| Cadena Perpetua. 
			Jaime L. Con sentencias como
            la impuesta a Tony King se reabre el debate... ¿Cómo castigar de
            forma efectiva crímenes como el asesinato? ¿Cómo hacer, además,
            para evitar que el culpable reincida? Seamos serios, la actual política
            de “derechos del asesino” es una burla para los asesinados, para
            sus familias y para la Justicia misma. Se les condena, en el mejor
            de los casos, a penas desproporcionadas por la suma de las condenas
            de todos sus delitos, penas que no podrían cumplir aunque vivieran
            cinco vidas (es el caso de muchos etarras) pero, ¡con España hemos
            topado!, el máximo legal de estancia en prisión para cualquier
            condenado es de treinta años. No contentos con ello, se les da la
            facilidad de reducir aún más su ya reducidísima pena por temas
            tan honrosos como ajenos a los asesinados (matricularse en una
            Universidad a distancia, mostrar arrepentimiento por sus
            inalterables actos o tener una familia que le apoye para poder
            desarrollar una vida social normal fuera de prisión).
            
             ¿Cuántas
            veces, etarras, violadores o sicarios, han reincidido en sus actos
            delictivos no ya una vez reducida y cumplida su condena, sino en
            pequeños permisos de salida de tan solo días de duración? ¿Por
            qué familias enteras, que no volverán a ver a sus hijos, padres o
            hermanos tienen que cruzarse años después cada día, con los
            asesinos de sus familias? Todo esto pasa en España, y siento mucho
            decirlo, porque España es un país, hoy por hoy, permisivo ante el
            delito y acomplejado en sus condenas judiciales. 
            
             No
            creamos que porque rija en España un sistema democrático,
            respetemos los Derechos Humanos y estemos dentro de la UE no podemos
            endurecer nuestro Código Penal. En serísimos países de mucha más
            tradición democrática que España, tan europeos como nosotros y
            absolutamente humanitarios - tal es el caso de la Gran Bretaña - se
            aplican medidas lógicas como la cadena perpetua en casos extremos.
            Y en España ocurren muchos casos extremos. Esto evitaría la
            reincidencia, las ridículas penas y favores que se están llevando
            a cabo en España desde hace años que tan solo benefician a quien
            menos deberían beneficiar, y contribuiría además a asustar a los
            futuros delincuentes, sin ser ninguna falta o afrenta a los Derechos
            Humanos de los condenados.
            
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