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Actualizada: 15 de Abril de 2.008.  

 
 
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 Réplica a un general.


- ¿De qué vais, tropa adocenada? -


Por Pablo Gasco de la Rocha.


Una de las instituciones de la nación que no debería contaminarse con los enredos del discurso político es el Ejército. Pues, aun siendo una institución dependiente del poder civil, tiene encomendadas funciones y prerrogativas que exceden con mucho, hasta la propia supervivencia del mismo sistema político que reconoce y propicia. De ahí, que aunque el régimen político cambie, la nación permanezca. Sin embargo, el fenómeno de las "sociedades secretas militares", tan pernicioso para la vida de los ejércitos y para la propia nación, ha sido algo universal en nuestro país, que también ha contando con una influencia perniciosa, la masonería. Lo que sin duda explica muchas de las actuaciones de quines deben conducirse con el máximo rigor en la defensa de la integridad de la Patria y de su orden constitucional. Funciones que son inherentes a los ejércitos nacionales, su misma razón de ser.  

La máxima de proteger a nuestras FFAA de los vaivenes políticos ha terminado por situarlas más como servidores del Gobierno de turno, es decir, de un partido político, que como servidores de la Nación, del Estado y de la Patria. Lo que sin duda enreda la cuestión de sus funciones, de su independencia o dependencia respecto al poder civil y de su papel en el caos político que a todas luces es evidente. De ahí, qué nadie entienda que el Ejército de España se halla inmiscuido de la guerra que ETA mantiene contra la nación española y sus Instituciones; que consienta existan regiones en las que no ondee la Bandera Nacional, y que no se respete el orden constitucional, su única función política.

Por ende, y como servidores de lo que a todas luces trasluce su actuación, es decir, servidores del partido político que ocupa el Gobierno, se les ha encargado que evalúen y completen una lista lo más exhaustiva posible de los últimos vestigios escultóricos o plásticos que todavía queden en sus dependencias de la época de Franco. Y ahí está toda esa tropa adocenada, al mando de los mercenarios que vienen de fuera, completando, al unísono con los políticos PSOE, IU, PNV, ERC, BNG, EA y CIU, todo vestigio de una época gloriosa, despreciando a quines fueron sus compañeros y sus mandos, y obviando que esos símbolos representan a un Ejército que, secundado por una gran parte del pueblo español, se alzó contra un Gobierno tiránico y fraudulento, y, cumpliendo lo que preceptúa la ley constitutiva de todo ejército nacional, se erigió en defensa de la Patria, defendiéndola de sus enemigos exteriores e interiores. Al margen, del incumplimiento que hacen de las Ordenanzas respecto de lo que dicen de Franco, Generalísimo a perpetuidad de los Ejércitos de Tierra y Aire, y de la Armada.

Adocenado políticamente, y con una ceguera suicida en lo que concierne a su función constitucional, nuestro Ejército ha querido destacarse como fuerza militar que contribuye al dividendo de paz internacional, pero, a tenor de lo que ha sido su actuación en la guerra que apoyamos, Guerra de Irak, tampoco parece que tengamos mucho de qué gloriarnos: "se trataba de impedir que el clérigo Muqtada al-Sadr incendiara la región con su naciente Ejército de Madhi, mediante la negociación y acuerdos prácticos, evitando su detención que supondría graves daños colaterales" (Reflexiones Militares sobre la participación española en Irak, artículo publicado en "La Tercera" de ABC, 2/4/08) Actuación que, como a la postre se comprobó, creó "un problema gravísimo al Mando norteamericano, al no haber eliminado o detenido al clérigo terrorista".

Como tampoco es cierto lo que en dicho artículo refiere a modo de queja lastimera el General de División en la Reserva, don Ricardo Martínez Isidoro, referente a que el pueblo español no tenga una opinión acertada sobre la actuación de sus FFAA en aquella guerra ilegal, ilegítima e inmoral, por mucho que él "no perciba una opinión general sobre lo que allí hizo nuestro Ejército de Tierra". Pues, es evidente, que su papel, no sólo en aquella Guerra sino en todas las misiones internacionales a las que se nos manda, se circunscribe en desmarcarse de las operaciones militares y concentrarse en operaciones cívicas: asistir parturientas, montar guarderías, apagar incendios y cuidar ancianitos.

Pese a que el ilustre jubilado eche mano de eso tan socorrido que es la épica, venga a cuento o no, y termine diciéndonos para impresionarnos que "los siete militares españoles del CNI asesinados nunca lo serán en vano en la regeneración de Irak".

¿De qué vais, tropa adocenada?


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