caído en la jaula de los poderes internacionales, ha perdido su ejército, su independencia, hace el ridículo a causa de sus gobiernos, se ha llenado de escándalos de corrupción, se ha dividido en gobiernos independientes que pugnan por fomentar el odio y el separatismo; se ha llenado de muertos por terrorismo y de muchos más muertos por el aborto. Cuenten por qué la democracia llenó el país de drogadictos, ansiosos de libertad y buen rollito, que acabaron muertos, transmitiendo SIDA a mansalva o robando, en la epidemia de drogas de los chanchi pirulí años 80. O por qué los adolescentes pegan a sus profesores y padres. Todo una maravilla.


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© Generalísimo Francisco Franco. Noviembre 2.003 - 2.007. - España -

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