| El peligro del
            radicalismo islámico. Adrián
            Fernández.
              El
            Gobierno de Rodríguez Zapatero vive una auténtica luna de miel con
            el mundo musulmán, no en vano, "gracias" a unos fanáticos
            asesinos islámicos, junto a la Cadena Ser y otros medios de Polanco
            (Grupo Prisa), se envenenó y engañó a la ciudadanía, llegando
            incluso la Ser a inventarse lo de los "musulmanes inmolados en
            los trenes del 11-M". La catadura moral de un Gobierno que sale
            de las urnas engañando al pueblo, junto a sus mariachis mediáticos,
            está clara.
            
             El
            dominio islámico comenzó con los petrodólares para construir
            mezquitas. Eso sí, una parroquia cristiana es imposible construir
            en una nación islámica.
            
             En
            los países árabes se mueren de hambre las gentes, pero los
            gobiernos gastan en lujos suntuosos el dinero o en mandar construir
            mezquitas en Europa, tierra preferente de invasión.
            
             El
            arzobispo de Esmirna (Turquía), Monseñor Bernardini, presentó en
            el Sínodo
            
             de
            obispos de 1999 éste escrito: "Durante un encuentro
            cristianos-musulmanes, un notable musulmán, dirigiéndose a los
            participantes, dijo: "Gracias a vuestras leyes democráticas os
            invadiremos, gracias a nuestras leyes religiosas, os
            dominaremos".
            
             Los
            sucesos de Francia, como último suceso, nos hacen pensar que la
            cohabitación islamo-cristiana, nunca fue buena, ni desgraciadamente
            lo será.
            
             Según
            el Corán, cristianos y judíos son infieles, y un musulmán no está
            obligado a mantener la palabra dada a un infiel.
            
             La
            invasión de Europa y su "reconquista mora" ha empezado
            hace años. Existen algunos grupos extremadamente peligrosos y
            fanatizados, como los recién detenidos en Granada y Alicante.
            
             Ciertos
            sectores radicales islámicos no aceptan las normas de convivencia
            social, pero sí sus subvenciones por parte del Estado.
            
             La
            integración se aprecia nula. Alerta, pues.
            
            
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